AUTOR: Joel Cosío
FUENTE: AGENCIA INFORMATIVA CONACYT
La Paz, Baja California Sur. 15 de marzo de 2016 (Agencia Informativa Conacyt).- En el alto Golfo de California, en las comunidades de San Felipe y Golfo de Santa Clara, cooperativas de pescadores han integrado Sistemas de Información Geográfica (SIG) para impulsar la pesca sustentable y la conservación del Mar de Cortés.
Este proyecto se desarrolla en colaboración con investigadores del Programa Marino del Golfo de California, conformado por el Centro para la Biodiversidad Marina y la Conservación A.C., el Instituto Oceanográfico Scripps, la Universidad de California en Riverside y la Universidad de Texas.
Los SIG son tecnologías aplicadas a la generación de bases de datos de información geoespacial referenciada, que en la actividad pesquera han permitido determinar la distribución espacial del esfuerzo pesquero y la captura, detectando áreas de oportunidad y de innovación de pesquerías.
“Los SIG nos permiten desarrollar mejores estrategias de manejo de las pesquerías y optimizar el esfuerzo pesquero, disminuyendo el impacto en el ecosistema; mediante localizadores GPS podemos generar información espacial con la ayuda de la comunidad, como la identificación de zonas específicas de pesca, el tipo de especie capturada, gasto en combustible, intensidad pesquera, entre otros datos. A partir de este conocimiento, podemos detectar zonas de importancia para su aprovechamiento sustentable”, afirmó la maestra en ciencias Victoria Jiménez, coordinadora del programa de uso de sistemas de información geográfica del Centro para la Biodiversidad Marina.
Los datos recabados con los SIG han hecho posible que los científicos efectúen comparaciones entre las pesquerías desarrolladas por las tres comunidades mencionadas, detectando patrones que les permiten evaluar el comportamiento de las especies marinas comerciales, como sus desplazamientos y zonas de reproducción.
“El alto Golfo de California es una zona de suma importancia para la reproducción de especies pesqueras de interés comercial como la curvina golfina (Cynoscion othonopterus), sierra (Scomberomorus concolor) y chano (Micropogonias megalops), las cuales son las principales. Los SIG nos han permitido comprender aspectos de la relación entre las actividades biológicas y pesqueras de estas especies”, comentó Ismael Mascareñas, coordinador de proyectos del Centro para la Biodiversidad Marina.
Los análisis han corroborado que en el Golfo de Santa Clara y en San Felipe las especies pesqueras se comportan de manera distinta a pesar que solamente existe una distancia de alrededor de 83 kilómetros entre las comunidades.
El camarón azul, curvina golfina, chano y sierra son las especies más importantes en estas comunidades; sin embargo, en San Felipe se aprovechan 27 especies en pesquerías, mientras que en el Golfo de Santa Clara, 20.
El Programa Marino del Golfo de California arrancó en el 2009 y durante seis años de operaciones ha generado un banco de datos de más de cinco mil 500 viajes de pesca en la región, que incluyen información espacial o georreferenciada, información biológica, datos de capturas pesqueras e información económica relacionada con las especies objetivo y la actividad pesquera en general.
Participación ciudadana para generar conocimiento científico
“Sin el apoyo de los pescadores la labor sería imposible, porque cada embarcación pesquera que accede al programa contribuye con la colocación de un GPS que recaba los datos del esfuerzo pesquero”, mencionó Victoria Jiménez.
La base del programa de uso de sistemas de información geográfica es el trabajo en conjunto entre científicos y la comunidad de pescadores, por tal motivo, los investigadores han desplegado sistemas de ciencia ciudadana en los que capacitan a los pescadores para el uso de instrumentos científicos como los GPS, así como metodologías para la aplicación de conocimiento científico en sus actividades laborales.
“Las comunidades han mostrado mucho interés en participar en la generación de esta información dentro del programa de ciencia ciudadana que es un eslabón muy importante dentro del Programa Marino del Golfo de California; estas metodologías permiten a las comunidades generar su información y, a su vez, esta información científica la pueden utilizar de forma transparente y verosímil para su beneficio”, afirmó Ismael Mascareñas.
Los pescadores son capacitados para generar y proponer estrategias de manejo del recurso pesquero, en conjunto con los centros de investigación y autoridades competentes, para un mejor aprovechamiento.
“Una propuesta que las comunidades desarrollaron fue el establecimiento de cuotas y límites de capturas de la curvina golfina, una especie que se encuentra dentro de la Norma Oficial Mexicana (NOM-063-PESC-2005) de aprovechamiento de la especie; actualmente solo se puede pescar cierta cantidad y esta se reparte de manera proporcional entre todas las embarcaciones pesqueras de las cooperativas de las comunidades”, explicó Mascareñas.
En el Golfo de Santa Clara existen alrededor de ochenta cooperativas pesqueras divididas en siete federaciones, en San Felipe, quince cooperativas divididas en dos federaciones y en la zona del bajo río, cuatro cooperativas que conforman la pesquería ribereña en el alto Golfo de California.
Protección de la vaquita marina
En el alto Golfo de California en abril del 2015 se hizo oficial la veda de pesca con chinchorro o redes de enmalle, como medida para salvar a la vaquita marina de la extinción, una marsopa endémica de la región y de la que se estima una población de alrededor de 100 ejemplares.
La disposición tiene una duración de dos años y fue aceptada por los pescadores de las comunidades del Golfo de Santa Clara y San Felipe que participaron activamente en las estrategias de compensación económica, en conjunto con las autoridades ambientales. La base de datos recabados en el programa de Ciencia Ciudadana, sobre viajes de pesca y capturas, dio soporte a las negociaciones por una compensación justa y transparente.
“La información que generamos con los SIG fue fundamental para que los pescadores del Golfo de Santa Clara y San Felipe pudieran negociar cuotas de compensación económica por el tiempo que no iban a pescar”, mencionó Victoria Jiménez.
La información científica generada con los SIG también ha sido soporte en la delimitación de áreas de pesca por especie, plasmar la distribución de la actividad pesquera dentro de la Reserva de la Biosfera del Alto Golfo de California, conocer tendencias de capturas y ganancias pesqueras, además de describir la ecología y biología de las especies objetivo.