En España con la Ley de Propiedad Intelectual llegó el escándalo, otro. A falta de poco más de un mes para que entre en vigor (1 de enero de 2015) editores, portales y medios digitales, incluso ámbito académico estudian sus pormenores para que la “Tasa Google” no haga de las suyas a contratiempo.
Frente a la redacción bastante ambigua de una de sus partes comprometidas, el llamado Canon AEDE, cada vez más voces ponen el grito en el cielo por su poca idoneidad tanto en forma y contenido. Bastan apenas dos únicos párrafos para poner entre las cuerdas el propio funcionamiento de Internet donde enlazar y compartir es el pan de cada día ¿Hasta ahora?
“Es una ley que está hecha con una ignorancia absoluta de lo que es Internet: nosotros estamos alucinados” explicó Carlos Martínez Gorriarán, el número dos de UPyD en el Congreso, como vocero de lo que muchos otros piensan.
Aún sin eludir las necesidades de mejorar su regulación, privacidad y transparencia nunca antes la red había vivido tal época de democratización: tanta cultura y opinión a nuestro alcance en favor del espíritu crítico.
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