Por Francisco Torres
Monterrey, Nuevo León. (Agencia Informativa Conacyt).- En México, 60 por ciento de la población se declara usuaria del Internet y los jóvenes de 12 a 24 años hacen uso de la red en un porcentaje cercano a 85 por ciento, según señala el Instituto Nacional de Estadística y Geografía (Inegi).
Dato añadido es que tres de cada cuatro usuarios de teléfonos móviles cuentan con un dispositivo inteligente (gadget), en el cual pueden realizar funciones adicionales a las de llamadas y mensajería SMS, como la toma de fotografías, grabación de audios, consultas en Internet, así como contar con un sistema de geolocalización.
Pero ¿qué tanto impacto tienen las también llamadas “tecnologías de la información” en el aprendizaje de los alumnos? ¿Están los programas educativos listos para conducir a las nuevas generaciones?
Metodología, necesaria para un buen uso de la tecnología educativa
La Agencia Informativa Conacyt tuvo la oportunidad de dialogar con el doctor en comunicaciones con orientación a tecnología educativa por la Universidad de Pensilvania, Mario Luis Pacheco Filella, especialista en procesos de innovación del aprendizaje, su diseño instruccional y la extensión de oportunidades educativas.
“La tecnología educativa es el sistema que integra los procesos de comunicación con los procesos de aprendizaje. Actualmente existe una enorme confusión, pues se dice ‘tecnología educativa’ y la gente piensa en computadoras, celulares, cuando en realidad se refiere a la manera en que vas a diseñar tu proceso de aprendizaje centrado en el alumno, de tal manera que integre procesos de comunicación con el aprendizaje”.
Por eso, Pacheco Filella encuentra necesario distinguir las tecnologías de otros elementos del proceso educativo, pues no se remiten únicamente al soporte o al apoyo, sino que son pieza clave en el aprendizaje.
“Las tecnologías no son herramientas, son procesos tecnológicos que te permiten investigar, navegar, discernir instrumentos, comunicarte. Depende del tipo de investigación que requieras, ya que todas son diferentes. Ese es el punto: ¿cómo se lo damos al alumno?”.
Sin embargo, el también fundador y director editorial de la revista de investigación de la Universidad Metropolitana de Monterrey cree que no es suficiente la modificación superficial de los modelos de educación, puesto que los problemas son más profundos.
“En vez de revisar los procesos, la metodología que se utiliza, caemos en las reformas, y una reforma sigue siendo un parche. Pero los países que están funcionando son los que han reinventado su sistema educativo. Y si no sabemos qué tipo de mexicanos queremos formar, mucho menos el tipo de conocimientos”.
Rediseño de programas educativos… y de los exámenes
“Tenemos que migrar hacia otro tipo de evaluaciones, a proyectos colaborativos que incluyan las nuevas tecnologías. Muchos se quejan de que los alumnos copian, y creo que un examen que se copia en su realización, es digno de ser copiado. Por eso necesitamos un rediseño, no solo del programa, sino de las formas de evaluar. Aquí es donde nos ponemos a pensar: ¿por qué un maestro establece los parámetros de un proyecto, si él no es quien lo estuvo elaborando?”.
Pero dotar de tecnología a los estudiantes no augura un mayor aprendizaje o una sinergia entre el programa educativo en curso y las nuevas tecnologías, ya que hace falta capacitar a los elementos que harán uso de ellas.
“Podría decirte que dar la tecnología a los alumnos sin tener una metodología clara, es como darles una cajita feliz. El sistema debe de incluir cuál es el rol del docente para que el alumno construya conocimiento, ¿qué le damos para que sea él quien construya conocimiento? Es complejo el problema”.