FUENTE: Antimio Cruz Bustamante, Reportero de Ciencia, Tecnología e Innovación, Revista Mi Patente. antimioadriá[email protected]
Dentro de las diferentes opciones para aprovechar, en exclusiva, un producto creativo o una innovación tecnológica está el secreto industrial, que es todo conocimiento sobre un producto o proceso industrial, cuyo mantenimiento en reserva proporciona al poseedor una mejora, avance o ventaja competitiva. A diferencia de una patente, donde el autor adquiere la protección legal en exclusiva después de realizar un trámite legal en el que da a conocer su conocimiento para ser protegido, en el secreto industrial no se ofrece información, datos de procedimientos ni manuales.
¿En qué casos es conveniente proteger un conocimiento por medio de un secreto industrial y cuándo es mejor patentar?, se le preguntó a Angélica Silis Reyes, Subdirectora Divisional de Servicios de Información Tecnológica del Instituto Mexicano de Propiedad Industrial (IMPI) durante la Primera Jornada de Competitividad e Innovación, organizada por el IMPI, Nacional Financiera (NAFIN) y la Fundación México-Estados Unidos para la Ciencia (FUMEC).
“El secreto industrial es viable cuando de verdad puede ser secreto: si nadie puede llegar a ellos por sus propios medios o si es una tecnología tan compleja que no se puede obtener entonces es válido protegerlo como secreto industrial. Pero si vas a vender el producto y existe la posibilidad de que le apliquen ingeniería en reversa y así puedan obtenerlo, entonces no es un verdadero secreto”, indicó la experta en propiedad industrial.
“Otras posibilidades en las que no conviene tratar una innovación como secreto industrial es cuando tú tienes una innovación y todo el mundo en el laboratorio tiene acceso a cómo se elabora, pues entonces tampoco hay secreto”, añadió Silis Reyes.
Algunos de los ejemplos en los que sí se podría adoptar el secreto industrial, de acuerdo con la exposición de la funcionaria del IMPI es, por ejemplo, cuando se trabaja con microorganismos que generan subproductos, por ejemplo, un yogurt, una fermentación u otro subproducto.
“Ahí sí puede proceder un secreto industrial porque ese organismo lo vas a tener tú, no se te va a ir y lo vas a resguardar y no le vas a permitir el acceso. Hay que recordar que el secreto industrial dura mientras dura el secreto y hay que considerar que, si alguien más llega a ese mismo descubrimiento y lo patenta, el que se va a tener que salir del mercado es el que no patentó y optó por es secreto industrial. Si otro lo divulga antes que tú no hay manera de que demuestres que la novedad fue tuya. Así empiezan muchos litigios”, agregó.
¿Cuándo divulgar en medios de comunicación?
Uno de los temas que también generó interés entre los empresarios, inventores y emprendedores que acudieron a la Jornada convocada por NAFIN-IMPI-FUMEC fue en qué momento se puede divulgar un invento en medios de comunicación, ya sea dirigidos al mundo de la academia o al público general. Sobre este tema Angélica Silis Reyes dijo que hay que ser muy cuidadosos y no precipitarse a dar a conocer los inventos y hallazgos pues esto puede poner en peligro los trámites de patentamiento en algunos países.
“En efecto, el hacer público todo nuestro nuevo conocimiento, por ejemplo, en artículos científicos, sí daña a quienes después deciden proteger. Esto ocurre porque al haber una divulgación previa, puedo afectar el proceso de protección en algunos países. Aquí en México la legislación establece que la divulgación previa no afecta la novedad para el inventor, pero no en todos los países existe una legislación similar. Entonces, ocurre que cuando alguien piensa en una estrategia de comercialización amplia puede tener efectos negativos en países donde no piden como requisito para otorgar una patente el principio de “Novedad” y este significa que no se haya dado a conocer el nuevo conocimiento por ningún medio”, explicó la Subdirectora Divisional de Servicios de Información Tecnológica del IMPI.
Una recomendación a los investigadores es que, si van a comenzar a redactar un artículo científico, inicien en paralelo la redacción de una solicitud de patente y los presente a la par. Se puede presentar la solicitud de patente y una hora después divulgar el conocimiento en un artículo científico, sin que se destruya la “novedad”. Recordó además que la materia prima para el artículo científicos y para la solicitud de patente es la misma. “El estilo de redacción es lo que cambia”, agregó.
“También hay que entender que no todo lo que se desarrolla y se investiga necesariamente tiene que ir a patentamiento, sólo aquello que tenga un potencial de comercialización. Ahora, también hay formas de enseñar sin enseñar, de divulgar sin dar a conocer exactamente el Know how. Si yo te digo que estoy desarrollando un medicamento útil para desarrollar el cáncer y te doy pruebas clínicas te hablo del beneficio, pero no te digo cuál es el principio activo o el invento. Esa es una forma de divulgar sin dañar”, concluyó.