Por Manuel Mora
LA HISTORIA DE ESTA INVENCIÓN ENSEÑÓ AL MUNDO UNA GRAN LECCIÓN: NO BASTA CON TENER UNA BUENA IDEA, HAY QUE PROTEGERLA.
Cuando en octubre de 2010 la empresa Sony anunció que dejaría de fabricar el Walkman, no se refería propiamente a la muerte del mítico reproductor portátil de música; más bien hablaba de la evolución de un dispositivo que hizo época.
La historia de la invención de este dispositivo es peculiar. Aleccionadora. No basta con tener una gran idea, desarrollarla y explotarla: es imperativo protegerla. Por increíble que parezca, Sony lo hizo a medias… y este error le costómillones.
En 1979 se vendió el primer Walkman, el TPS-L2. Este dispositivo, concebido supuestamente por Akio Morita, cofundador de Sony, tuvo tanta aceptación que, con el paso de los años, la marca se utilizó como nombre genérico para el reproductor portátil de casetes.
En México, Sony obtuvo el registro 251288 para la marca Walkman en agosto de 1980, según la base de datos del Instituto Mexicano de la Propiedad Intelectual (IMPI). En Estados Unidos, el primer registro fue concedido en 1982 -la solicitud se ingresó en junio de 1980. El detalle fue que Sony no patentó la invención… al menos no antes que Andreas Pavel, un inventor alemán radicado en Brasil.
En cambio, la Oficina de Patentes y Marcas de Estados Unidos (USPTO, por sus siglas en inglés) sí cuenta con la patente para un sistema de reproducción estereofónica de alta fidelidad, el “Stereobelt”, diseñado precisamente por Pavel. Este dispositivo no es otra cosa más que el precursor del Walkman de Sony. Aunque su patente fue concedida oficialmente el 25 de octubre de 1983 (patente 4,412,106), hay antecedentes de la invención desde 1977, año en que el alemán registró su invento en Milán, Italia, donde radicaba en aquel entonces.
Pasó poco tiempo para que Pavel se diera cuenta de que el invento de Sony era en esencia el suyo: un año después del lanzamiento del TPS-L2, la poderosa empresa comenzó a negociar con el inventor.
Para 2003, luego de que Pavel prácticamente advirtió a Sony que entablaría juicios en todos los países donde había patentado su “Stereobelt”, la compañía llegó a un acuerdo con el inventor. El monto del arreglo se mantiene en reserva.
LA MARCA QUE SOBREVIVIÓ AL PRODUCTO
La pelea de Andreas Pavel contra Sony duró casi dos tercios de la vida en el mercado del Walkman de casete. Hoy la empresa ya no fabrica más este tipo de reproductores,
pero no se desprendió de la marca Walkman –vigente en México hasta 2015.
El producto evolucionó rápidamente a reproductores de discos compactos – de hecho fue este formato y no propiamente el iPod de Steve Jobs el que dio la estocada final al Walkman de casete-, y posteriormente a reproductores de Mp3.
La marca ha tenido tal aceptación -y es tan valiosa para Sony- que se transfirió con éxito a teléfonos celulares y toda una gama de productos. Sin duda, cuando las nuevas generaciones escuchen la marca Walkman difícilmente imaginarán aquel popular aparato al que se insertaba un casete; ahora lo vincularán con dispositivos digitales de audio y video, aunque se trate de la misma marca de finales de los años setenta.