Por Ana Luisa Guerrero
Ciudad de México. (Agencia Informativa Conacyt).- Prácticas invasivas, suministro de medicamentos injustificados, negación de la atención médica, trato deshumanizado, discriminación, insultos, bromas y otorgar poca información son algunas formas de violencia obstétrica que a diario padecen las mujeres en México.
Y si a ello se suma que 46 por ciento del total de nacimientos en 2014 fue por cesárea, cuando la Organización Mundial de la Salud (OMS) estima que esta práctica es indispensable solo entre 10 y 15 por ciento de los partos, el panorama nos hace cuestionar ¿dónde están los casos de partos respetados?
La Norma Oficial Mexicana NOM-007 establece los derechos en la atención de las mujeres durante el embarazo, el parto y el puerperio, así como del recién nacido, al tiempo que rige favorecer la humanización del parto y evitar las cesáreas.
En Espacio para parir diferente. Un acercamiento a las casas de parto en México, la doctora Georgina Sánchez Ramírez visibiliza estos lugares y a sus protagonistas, mostrando que son una opción para las mujeres que desean “recuperar el lugar preponderante y sagrado de ser la protagonista de su parto sin medicalización innecesaria”.
Tras presentar esta obra en la 38a Feria Internacional del Libro (FIL) del Palacio de Minería, la investigadora de El Colegio de la Frontera Sur (Ecosur) explicó que en el país la atención del embarazo y el parto se ha institucionalizado y medicalizado, tratándolos como una enfermedad, por lo que esta obra muestra otros modelos y espacios de alumbramiento.
“Desde hace un tiempo se ha observado el incremento de la violencia obstétrica a partir del trabajo de otros colegas, entonces era importante para nosotros saber qué estaba pasando con la otra cara de la moneda, con algo que pareciera ser una ilusión, como el parto respetado”, dijo.
Obra científica
Basada en etnografía feminista, la investigación inició detectando casas de parto en el país, una tarea delicada ya que están al margen de la ley debido a que la Secretaría de Salud las clasifica como irregulares. Se detectaron nueve casas de parto a lo largo del territorio nacional, aunque no todas estaban en operación debido al acoso de la autoridad. Se pudo
trabajar con cinco, realizando una labor etnográfica para conocer cómo funcionan, qué modelo de partería llevan a cabo, qué servicios ofrecen y cómo son sus instalaciones, entre otros aspectos.En entrevista, la investigadora nacional nivel I señaló que en sus páginas, con absoluto rigor científico, el lector puede entrar a estas casas de parto, sumergirse en el ambiente que se respira, conocer a las directoras, parteras y doulas (asistentes de partería), así como a las usuarias a través de sus testimonios, a quienes se les respeta completamente su confidencialidad.
“Recuperamos las voces de usuarias que habían parido en estos lugares y para ello seleccionamos a mujeres de cierta edad, con determinada escolaridad y que tenían hijos menores de cinco años”, destacó.
Adicionalmente, en aras de dimensionar la situación que priva al respecto, la autora incluye un recuento histórico de las políticas demográficas en México, y de cómo a principios del siglo pasado las mujeres podían parir en su casa y que ahora se penaliza esta práctica tras la institucionalización de que los alumbramientos deben ser en hospitales.
No obstante, también documenta disidencias de parteras que están en desacuerdo con algunas medidas que se están tomando a nivel de organización de partería, porque algunas quieren ser autónomas y no someterse a procesos de certificación y regularización; o bien, complicaciones que se suscitan en los partos y se detalla qué hicieron las parteras en esos casos.
A partir de esta vasta investigación, se conformó un libro que proyecta las posibilidades para tener partos respetados en el país y que resulta pertinente porque cada vez es más frecuente la violencia obstétrica y se mantiene al alza el número de cesáreas practicadas.
La doctora Georgina Sánchez Ramírez destacó que este libro es recomendable para público de todas las edades y sin distinción de sexo, ya que puede ser útil para las abuelas que dieron a luz a través de estos procedimientos, como para mujeres que tuvieron cesáreas y desean tener más hijos, para desmitificar que los embarazos sucesivos deben realizarse por esta misma vía; o bien, para aquellas que tuvieron parto y les imprimieron la idea de que debían ser sometidas a episiotomía.
Finalmente, la investigadora de Ecosur indica que ya vislumbra una nueva línea de trabajo referente al parto respetado en los hospitales.