El estudio lo reconoce como factor contribuyente para incremento de la obesidad y se pretende que este tipo de estudios puedan ser base científica para políticas públicas a nivel nacional
A fin de corroborar en la población del estado de Sonora la presencia de variantes del gen FTO, el cual se ha asociado a los mecanismos que regulan la sensación de saciedad, se llevó a cabo un muestreo entre adultos jóvenes de la entidad por parte del Centro de Investigación en Alimentación y Desarrollo (CIAD). El resultado fue el hallazgo de la variante genética que incide como factor para el desarrollo de obesidad.
Quien dirigió el trabajo científico fue el doctor Humberto Astiazarán García, coordinador de Nutrición del CIAD. En entrevista reconoce que el actual ritmo de vida permite un entorno que brinda las condiciones para la promoción de la obesidad (ambiente obesogénico) y que si a ello se suman factores genéticos que pueden influir en conductas como la saciedad, por ejemplo, se incrementa la posibilidad de aumentar el peso corporal y sus consecuencias.
La literatura científica reconoce desde 2007 un gen llamado FTO que está relacionado con la obesidad, principalmente en población anglosajona. Hace unos años se le denominó como el “gen de la obesidad”, erróneamente de acuerdo al doctor Astiazarán García, pues en el proceso están involucrados de diferente forma más de 600 genes, pero hay algunos denominados switch maestros (reguladores) en los que hay que poner especial atención, como el FTO.
El investigador agrega que también era del conocimiento del equipo científico que cuando el gen FTO presenta variaciones en su estructura, llamadas polimorfismos, se ve afectada la capacidad del cuerpo para mantener un índice de masa corporal saludable; la alteración de éste es uno de los factores que pueden relacionarse con la presencia de obesidad.
“Hicimos el estudio exploratorio y el objetivo era identificar la presencia del polimorfismo del gen FTO circulando en la población y de manera colateral explorar si se podría asociar a algunas características particulares, por ejemplo, el índice de masa corporal, el nivel de actividad física y/o a la dieta misma. En los jóvenes de la muestra encontramos que el FTO presenta una variable de riesgo A, es decir, que en vez de tener una citosina tiene una adenina”.
El coordinador del laboratorio de Patología Experimental del CIAD añade que este gen en particular tiene un proceso de regulación metabólica en donde los factores de transcripción están relacionados directamente con la saciedad, en otras palabras, quien tenga la variable de riesgo tendrá dificultad para controlar su apetito.
“Somos de la idea que si conocemos el fondo genético de la población con predisposición a la obesidad podríamos diseñar programas de intervención o políticas públicas dirigidas específicamente. No es el mismo fondo genético de quienes viven en el sureste del país que lo que habitan el centro, el bajío o el norte, de manera que la respuesta a una intervención no será la misma para todos”, concluye el doctor Humberto Astiazarán García.
El trabajo fue realizado por el alumno de maestría Pablo Alejandro Rendón del Cid fue reconocido con el galardón “Dr. Gastón Madrid Sánchez 2016”, que promueve la Secretaría de Salud estatal para incentivar la investigación en la materia. (Agencia ID)