Por Carmen Báez
Ciudad de México. 10 de septiembre de 2018 (Agencia Informativa Conacyt).- Cuando ocurre una lesión en el cerebro a causa de un tumor, accidente cerebrovascular o infección, la barrera que cubre las células de este órgano se rompe, permitiendo la acumulación de líquido —como agua y electrolitos— que inunda el tejido cerebral y genera un aumento en el volumen de la presión intracraneal. En términos médicos, a esta respuesta se le conoce como edema cerebral.
En el Instituto Nacional de Neurología y Neurocirugía Manuel Velasco Suárez (INNN), Luisa Manrique Carmona, especialista en neuroanestesiología, realiza investigación para desarrollar un marcador biológico para el diagnóstico del edema cerebral, a partir de las concentraciones de taurina en la sangre de los pacientes con patologías neuroquirúrgicas: tumores cerebrales de cualquier estirpe (benignos, malignos o metastásicos) y derrames cerebrales, por ejemplo.
La hinchazón en el cerebro dificulta el procedimiento quirúrgico de los pacientes con tumores cerebrales, e incluso pone en riesgo la vida de estos. En palabras de la doctora Luisa Manrique, la presencia de edema en cualquier momento (antes, durante y después de la cirugía) puede entorpecer la evolución del paciente y aumentar el tiempo de su estancia hospitalaria, e incluso dejar secuelas que afectan de por vida, como parálisis, problemas para emitir lenguaje o incluso respirar.
“Cuando un procedimiento quirúrgico está acompañado de edema, tenemos que realizar medidas específicas que permitan a los cirujanos tener mejores resultados. Al no tener un marcador biológico que nos indique en tiempo real si el cerebro está hinchado o no, nos queda la estimación visual. Nuestro objetivo es tener algo más certero”, compartió en entrevista para la Agencia Informativa Conacyt, Luisa Manrique.
La detección precisa de la inflamación cerebral, dijo la maestra en ciencias, requiere de técnicas especializadas de neuroimagen, pero estas suelen ser costosas y en muchas ocasiones los hospitales carecen de dichas herramientas. De ahí que la taurina se presente como una viable alternativa.
La taurina es un aminoácido que está presente en el cerebro humano y también en animales. Estudios realizados por el grupo de investigación al que pertenece Luisa Manrique indican que la concentración de taurina en sangre de los pacientes sería un marcador de la magnitud del edema cerebral.
“Hemos realizado varios estudios en diferentes tipos de padecimientos del sistema nervioso central y vemos que la taurina se eleva cuando hay edema cerebral”.
La idea a futuro del grupo de investigación del INNN es el desarrollo de una tira reactiva similar a la que se utiliza para la medición de glucosa en sangre. “Queremos que el médico de atención conozca al momento el nivel de taurina de su paciente. En ocasiones es difícil establecer cuál es la magnitud del edema y si está afectando estructuras celulares de manera más agresiva que la propia lesión tumoral”, subrayó.
Desarrollo de tratamiento a partir de la lidocaína
Un propósito en la investigación es el desarrollo de un nuevo tratamiento para el edema cerebral que pueda aplicarse durante el proceso quirúrgico y así disminuir su volumen. Esto permitirá a los cirujanos intervenciones más eficaces y menores complicaciones para el paciente. Para ello, los científicos proponen la administración de lidocaína por vía intravenosa. La lidocaína es un anestésico que estabiliza la membrana celular.
La doctora Luisa Manrique recordó que desde los años 60, los corticoesteroides se utilizan para el tratamiento del edema cerebral, así como algunas sustancias diuréticas como el manitol y soluciones hipertónicas, pero estos tratamientos tienen efectos secundarios que pueden afectar el curso de la enfermedad. Los efectos secundarios pueden ser trastornos en el sodio, edema cerebral de rebote, aumento del trabajo renal.
En la práctica clínica, los especialistas del Instituto Nacional de Neurología y Neurocirugía han observado una disminución del volumen del edema cerebral una vez que se administraba lidocaína por vía intravenosa a pacientes con algún tipo de tumor.
“Por ahora se realizan estudios clínicos para comprobar estas observaciones. Queremos demostrar la utilidad de la lidocaína en el tratamiento del edema cerebral, esta sería una herramienta farmacológica, económica y accesible con un posible impacto en la morbimortalidad de los pacientes”, compartió la neuroanestesióloga Luisa Manrique.