Por Armando Bonilla
Ciudad de México. (Agencia Informativa Conacyt).- A 30 minutos del Centro de la Ciudad de México —18 kilómetros aproximadamente— se encuentra el Parque Ecoturístico Chimalhuache. En esa zona recientemente fue inaugurado el Planetario Chimalhuacán, espacio que apuesta por convertirse en un pequeño gran oasis de ciencia y cultura para la población mexiquense y de la zona oriente del Valle de México.
El recinto, que tan solo suma unos meses de su inauguración y ya cuenta con un reconocimiento del Papalote Museo del Niño que lo avala como uno de los planetarios más bonitos de América Latina, operará también como museo, ya que sus tres mil 900 metros cuadrados albergan seis salas destinadas a exposiciones permanentes y temporales.
La huella de la Agencia Espacial Mexicana
Al ingresar al planetario, una imponente réplica de un transbordador espacial (escala 1 a 100) da la bienvenida a la primera sala del área museográfica, dedicada a la astronáutica. Dicha sala es la huella material del vínculo entre el Planetario y la Agencia Espacial Mexicana (AEM), pues en ella los visitantes pueden observar, a la par de la réplica del cohete, un recuento de las naves que han realizado misiones al espacio.
A través de una serie de fotografías de gran tamaño se narra la historia de los transbordadores espaciales, de la estación espacial internacional, del Falcon Heavy, el Curiosity y el Apolo 11, entre algunos otros.
“En esta sala narramos a los visitantes la evolución de la carrera espacial y aprovechamos para abordar las características de los planetas que integran el sistema solar. Hay que recordar que el contenido está pensado en su mayoría para un público infantil, aunque muchos de los datos que les damos terminan por asombrar también a sus acompañantes adultos”, dijo Aldo López, coordinador de sala en el Planetario.
Tecnología de la UNAM al servicio de las nebulosas
Al avanzar hacia la segunda sala, la dedicada al vasto mundo de las nebulosas, el recinto exhibe una serie de fotografías que abordan temas que van desde cómo se crean las estrellas, hasta los diferentes tipos que existen; además, la exhibición que fue prestada por el Instituto de Astronomía de la Universidad Nacional Autónoma de México (UNAM) incluye tecnología de realidad aumentada.
Mientras el guía explica cada una de las imágenes, el público puede interactuar con los cuadros a través de una tableta que, al ponerse frente a la fotografía, proyecta una imagen a profundidad que permite adentrarse en ella como si se observara la estrella de cerca y se recorriera desde diversos ángulos; se trata de una experiencia que atrapa la atención de los más pequeños y despierta el interés de los adultos.
“Esta exhibición se diseñó en colaboración con alumnos del Instituto de Astronomía, quienes prestaron la obra y la aplicación denominada Nebulosas —que ellos mismos desarrollaron— y que permite vivir las exhibiciones a través de la realidad aumentada”.
La esfera digital que advierte del cambio climático
En la tercera sala, ubicada justo debajo —sótano— del domo principal, el contenido está dedicado al planeta Tierra —y meteoritos—, en ella se busca concientizar a los visitantes de la importancia de prevenir el cambio climático, de hacerles ver que se trata de un problema real y que en sus manos está la solución.
Al centro de esa sala se encuentra una gran esfera digital, que es su atractivo principal, y en los cuatro extremos hay proyectores de última generación que apuntan a ella. Una de las proyecciones principales para la esfera es aquella que muestra una compilación de los sismos más fuertes que han sacudido al planeta y los que se han registrado en México y la zona del Pacífico.
También se aborda la extinción de los dinosaurios y se aprovecha su estructura para proyectar algunos satélites como la Luna y diversos planetas para que los niños conozcan sus principales características.
“Para esta sala adquirimos tecnología de última generación porque ello nos ayuda a captar la atención de los visitantes y, una vez que la tenemos, podemos brindarles información —conocimiento— general en torno a los temas que se planearon”.
Un espacio que captura la atención de los más pequeños
La siguiente sala en el recorrido es la dedicada exclusivamente al sistema solar, en ella, los planetas que lo integran se encuentran suspendidos en el techo para hacer más atractiva la experiencia, mientras un guía explica a los visitantes sobre las características de cada uno de ellos.
“Esta sala permite a los visitantes relajarse un poco, hemos notado que en este espacio aprovechan para tomarse algunas fotografías mientras el guía les da la explicación. Hablando de los más pequeños, también hemos identificado que ver los planetas suspendidos sobre sus cabezas despierta en ellos mucha curiosidad e interactúan más con los guías”.
