Entrevista para MiPatente
Por: Antimio Cruz
México no es un país novato o novicio cuando se habla de cultura de protección a la propiedad intelectual. Al concluir el año 2015 se impuso una marca histórica en el número de solicitudes de registro de patentes y marcas, al sumar 141 mil 839 expedientes recibidos en el Instituto Mexicano de Propiedad Industrial (IMPI). Esta cifra coloca al sistema mexicano en el lugar número 12 a nivel mundial en número de solicitudes procesadas, de acuerdo con la Organización Mundial de Propiedad Industrial (OMPI).
A pesar de estos avances, todavía hay problemas que México comparte con otros países del mundo para que los productos creativos no sean plagiados y, por el contrario, generen valor económico. Todavía persiste la piratería y hay muchas creaciones que se quedan sin ser registradas. Para ello hay que hacer un esfuerzo de enormes proporciones que difunda la cultura de la propiedad intelectual en la academia, la industria y el propio gobierno, como comenta a Mi Patente, Miguel Ángel Margáin, director general del IMPI.
Abogado egresado de la Universidad Panamericana, con estudios de propiedad intelectual en la Universidad de Cambridge, Inglaterra, Margáin bromea un poco cuando se le pregunta cuál es la diferencia entre haber sido profesor, abogado litigante y ahora la principal autoridad en materia de propiedad intelectual.
“A mí me dijeron que me saqué la rifa del tigre, pero yo respondo que es un tigre que lo conozco desde cachorro y el tigre me conoce desde que yo era cachorro porque yo inicié en este campo como pasante cuando se creó el IMPI. Crecimos juntos. Es verdad que es distinto estar dentro de la jaula del tigre que verlo desde afuera, pero existía esa pequeña ventaja de que nos conocíamos”, cuenta el hombre que fue designado por el Presidente Enrique Peña Nieto para encabezar el IMPI desde el 2 de enero de 2013.
Una nueva cultura
Detrás del cristal de la dirección general del IMPI, en el piso 9 de una torre al sur de la Ciudad de México, se observan cientos de copas de árboles del Pedregal de San Ángel. En otra dirección se mira el aletargado movimiento de cientos de automóviles que transitan por los dos niveles del Anillo Periférico. Ahí, frente a una copia facsimilar de la primera patente o “merced” otorgada en la Nueva España en 1573, Miguel Ángel Margáin revisa documentos, firma, autoriza, prepara una junta con personal del Servicio de Administración Tributaria (SAT) y se da tiempo para reflexionar sobre cómo llegó a su actual circunstancia.
“La decisión del Presidente Peña, no sólo en mi caso sino en todas las áreas del gobierno relacionadas con propiedad intelectual, fue atraer a personas que ya teníamos experiencia en la materia. Por ejemplo, Arturo Ancona, titular de la Unidad de Derechos de Autor y Propiedad Industrial de la PGR, Manuel Guerra en el Instituto Nacional de Derechos de Autor y yo, somos personas que además de conocernos desde antes. Todos pasamos por el sector privado en sus áreas de propiedad intelectual. Ellos tenían un poco más de conocimiento del sector público y aquí la apuesta fue que conociéramos la materia y después aprender el funcionamiento de la administración pública”, cuenta en una breve pausa. Guarda silencio unos segundos y luego dice, con una sonrisa amplia:
“Ahora ya entiendo cómo funciona el otro lado de la barandilla y hay que tratar de sacar lo mejor posible porque el sistema de propiedad industrial en México y en todos los países es el resultado del trabajo de todos, el sector privado y el público. Esta experiencia de traer personas del sector privado a los órganos de propiedad intelectual del gobierno también lo hicieron otros países como Estados Unidos, Colombia, Paraguay, por ejemplo”.
