Por: Antonio Vargas Navarro
El implementar ideas creativas para hacer las cosas de manera diferente, puede llevar a una organización a tener una posición privilegiada en el mercado.
La competitividad se define como contar con la capacidad para competir. Por tanto, hablar de ser competitivos es hablar de sobresalir en un mercado gracias a nuestra capacidad de hacer las cosas bien, o diferente, o más rápido, o más sencillas, o más personalizadas, o de forma más económica, por mencionar algunas de las estrategias más conocidas.
Según el Foro Económico Mundial, con sede en Suiza, los países más competitivos son aquellos que ya lograron un alto grado de eficiencia en ciertos factores clave, pero que además le están dando un fuerte impulso a la innovación y a la sofisticación de los negocios. Situación que bien podemos extrapolar a lo que sucede actualmente con las empresas.
La innovación, por su lado, la han definido Luecke & Kantz como la implementación exitosa de ideas creativas en la organización. Pero, ¿para qué nos sirve la innovación? Justamente para hacer las cosas diferente, para lograr una mayor especialización, para fortalecer la cadena de valor, pero sobretodo para generar nuevos mercados y paradigmas que nos permitan tener una posición privilegiada en el mercado.
Recordemos que la innovación puede hacer que cualquier empresa o industria deje de ser vigente casi de la noche a la mañana. La tecnología del cuarzo vino a cambiar toda la industria relojera mundial; el desarrollo de los plásticos vino a revolucionar la industria del empaque; el Internet vino a acelerar grandemente la forma como se transmite y se comparte el conocimiento.
LOGRAR INNOVAR IMPLICA ESTAR ATENTOS A ALGUNOS FACTORES CLAVE, COMO LO SON:
a) Definir claramente el área en que se quiere sobresalir, la cual debe estar ligada a la misión y visión del negocio.
b) Revisar continuamente las fuentes más comunes de la innovación, como pueden ser los cambios demográficos y de mercado, los nuevos hallazgos de la ciencia, cambios de percepción de las personas o las nuevas necesidades de nuestros procesos.
c) Desarrollar al máximo la creatividad del equipo de trabajo, recordando que una empresa es la suma del talento que está ahí reunido.
d) Fomentar el principio de hacer las cosas como nunca se han hecho antes.
e) Premiar toda aquella propuesta de innovación y/o de mejora que se haya aprobado e implementado con éxito en la organización. Con ello se motiva la repetición de ese comportamiento virtuoso.
La innovación implica riesgos y fracasos, pero el verdadero innovador va tras los beneficios de lo que sí resulte exitoso. La innovación en general tiene un costo alto, pero es más alto el costo de quedar fuera de mercado. La innovación a veces es un proceso largo y complicado, pero cualquier proceso con el tiempo y la repetición tiende a volverse más sencillo y fácil de manejar. La innovación hoy por hoy es la herramienta y la vía para ser competitivos. Las mejores empresas ya están en ese camino… ¿y la suya?