La línea del tiempo del museo
Al salir de la sala del sistema solar se encuentra la entrada a la destinada al conocimiento en torno a las áreas naturales protegidas, espacio que fue aprovechado para montar una línea del tiempo —galería fotográfica— que relata el proceso de construcción del Planetario, pero también de las obras educativas, artísticas, culturales y deportivas más relevantes que se han impulsado en el municipio de Chimalhuacán en los últimos 18 años.
“Referente al tema de áreas naturales, las piezas incluyen información de especies en peligro de extinción y la relevancia de preservar sus ecosistemas para que esos animales no desaparezcan. Queremos decir a los niños que deben cuidar esas áreas naturales para que ellos puedan disfrutar la existencia de esas especies que hoy en día se encuentran amenazadas”.
Probadita de ciencia
Aun cuando la probadita de ciencia se ofrece desde que se ingresa al planetario, el nombre de la última sala se debe a que está integrada por contenido totalmente interactivo. Inspirados en el Papalote Museo del Niño, con quienes también tienen un vínculo, y por otros museos de ciencia que les compartieron contenido, esta sala está dedicada a tocar, jugar y aprender.
Se trata de experimentos y demostraciones —pensados para niños de educación básica— que abordan los conceptos más fundamentales de las ciencias duras, planeados para despertar la inquietud de los niños, motivarlos a reflexionar ciertos temas y cuestionarse el porqué y cómo ocurren ciertos fenómenos.
“Este espacio es el único de carácter libre en el museo, pues durante el resto del recorrido los visitantes van acompañados de un guía, mientras que en este espacio pueden acercarse a las piezas de su preferencia e interactuar con ellas; sin embargo, sí hay dos guías de apoyo que se encargan de explicar los fundamentos científicos de las piezas con las que el público interactúa”.
Una mirada a la bóveda celeste
El recorrido concluye justo en el domo digital del planetario, mismo que cuenta con 18 metros de diámetro, capacidad para 220 personas —más espacio para cuatro personas con discapacidad—, dos proyectores 4K, un sistema planetario —aluminio microperforado— que facilita la proyección de las películas, pensado para realizar charlas astronómicas y recorridos a través del universo.
Gracias a los vínculos con otras instituciones académicas como el Planetario de Torreón, el Instituto Latinoamericano de Comunicación Educativa (ILCE), la UNAM, el Instituto Politécnico Nacional (IPN), el Instituto de Astronomía de la UNAM, la Agencia Espacial Mexicana, la Universidad Autónoma del Estado de México (UAEM) plantel Chimalhuacán, la Universidad Politécnica de Chimalhuacán (Upchi), el Centro Universitario de Chimalhuacán (CUCH), el Tecnológico de Estudios Superiores de Chimalhuacán (TESCHI) y Grupo Clavius de la Universidad Iberoamericana, actualmente proyecta tres producciones distintas.
“Las funciones son cada hora y el acceso al planetario está incluido en el costo de acceso al museo. Abrimos el 29 de abril y ya hemos registrado afluencias de hasta siete mil personas —cerca de 200 mil personas han visitado ya el recinto— y creemos que ello se debe en gran medida a que se trata de una alternativa de esparcimiento educativo al que mucha gente del municipio no tenía acceso —por la lejanía y los costos que implica visitar otras opciones— pero también a lo económico del acceso”.
¿Por qué construir un planetario en la parte alta de Chimalhuacán?
En entrevista exclusiva para la Agencia Informativa Conacyt, el licenciado Miguel Agustín Olivares Hernández, coordinador del planetario, explicó que el proyecto surge a iniciativa de la ingeniera Rosalba Pineda Ramírez, cuando se desempeñó como directora de la Escuela Normal de Chimalhuacán, y al cual le dio continuidad cuando fungió como presidente municipal —2016 a 2018.
“El objetivo de este proyecto es atender las demandas de esparcimiento educativo que tenía el pueblo de Chimalhuacán y complementar así su formación a través de la educación, la cultura, el deporte y el empleo”.
El funcionario detalló también que el espacio busca ser punta de lanza para despertar vocaciones científicas y, en el largo plazo, semillero de la comunidad científica surgida del municipio.
“Ejemplo de ello son la comunidad de jóvenes que ya se reúnen en este recinto, ya sea para trabajar, realizar servicio social o solo como voluntarios; se trata de jóvenes con nivel académico universitario, oriundos de Chimalhuacán y que apuestan por la divulgación de la ciencia, la tecnología y la innovación”.