Por Pablo Miranda
Guadalajara, Jalisco. (Agencia Informativa Conacyt).- Para mitigar los daños ambientales generados por la industria de ladrillos artesanales, el doctor Jorge del Real Olvera, especialista del Centro de Investigación y Asistencia en Tecnología y Diseño del Estado de Jalisco (Ciatej), propone “encapsular” en gotas de agua los gases y partículas que emiten los hornos de leña empleados en la cocción de los ladrillos.
El investigador detalla que la estrategia consiste en colocar “lavadores de gases” en las chimeneas de los hornos. Estos dispositivos comerciales rocían líquidos, en este caso agua, para atrapar algunos de los gases y partículas que se encuentran en el humo de las chimeneas, transmitiendo la carga contaminante de un flujo gaseoso a uno líquido; posteriormente, el agua es depurada con sistemas fisicoquímicos y biológicos para que así se pueda reutilizar en la misma industria.
“Colocamos un ‘lavador de gases’, que es un dispositivo que emula el efecto de la lluvia en grandes ciudades contaminadas; cuando llueve es poco común que haya contingencias ambientales, es como si no existiera la contaminación atmosférica, pero sí está y la lluvia ayuda a que estos contaminantes sean arrastrados de la atmósfera al suelo”.
Un primer paso ecológico
Esta propuesta forma parte de un proyecto colaborativo entre Ciatej y el Centro de Innovación Aplicada en Tecnologías Competitivas (Ciatec); en esta investigación, el equipo de Ciatec, encabezado por el doctor Sergio Alonso Romero, se encargó de evaluar y sugerir mejoras a los hornos artesanales para optimizar la producción de ladrillos y el uso eficiente de energía.
Por otra parte, en el Ciatej, desde donde colaboró el equipo del doctor Del Real, se cuantificaron y analizaron los gases contaminantes que generaban dos modelos específicos de hornos: el MK2 y el de tiro abierto. El primero de ellos cuenta con una estructura dividida en dos cúpulas interconectadas por ductos, estos sirven para transferir y aprovechar el aire caliente entre ambas cámaras antes de desechar el humo a la atmósfera por la chimenea.
Mientras que el horno de tiro abierto es una estructura de cuatro paredes fijas que no cuenta con un techo, por lo que el humo que emana no emerge desde una chimenea. Posteriormente, y después de analizar la emisión de contaminantes en ambos hornos bajo condiciones normales de operación, se replicó el mismo ejercicio de medición de contaminantes, pero esta vez empleando el “lavador de gases” durante el periodo de quema.
“Cuando el horno MK2 opera sin lavador se emiten gases contaminantes, como humo negro debido al hollín y vapores; pero con el lavador de gases, que simula la lluvia, se hace caer agua en forma de pequeñas gotas a través del interior de la chimenea, de manera casi inmediata el humo negro desaparece, y en su lugar sale vapor”, detalla el investigador del área de Tecnología Ambiental de Ciatej.
Aunque el doctor Del Real señala que los “lavadores de gases” comerciales convierten los hornos en estructuras que no generan humo, recalca que aun así se siguen produciendo vapores y otros gases contaminantes; sin embargo, es posible percibir la reducción de partículas negras de carbón que normalmente se encuentran en el humo que sale de las chimeneas luego de utilizar el dispositivo.
Contaminantes atrapados
En este proyecto interinstitucional se trabajó con productores ladrilleros de los municipios de León y Acámbaro, en Guanajuato. En el sitio, relata el doctor Del Real, se colocaron los “lavadores de gases” para analizar los resultados, encontrando que en el horno MK2 había una reducción de 100 por ciento del humo negro y 70 por ciento de gases contaminantes; y en el de tiro abierto, la disminución fue de 50 por ciento en ambos parámetros.
“Principalmente buscamos en el mercado que los lavadores usados sean de construcción sencilla y con materiales accesibles, pero que produzcan pequeñas gotas de agua, entre más pequeñas la captura de gases y partículas es mejor. Tratamos de generar nubes de agua que vayan a contraflujo de los gases para que atrapemos mayor cantidad de materia”.
El doctor señala que en estos procesos también pueden utilizarse otros líquidos para atrapar los contaminantes; sin embargo, estos suelen ser de precio elevado y podrían representar una complicación económica para los productores de ladrillos artesanales, por lo que se optó por usar agua en los dispositivos que se probaron.
El agua utilizada retiene los contaminantes, y el investigador señala que este líquido puede ser depurado mediante otros procesos para retirar las sustancias nocivas que atrapó para dejarla en condiciones óptimas para que pueda ser reutilizada para la fabricación de más ladrillos.