Por Antimio Cruz
El Instituto de Investigaciones Eléctricas (IIE), de la Secretaría de Energía, presentó en 2015 seis solicitudes de patente fuera de México y en dentro del país cuenta con 129 solicitudes de patente y ha obtenido 89 títulos de patente, por lo que es uno de los centros públicos de investigación con cifras más altas en trámites de protección a la propiedad industrial.
A pesar los anteriores avances, Omar Castro, miembro de la gerencia de Coomercialización y Desarrollo de Negocios del IIE consideró que en la mayoría de los institutos, centros y universidades todavía faltan muchos expertos en patentes y propiedad industrial.
“Todavía estamos en la construcción de una nueva manera de pensar entre los investigadores mexicanos, en la que entendamos que proteger la propiedad intelectual es una forma de darle valor al nuevo conocimiento. Si nosotros no protegemos lo que desarrollamos no le estamos dando el valor que requiere. Si lo protegemos ya podemos decir que tenemos una propiedad y, por lo tanto, el título de patente nos permite negociar con esa propiedad”, dijo el experto en transferencia tecnológica del Instituto que, entre otros desarrollo, hizo los simuladores de control de la planta nuclear Laguna Verde.
Invitado a participar en el encuentro Importancia de la Propiedad Intelectual y la Inteligencia Tecnológica para la Innovación en las Empresas, organizado en la Ciudad de México, Omar Castro dijo que el título de patente sobre una tecnología es equivalente a la factura de un bien material, por ejemplo, un automóvil. Desafortunadamente este concepto no se comprendía mucho en los laboratorios pero tampoco en las oficinas administrativas de los Centros Púbicos de Investigación.
“Un datos muy interesante sobre por qué no se ha reflejado el valor del nuevo conocimiento al interior de universidades e institutos es el hecho de que administrativamente los centros de investigación tienden a declarar, contablemente, el valor de sus patentes en un peso. Sí, en un peso. Así están registradas en libros porque se les considera un activo intangible y entonces no se valoran los cuatro o cinco años de desarrollo tecnológico que hay detrás”, explicó el representante del IIE, con sede en Temixco, Morelos.
Debido a problemas como el anteriormente descrito, es necesarios que los centros de investigación capaciten a su personal para que puedan valuar correctamente sus desarrollos tecnológicos porque, de acuerdo con Omar Castro, cuando un inversionista o una empresa se acerca a querer comprar un desarrollo tecnológico nadie sabe cuánto vale o en cuánto se puede vender.
“El punto de partida de cualquier negociación es saber cuánto vale lo que se desea intercambiar. Esto, así como aclarar que sí es uno el dueño de los derechos de lo que se quiere transferir es lo que nos da la patente. Si esto no se puede vender nada ni hacer contratos de desarrollo tecnológico en co-propiedad”, apuntó.
Castro dijo que uno de los ejemplos de desarrollos del IIE que próximamente dará mucho que hablar es una Máquina Eólica Mexicana que próximamente presentarán.