Fornido, de estatura media, vestido con un formal traje azul y disimulando una juvenil pulsera de hilo en la mano izquierda, este abogado nos comenta que en estos tres años su trabajo ha sido parecido a un promotor cultural. Él y su equipo han salido de las oficinas y han visitado cientos de universidades, institutos, laboratorios de industrias y oficinas legales de empresas. Todo con el objetivo de dar a conocer, desde los principios básicos, qué es la cultura de propiedad intelectual. Las cifras de registros, han sido la consecuencia de esta especie de evangelización legal.
“Hay que meter el tema de la propiedad intelectual en la mente de donde provienen las creaciones. ¿Qué estamos viendo en México? Que las creaciones, los números, las cifras están incrementándose. En 2015 alcanzamos un máximo histórico de solicitudes de patente, alcanzamos un máximo histórico de solicitudes de marcas, de marcas registradas, pero la cuestión es que todavía tenemos que hacer una gran labor, todos, para generar una cultura de propiedad industrial y de propiedad intelectual en México. Todavía hay muchas cosas que se dejan sin proteger, muchos inventos, obras, marcas y por eso se pierde el valor agregado”, dice Margáin.
El actual funcionario público compara la protección de las ideas originales con la protección a un hijo recién nacido.
“Cuando nace un bebé hay que registrarlo para que tenga protección jurídica y lo mismo ocurre con una marca o una patente. Si tú no tienes registrada tu marca o patente no tienes certeza jurídica y, además, no tienes el derecho de exclusividad que le dé un valor agregado a tu propiedad industrial. Esto ayuda a ser competitivo y a distinguirte en el mercado frente a otros prestadores de servicios o industriales que ofrezcan los mismos productos o servicios que tú.
“Lo que tenemos que hacer todos es generar la cultura en este tema, pero todavía falta mucho por hacer”.
Trienio positivo
En los primeros tres años de su gestión al frente del IMPI, Margáin y su equipo han recibido 49 mil 650 solicitudes de patente. Se ha logrado un 105% de solicitudes más que la administración anterior, pero sólo en las solicitudes de mexicanos de patente han aumentado 178% más. En materia de diseños industriales, han logrado tener 134% más que la administración anterior.
Otras tareas que se han fortalecido, aunque no tengan una medición en números, son los esquemas de protección para productos mexicanos de denominación de origen como el Mezcal y el Tequila en donde cada vez más países reconocen estos productos en el mercado como China y los 12 países del TPP.
“Se ha hecho un gran esfuerzo para tener presencia nacional con nuestras oficinas en Guadalajara, Monterrey, Puebla, León y Mérida. Esto se refleja en algunas cifras, por ejemplo: en Ciudad de México el número de solicitudes que tuvimos en 2015 fue 0.5% menor a las de 2014, pero tuvimos un 10% de solicitudes más en el resto del país.
“También se incrementaron las solicitudes de marca y diseño industrial en línea. Hoy, el 30% de las solicitudes en marcas, no se presentan en las oficinas centrales sino en las oficinas regionales del IMPI o en las delegaciones o subdelegaciones de la Secretaría de Economía. Esto está asociado a que en estos tres años, el equipo del IMPI y yo mismo hemos estado yendo a los centros de educación superior, institutos de investigación, de la familia Conacyt, de la Secretaría de Salud, de los estados, de los Consejos de Ciencia y Tecnología de los estados, de los Institutos Tecnológicos. Hemos estado viajando para poder llevar información y fomentar la cultura de la propiedad intelectual. Lo que hemos descubierto es que sí los sensibilizamos y sí se ve un incremento en las solicitudes”, agrega.
Qué quiero cambiar
El director general del IMPI cuenta que ha dedicado toda su vida laboral a la Propiedad Intelectual. Desde pasante comenzó en la propiedad intelectual y aunque en algún momento había pensado dedicar sus esfuerzos a la diplomacia, la vida lo llevó a la propiedad intelectual y le apasionó. Ahora, convertido en autoridad en la materia, dice que no hay un solo actor del ecosistema que no sea importante: desde los creadores hasta los organismos profesionales, las asociaciones, los tribunales y los representantes del gobierno.
