Por José Luis Olín Martínez
COMECYT (Consejo Mexiquense de Ciencia y Tecnología )
Tradicionalmente nuestro país ha basado su economía en la venta de materias primas y en la maquila y manufactura de productos extranjeros, alternativas que en su momento dieron buenos dividendos pero que hoy son insuficientes para satisfacer las necesidades en materia de generación de empleo y salarios competitivos.
Por ello en México se está buscando pasar de estos esquemas al de la “mentefactura”, es decir, a una economía basada en el conocimiento, en donde la ciencia, tecnología e innovación juegan un papel fundamental.
Y para acelerar dicha transición se han creado instrumentos que incentiven la inversión de las empresas en investigación y desarrollo tecnológico, entre ellos el Programa de Estímulos a la Innovación, que consiste en la entrega de recursos para financiar proyectos de esta naturaleza.
El Programa de Estímulos a la Innovación tiene tres modalidades: Innovapyme, Proinnova e Innovatec.
La primera está dirigida a las Micro, Pequeñas y Medianas Empresas (Mipymes) y busca promover proyectos que impacten en su competitividad.
En Proinnova pueden concursar tanto Mipymes como empresas grandes que desarrollen iniciativas en los campos precursores del conocimiento.
En tanto que Innovatec, exclusivo para las grandes empresas, está encaminado a fomentar la inversión en infraestructura de investigación y desarrollo tecnológico que implique la creación de nuevos empleos y la articulación de cadenas productivas en actividades de investigación, desarrollo tecnológico e innovación.
Estado de México, un caso de éxito
Desde la creación del Programa Estímulos a la Innovación por parte del gobierno federal, cada entidad promueve entre los empresarios locales dicha iniciativa, siendo el Estado de México uno de los casos de mayor éxito en la república.
Tan sólo en la primera emisión de la convocatoria, en 2009, 24 empresas mexiquense participaron con 40 proyectos, de los cuales 32 concursaron en Innovatec.
Como resultado, en aquella edición el Estado de México atrajo recursos por poco más de 99 millones de pesos; cifra que se duplicó al año siguiente, al llegar a los 206 millones de pesos, y que creció nuevamente el año pasado, al superar los 226 millones de pesos.
Pero en estos dos últimos años no sólo crecieron los recursos repartidos en el Estado de México, también lo hizo el número de proyectos y empresas participantes. En 2010 concursaron 45 proyectos de 35 empresas, y por vez primera hubo demandas en Proinnova, mientras que en 2011 hubo 51 proyectos de 44 empresas.
Un Consejo fundamental
En esta tendencia positiva de crecimiento ha sido decisivo el papel del Consejo Mexiquense de Ciencia y Tecnología (COMECYT).
El organismo rector de la política científica en el estado, desde la instauración del Programa Estímulos a la Innovación, ha montado una estrategia permanente de asesoría entre los empresarios, a quienes orienta sobre las reglas de participación y los requisitos que deben cubrir para acceder a los recursos disponibles.
Para la convocatoria de 2012, la estrategia del Consejo se mantuvo en pie, con una serie de talleres realizados el año pasado en distintos municipios de la entidad, entre ellos Toluca, Naucalpan y Tlalnepantla.
El trabajo de promoción del COMECYT se ha centrado en subrayar la importancia de que las empresas se vinculen con instituciones educativas o centros de investigación para ejecutar sus proyectos, pues ello les garantiza obtener un financiamiento mayor.
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Innovación a la mexiquense
Para el Estado de México, innovación es el proceso de estructurar una idea y traducirla en un producto o servicio con impacto en el mercado; es producir nuevos procesos o materiales que mejoren la capacidad competitiva. Se trata de un factor clave para generar ventajas competitivas sostenibles en la productividad, así como el crecimiento y desarrollo económico.
Qué sí y qué no
Con los recursos del Programa Estímulos a la Innovación las empresas pueden cubrir el gasto generado por:
- La creación de infraestructura especializada para centros de investigación: equipamiento analítico y plantas piloto para nuevos productos, procesos y materiales
- Asesoría y consultoría tecnológica nacional además de prototipos para pruebas experimentales
- Materiales y equipos, acervos bibliográficos, documentales e instrumentos de laboratorio
- Registros de títulos de protección de la propiedad intelectual
- Estudios y análisis tecnológicos, diagnósticos y auditorías o vigilancias tecnológicas
- Sueldos, pasajes y viáticos así como becas de incorporación de maestros y o doctores
Lo que no se puede pagar son:
- Obra pública y adquisición de propiedades inmuebles
- Producción, administración, publicidad y comercialización
- Estudios y permisos con las regulaciones ambientales y seguridad industrial
- Deudas y provisiones para posibles pérdidas o deudas
- Gastos ya financiados en otro contexto
- Pérdidas debidas al cambio de divisas
- Intereses, impuestos, créditos a terceros, multas
- Gastos financieros, incluidas las transferencias bancarias
- Mantenimiento de los derechos de propiedad intelectual