FUENTE: AGENCIA ID
El joven científico mexicano Alvar Sáenz Otero dirige un proyecto aeroespacial en el Instituto Tecnológico de Massachusetts (MIT por sus siglas en inglés) que realiza pruebas en la Estación Espacial Internacional y en el que está involucrada la NASA. Se trata de SPHERES (Synchronized Position Hold Engage and Reorient Experimental Satellite), prototipos de satélites de 20 centímetros de diámetro que conectados entre ellos pueden realizar labores muy complejas.
El proyecto fue presentado como trabajo de ingreso a la Academia de Ingeniería de México (AIM) en marzo de 2016. En el mismo, el doctor Sáenz Otero, quien es director del Laboratorio de Sistemas Espaciales en el Departamento de Aeronáutica y Astronomía en el MIT, subrayó que el trabajo científico que él dirige planteó una serie de cuestionamientos a la NASA. “La retamos y le mostramos que es una nueva manera de trabajar en la estación espacial internacional, que funcione como laboratorio de investigación, y con ello rompimos los moldes tradicionales”.
Al respecto, detalla que el proyecto se dirigió a desarrollar una instalación que sirva como herramienta para el avance de algoritmos de control, estimación y autonomía para sistemas satelitales distribuidos, y maximizar su impacto en el uso de la estación espacial internacional, a través de la observancia de principios de diseño preestablecido y para su desarrollo.
SPHERES (o “esferas” en su versión en castellano) son básicamente satélites porque tienen los subsistemas de los que se compone un aparato de este tipo. Se diseñaron con el propósito de ir fuera de la Tierra, tal vez a la Luna o a Marte, y con ellas se pueden realizar pruebas que no se harían con un satélite cuyo costo es de 200 millones de dólares. “Las esferas se crean para tomar riesgos, para saber que en el espacio se pueden cometer errores que pueden resultar muy costosos, que es lo que pretendemos evitar”, puntualiza el científico mexicano, que es director del Laboratorio de Sistemas Espaciales en el Departamento de Aeronáutica y Astronomía en el MIT.
Al trabajar en la estación espacial internacional, las esferas realizan diversas actividades que demuestran que varios satélites pueden interactuar, como lo podrán hacer en futuras misiones espaciales.
Cada esfera tiene un tanque de gas comprimido (bióxido de carbono) para el sistema de propulsión de 12 pequeños cohetes que permiten que se mueva en cualquier dirección, tanto lineal como giratoria, el cual es alimentado por pilas; tiene también un sistema de comunicación como cualquier satélite que envía toda la información que genera a la Tierra.
El doctor Sáenz Otero ingresó a la AIM como académico correspondiente a la Comisión de Especialidad Ingeniería Mecánica y Mecatrónica. Es ingeniero aeronáutico, tiene una maestría en ingeniería eléctrica y doctorado en sistemas aeroespaciales. Los tres títulos los obtuvo en el MIT.
Explica que las esferas se crearon como parte de un proyecto académico en el MIT, en la clase “Concebir, Implementar, Diseñar y Operar un Sistema Completo”, y se hizo un concepto que ahora emplean 150 universidades en el mundo.
“Hoy en día estoy pidiendo a la NASA dinero para hacer un proyecto que nunca hemos hecho, con fechas de entrega y si no cumplo no me pagas, pero es investigación y puede fallar. El reto está en que actualmente en Estados Unidos no quieren proyectos, quieren productos”.
Sáenz Otero colaboró en 2012 con la planeación y asesoramiento para diseñar el satélite meteorológico Quetzal, en el que trabaja actualmente el Centro de Alta Tecnología de la UNAM.
A partir del proyecto Esferas, el doctor Sáenz Otero impulsó el programa Zero Robotic, una competencia de robótica dirigido a jóvenes de secundaria y preparatoria de 16 países diferentes, entre ellos México. Los participantes tienen que programar las esferas con código, física y matemática para después trasladar el proceso a una simulación por computadora; en las etapas avanzadas del concurso los códigos se implementan en los pequeños satélites reales en la estación espacial internacional.
Como parte de la bienvenida a la AIM, el doctor Sergio Alcocer Martínez de Castro, presidente de la entidad, señaló que Alvar Sáenz tiene una característica: “lo quieren mucho los jóvenes estudiantes del MIT, lo cual es una cualidad poco común en el ámbito académico”.
“Nuestra institución se enriquece con el ingreso de Alvar Sáenz, por sus conocimientos en ingeniería y por su desempeño profesional”, acentuó el doctor Alcocer e hizo hincapié en los logros del científico mexicano a sus 40 años de edad. (Agencia ID)