Por Claudia Robles
Rodeado por aguas de distintos nombres, las islas del archipiélago de Japón amanecen viendo el sol del este reflejado en el Océano Pacífico, y se arrullan con la puesta del sol por el Oeste en el Mar de Japón.
Japón es víctima de una gran variedad de paisajes heredados, en gran parte, por las cadenas montañosas y volcánicas que visten al país. La búsqueda de la belleza escénica natural, se ve reflejada en su arquitectura, jardines y ambiente en general.
La cultura japonesa es el resultado de un proceso histórico que comenzó con la inmigración del Continente Asiático e islas del Pacífico. Influenciado fuertemente por parte de China y por culturas extranjeras a finales del siglo XIX, cuya atribución se acrecentó al final de la Segunda Guerra Mundial, Japón se transforma en una cultura muy diferente al resto de las culturas asiáticas. Es el noveno idioma más hablado en el mundo, y su vocabulario está basado en palabras autóctonas del japonés, wago, basadas en el idioma Chino, kango, aunque también ha tenido préstamos de palabras de otros idiomas extranjeros como del francés, portugués, neerlandés, ruso y alemán.
Pueblo protocolario y de gran respeto por sus costumbres y mayores. Por otro lado, cosmopolita con grandes avances en robótica. Lo que hoy en día es Japón, no sólo refleja en todo su territorio las actitudes del presente, sino que tiene una gran conexión con el pasado. Por ejemplo, las interrelaciones personales son influenciadas por las ideas de “honor”, “obligación” y “deber”, a estas tres palabras se les conoce como “Giri”, que representan una costumbre diferente a la cultura individualista y liberal de los países occidentales. Otra costumbre es que en muchos hogares aún se entra habiendo dejado afuera el par de zapatos con los que se llegó, y es común ponerse alguna zapatilla que proveen los dueños de la casa.
Rostros con sonrisas permanentes debido a la educación que se les enseña desde pequeños, los japoneses tienen un sentido del humor considerado intrincado, el cual a veces es difícil de interpretar por otras culturas.
Esta forma de ser del japonés se ve reflejada en su cultura, idioma, ética y religión.
Al igual que en muchos países industrializados, Japón tuvo una marcada migración desde las zonas rurales a las grandes ciudades. Hoy en día existen aproximadamente 130 millones de personas viviendo en las islas del archipiélago, y repartidas principalmente en la costa del Pacífico; en la costa este de la isla de Honshu, desde Tokio hacia el Sur.
La zona principal donde se asienta la población es en los alrededores de Tokio, que engloba varias ciudades. Diversas veces al año, Japón es sacudido por terremotos de magnitudes superiores a cinco en la escala de Ritcher, sin embargo, los rascacielos que visten ciudades como la de Tokio, Nagoya, Osaka elevados a veces hasta los 250 metros, desafían la naturaleza y aunque llegan a balancearse, no ceden gracias a tecnologías parasísmicas tan sorprendentes como eficaces. Estas tecnologías son gatos hidráulicos, resortes, tirantes de fijación, muelles de caucho, raíles y cubas de agua. Los promotores de estos rascacielos no han subestimado el poder destructor de seísmos y tempestades.
Gran parte del conocimiento aplicado en las tecnologías de los rascacielos de Japón, fue aprendido después de la catástrofe de Kobe, puerto del oeste de Japón devastado por un seísmo de 7.3 en la escala de Ritcher en enero de 1995, el cual provocó más de 6,000 muertos y dañó aproximadamente a 500,000 viviendas. A partir del incidente aumentó la construcción parasísmica de los edificios, la cual coincidió con la llegada de nuevas técnicas que no existían antes.
Las tecnologías elegidas dependen de la altura, masa y arquitectura de los inmuebles, así como de su costo; la legislación japonesa sobre las normas de construcción, revisada en el año 2000, tiene como objetivo limitar los gastos materiales y salvar un máximo de vidas humanas.
En Japón, lugar donde los negocios se toman con cierta calma, el Sake no falta en los hogares, y al empezar una comida se dice “Itadakimasu”, similar a nuestro “provecho”; y al terminar la comida se dice “Gochisosama”, cuyo significado es “gracias por la comida, estuvo exquisito”.