Durante el estudio se descubrió que dicha sustancia predispone a los jóvenes a tener enfermedades graves de tipo neurológico como Alzheimer y Parkinson
“El alcohol es una droga socialmente aceptada en México y varios países que representa un problema de salud terrible, ya que su consumo es una práctica que daña las células de los jóvenes”, refirió la científica de la Universidad del País Vasco, Adela Rendón Ramírez, quien a partir de esa idea realizó un estudio con universitarios entre 21 y 23 años que frecuentaban la ingestión de dicha sustancia. Durante su investigación se identificó que el ADN de los jóvenes presentó predisposición a un daño que podría derivar en enfermedades neurológicas como Alzheimer y Parkinson.
Para obtener estos resultados primeramente se seleccionaron estudiantes universitarios y se dividieron en dos grupos, los que no consumían alcohol y los que lo hacían cada fin de semana y bebían un promedio de 118 gramos, lo que equivale a litro y medio de cerveza. Cabe señalar que para evitar alteración en los resultados se realizó un análisis de sangre en los jóvenes para comprobar sino tenían algún otro tipo de adicciones o enfermedades.
Una vez obtenida la sangre de los estudiantes se extrajeron de ella linfocitos, que son células que permiten medir y cuantificar el ADN. Posteriormente, se aplicó una prueba denominada “ensayo cometa”, la cual evalúa el daño del material genético causado por diferentes agentes químicos y físicos, en este caso por el consumo de alcohol.
En dicho estudio las células son embebidas o impregnadas en agarosa, que es un polímero natural obtenido de las algas. Después, se genera una “lisis”, en la que se deteriora la membrana celular a partir de sales y detergentes para posteriormente añadirlas a láminas de microscopía para ser sometidas a una electroforesis neutral, que es un método para separar, identificar y purificar ADN, ARN o proteínas.
Al observar en el microscopio el ADN de las personas no consumidoras, éste se mostraba como una “bola de fuego” o un cometa compacto; en contraste con el de aquellos jóvenes que frecuentaban el alcohol, en quienes se visualizó que su ADN tenía un tipo “halo” de un cometa o “hebras”, que de acuerdo a su grado de desprendimiento, es el daño que se calcula en el material genético de los universitarios.
“Imagínense, la mayoría de nosotros pensamos que un chico que sólo tiene un consumo de tres años de alcohol nunca presentaría alteraciones en su organismo; sin embargo, lo interesante es que de acuerdo a estos estudios se ha demostrado que los jóvenes que cada fin de semana beben estas sustancias sí tienen predisposición a daño en su ADN, y ello es importante, ya que con cualquier estímulo posterior, puede desencadenar en enfermedades de tipo neurológico graves como Alzheimer y Parkinson”, subrayó la también doctora en bioquímica y biología molecular por la Universidad del País Vasco.
El estudio, que fue desarrollado por un equipo multidisciplinario integrado por la doctora Mina Konigsberg Fainstein de la Universidad Nacional Autónoma de México, el doctor Jesús Velázquez Fernández de la Universidad de Nayarit e investigadores del Centro de Investigación y Estudios Avanzados y el Instituto Politécnico Nacional, ha sido motivo de varias publicaciones, entre las que se encuentra este trabajo (https://www.ncbi.nlm.nih.gov/