No solo eficientan sus características físicas, si no que con su empleo logran reducir costos de una obra
El tereftalato de polietileno, mejor conocido como PET por sus siglas en inglés, es reconocido como plástico de desecho contaminante, pero no es así para dos científicos mexicanos que lo emplean en el mejoramiento de materiales de construcción.
La estudiante de la maestría en construcción María Isabel Arteaga Capistrán y el académico Juan Bosco Hernández Zaragoza, ambos del área de Materiales de la Facultad de Ingeniería de la Universidad Autónoma de Querétaro (UAQ), emplean fibras de PET reciclado para mejorar las características físicas en morteros, es decir, la mezcla de cemento, arena y agua.
El resultado es una mayor resistencia mecánica y rigidez, además de un ahorro en los costos de las materias primas en la elaboración de este material para la construcción.
El doctor en ingeniería de materiales para la construcción Hernández Zaragoza explicó que el PET empleado en la UAQ se corta con variaciones de longitud y de tamaño, y de acuerdo con éstas se valoran diferentes características de resistencia del material.
“Se hacen pruebas colocando diez por ciento de PET en una mezcla de mortero y se miden sus características, tal como se hace con 20 por ciento de la mezcla, con el fin de elaborar un catálogo de resistencias a partir de esas variaciones. En la Facultad trabajamos también con otros polímeros naturales o de reciclado y con ellos se mezcla el PET”.
El mortero convencional tiene una resistencia a la flexión aproximada de 15 por ciento, pero los investigadores de la UAQ pretenden aumentarla a 20, 25 o 30 por ciento utilizando PET.
Por su parte, Arteaga Capistrán refirió que a mayor resistencia a la flexión se utiliza menos acero. “La utilización del PET en las mezclas de mortero ofrece ventajas importantes, como una disminución en los costos de producción respecto a los convencionales debido a que se hace una sustitución parcial de los agregados, en particular, la arena. Estamos trabajando en las propiedades mecánicas y que se ajusten a las normas mexicanas”, destacó.
Actualmente se llevan a cabo las últimas pruebas mecánicas del producto, cuyos resultados quedarán plasmados en la tesis de maestría de María Isabel Arteaga Capistrán.
“El siguiente paso en pruebas será las que den las claves para presentar la solicitud de patente. Nos interesa poder transferir la tecnología mediante un convenio muy bien hecho en el que de importantes resultados, y adaptado a las necesidades del interesado”, puntualizó Hernández Zaragoza, quien es miembro nivel I del Sistema Nacional de Investigadores, del Consejo Nacional de Ciencia y Tecnología. (Agencia ID)