AUTOR: Génesis, Gatica Porcayo
FUENTE: AGENCIA INFORMATIVA CONACYT
Ciudad de México. (Agencia Informativa Conacyt).- El uso de cámaras subacuáticas y nuevas tecnologías ha permitido que la exploración y estudio del ecosistema marino lleve a los especialistas a nuevos niveles de investigación.
En la recta final del marco de conferencias de la Aldea Digital 2016, la bióloga marina Georgina Saad explicó a través de una serie de videos de distintas especies marinas cómo la evolución tecnológica los ha beneficiado para tener mejores estudios de la fauna oceánica.
“Hemos podido conocer detalles de los animales que antes desconocíamos, como es el caso del tiburón blanco”, declaró.
La especialista dijo que gracias a la tecnología se ha podido conocer el comportamiento de los animales en el medio acuático y, hablando específicamente del tiburón blanco, han estudiado sus bostezos de amenaza y nado paralelo. Mencionó, además, que han podido tomar fotografías que muestran las ampollas de Lorenzini, las cuales dan al escualo enormes cualidades sensoriales.
Tecnologías complementarias
Georgina Saad señaló también que el uso de drones, marcajes satelitales y muestras genéticas han sido importantes para estudiar la anatomía y el comportamiento migratorio de los animales, entre otras cualidades.
“Esas marcas satelitales, junto con la fotoidentificación, nos permiten comparar entre un sitio y otro y esta información es la más valiosa para determinar la población y saber en algún momento si esta población aumenta o disminuye”.
Aseveró que hoy se sabe que el tiburón punta blanca tiene reproducción exclusiva en el archipiélago de Revillagigedo, localizado en el Océano Pacífico, y en el caso del tiburón ballena, han sido capaces de estudiar su comportamiento y entender sus migraciones hacia el Golfo de California.
Pruebas genéticas hechas a través de biopsias permiten comparar las poblaciones de tiburones ballena en el Golfo de California y en Galápagos u otros lugares y saber si pertenecen a la misma especie.
“Tan solo con las fotografías hemos podido conocer la temporalidad que tiene el tiburón ballena en Bahía de La Paz, por ejemplo, así como cuántos han sido heridos por año”, mencionó la bióloga marina.
En la piel de las especies
Además, como parte de las nuevas tecnologías que está implementando National Geographic para ejercer su trabajo, se incluye el uso de unas cámaras especiales llamadas Crittercam que permiten ver y escuchar lo mismo que la ballena, “hace falta desarrollar más esta tecnología para poder mantenerla encendida durante más tiempo y ver cómo se comportan las especies marinas sin estar humanamente presentes”.
A través de la colocación de un arnés y una cámara GoPro en una tortuga, han logrado una perspectiva diferente al estudio del comportamiento de la fauna marina. “¿Cuándo hubiéramos imaginado colocarle una cámara al animal y saber cómo se comporta simplemente cuando sale a respirar?”, comentó la especialista y afirmó que esta técnica se ha implementado en especies de mayor tamaño y complejidad.
“Por medio del monitoreo continuo de las especies se evita que la cámara o los instrumentos que tienen adheridos para su estudio puedan perderse, debemos cuidar que regrese la información porque es la única vía de recuperación”, comentó.
La especialista hizo un llamado al cuidado y protección de las especies marinas a través de campañas y acciones individuales para concienciar sobre la importancia de mantener su hábitat e informar a la gente local del valor de su conservación.