— ¿Puede recordar algo del IMPI que usted hubiera deseado cambiar cuando no estaba en el gobierno y que ahora ya trabaja para cambiar?
— Lo que yo pensaba que cambiaría en el IMPI cuando estaba afuera y que he intentado cambiar ahora que estoy adentro es adoptar una política de puertas abiertas, escuchar, dialogar. No es que no hubiera antes pero sí hay que reforzar el diálogo y estar abierto a los criterios que nos manda la sala especializada de propiedad intelectual y los tribunales colegiados de circuito y si ya están diciendo que este criterio no es el correcto sino el otro, entonces adaptarnos al nuevo criterio. También tenemos que estar atentos a lo que está ocurriendo en otros países. Tener el sistema en línea y mejorar los tiempos—, responde el abogado que tuvo como profesor en Cambridge al experto británico en propiedad intelectual William Cornish.
Dice que sobre la reducción de tiempos en trámites también ha trabajado mucho para evitar los prejuicios y críticas que abundan sobre las resoluciones del Instituto.
— En el tema de los tiempos, hay comentarios sobre los tiempos que se lleva el IMPI, pero esto también se ve influido por los tiempos que le dedica al trámite el solicitante, por eso se invita a que el solicitante haga sus solicitudes en línea. Ya tenemos el trámite para solicitud en línea de marca o diseño industrial y ya viene para el servicio en línea el trámite para registro de patente y modelo de utilidad, en el segundo semestre del año ya vamos a tener la solicitud de patente en línea.
Entonces, la posibilidad de que te gire el IMPI un oficio por no haber completado la solicitud debidamente, se disminuye porque si al sistema no le llenas los requisitos que te marca, no te deja avanzar a la siguiente página, es como sacar un boleto de cine o un boleto de avión. Eso te reduce los tiempos.
Hay quien te dice que en el IMPI son tardados, pero también aprendes que cuando el IMPI gira un oficio cuenta con dos meses, más dos meses de prórroga, para contestar. El usuario puede contestar al día siguiente, a los dos días o a los tres días, pero el 78% de los requisitos que solicita el IMPI se contestan en el cuarto mes, en los últimos días. Entonces el IMPI no puede avanzar con el expediente porque el usuario está aprovechando el tiempo que le otorga la ley pero tú lo puedes agilizar con la publicación anticipada y son muy pocos los solicitantes en materia de patentes que solicitan la publicación anticipada de la solicitud.
Un legado para 2018
Tras reconocer que todo cargo público es temporal, Miguel Ángel Margáin dice que su objetivo clave, de cara al año 2018, es poder conseguir un mayor posicionamiento en México de la materia de propiedad industrial y, por consiguiente, de la autoridad encargada de eso.
“Al ocurrir esto tendremos más solicitudes. Así lo estamos viendo. La cuestión no es enfocarnos primero en la cifras de más solicitudes de marcas o patentes sino generar la cultura de la propiedad industrial porque en la labor que hemos hechos estos tres años hemos logrado que el IMPI se conozca más y esto ha permitido a muchos usuarios comprender que en el ecosistema de innovación el IMPI juega un papel fundamental porque innovación que no llega al mercado no es innovación y las transacciones de innovación se tienen que hacer, necesariamente, a través de derechos de propiedad intelectual.
“La moneda de cambio de la innovación y de la creatividad son los derechos de propiedad industrial, tan sencillo como eso. Es lo que le da valor y lo que permite comercializar tu innovación. Por eso, posicionar la materia y al Instituto es la prioridad”, añade.
Poco antes de salir a su siguiente reunión con personal del SAT, el director del IMPI dice que todavía tienen que trabajar más en modernizar el aparato burocrático y promover más las solicitudes y trámites en línea.
“¿Qué tenemos que hacer? Dejar un instituto sólido, con más calidad en sus resoluciones y siendo el referente en el mundo y el principal referente en la región latinoamericana”, concluye Miguel Ángel Margáin.