AUTOR: Carmen Báez
FUENTE: AGENCIA INFORMATIVA CONACYT
Ciudad de México. (Agencia Informativa Conacyt).- Todas y cada una de las células y órganos del cuerpo funcionan gracias a la sangre, un tejido líquido insustituible, que no se puede fabricar, por lo tanto, los pacientes que requieren de este tejido para recuperar su salud deben solicitar la sangre donada.
No obstante, la cultura de la donación altruista en el país representa alrededor de 20 por ciento, una cifra mínima en comparación con lo establecido por la Organización Panamericana de la Salud (OPS). Uno de los problemas posible de este bajo porcentaje se debe a las malas apreciaciones que ocurren en el vox populi sobre la donación, señaló Jesús Bautista Olvera, jefe de servicios del banco de sangre del Hospital Juárez de México, en una entrevista exclusiva con la Agencia Informativa Conacyt en 2015.
En 1986, con la preocupación de la transmisión del virus de la inmunodeficiencia humana (VIH) por transfusiones sanguíneas, México introdujo el escrutinio obligatorio de donadores de sangre, y en 1987 se prohibió la comercialización de esta.
A partir de entonces se desarrolló una serie de actividades de prevención de la transmisión sanguínea del VIH/sida, incluyendo control de calidad de sangre y programas educativos. De acuerdo con el artículo “La estrategia de prevención de la transmisión del VIH/sida a través de la sangre y sus derivados en México”, el impacto de estas medidas empezó a detectarse a fines de 1991, cuando se estabilizó el número de casos nuevos de sida postransfusional.
La directora general del Centro Nacional de la Transfusión Sanguínea (CNTS) de la Secretaría de Salud (SSA), Julieta Rojo Medina, señaló que con la epidemia del sida en los años 80 se logró modificar la ley de salud en la que estipulara la prohibición de la comercialización de la sangre, por lo que en 1993 aparece la primera norma oficial mexicana para la disposición de sangre humana y sus componentes con fines terapéuticos, que obligaba la realización del tamizaje serológico, el cual ya se practicaba desde 1986.
De este esfuerzo, a partir de 1988 comenzaron a crearse los Centros Estatales de Transfusión Sanguínea (CETS), a fin de aumentar la cobertura del control y vigilancia sanitaria de los bancos de sangre y servicios de transfusión en todo el país.
Es así que antes de recibir una transfusión sanguínea, esta es sometida por un equipo de profesionales a una serie de estudios para la detección de infecciones antes de su uso. En primer lugar, al donante se realiza una encuesta, recibe la evaluación de signos vitales y revisión de un médico.
El primer control de seguridad es la selección del donante: no se aceptan aquellos que tengan factores de riesgo como son procesos infecciosos, que hayan sido vacunados recientemente, aquellas personas que se hayan realizado piercings o tatuajes en menos de un año, mujeres que hayan terminado recientemente su periodo de menstruación.
La directora de Normalización del CNTS, Gloria Estrada García, indicó que la biometría hemática permite determinar cuál es la cantidad de células rojas, blancas o plaquetas que tiene el candidato a donación, además sirve para detectar procesos infecciosos en la sangre, que determinará si es apto para continuar con el proceso de donación.
“En este estudio también se analiza el grupo sanguíneo. Esto permitirá seleccionar al donante. Se determina si el paciente tiene grasa en su sangre y no será en ese momento candidato a donación”, indicó.
Uno de los procesos más importantes son los estudios serológicos de la sangre de los donadores, estos permiten la búsqueda de infecciones como el VIH, los virus B y C de la hepatitis, enfermedad de Chagas, enfermedades que se pueden transmitir por transfusión.
Donar sangre puede salvar vidas
Durante el proceso de donación se extraen solo 480 mililitros de sangre, cantidad suficiente por la que pueden llegar a salvarse tres vidas. De un donador se obtienen tres componentes: concentrado de glóbulos rojos, plaquetas y plasma, cada una de ellas tiene diferentes funciones en términos de tratamiento.
“Desde luego los glóbulos rojos son los que oxigenan el tejido, así que cuando una persona tiene una hemorragia de cualquier tipo, como cirugías mayores, accidentes, el afectado al perder mucha sangre debe recuperar glóbulos rojos que son los que van a oxigenar todos los tejidos”, comentó Gloria Estrada García.
Las plaquetas, por su parte, ayudan a la coagulación para evitar y controlar hemorragias. “Estas bajan mucho cuando un paciente está sometido a la quimioterapia y entonces viene la trombocitopenia o baja de plaquetas y hay que estar reponiéndolas. Las transfusiones de plasma son utilizadas para llevar todos los factores de la coagulación y se utilizan mucho en pacientes con problemas de hígado o cirrosis hepática”, detalló por su parte la directora del CNTS.
Para fraccionar o separar los componentes de una unidad de 480 mililitros de sangre, se utiliza una centrífuga refrigerada, que mediante temperaturas separa los elementos, primero obtenemos el concentrado eritrocitario. El plasma con las plaquetas queda en otra bolsa que se somete a una segunda centrifugación para separarlos.
Las unidades de plasma pueden tener 36 meses de vigencia, pero necesitan resguardarse a temperaturas inferiores para conservarse los factores de coagulación y pueda ser útil para los pacientes receptores.
Debido a sus características, cada elemento, destacó Gloria Estrada, debe resguardarse en tiempos y temperaturas diferentes. “El concentrado eritrocitario tiene una vigencia de 35 días de caducidad, por esto no podemos conservar una sangre total, porque si la metemos a refrigeración se pierden los factores de coagulación que debería tener el plasma y las plaquetas, esto se debe a que cada elemento debe estar a temperaturas controladas y al transfundirla al paciente lo afectamos. Las plaquetas, por su parte, deben estar en agitación constante para que no se puedan aglutinar, al formarse coágulos ya no sirve para ser transfundida; se oxigena para seguir con vida y tiene una vigencia de cinco días”. Por estas razones, cada uno de los componentes se conserva diferente.
Fomentar la donación altruista
De acuerdo con la Organización Mundial de la Salud (OMS), en la actualidad, solo hay 62 países en el mundo donde el suministro nacional de sangre procede casi en su totalidad de donaciones voluntarias no remuneradas, mientras que 40 países siguen dependiendo de donaciones procedentes de familiares o incluso de donantes remunerados.
En tanto, datos de la Cámara de Diputados determinan que alrededor de tres por ciento de las unidades de sangre que se recolectan en México es voluntaria, y la gran mayoría se obtiene mediante el modelo de reposición, es decir, cuando se dona para familiar o conocido que va a ser intervenido quirúrgicamente, o bien necesita de una transfusión.
En este contexto, el Centro Nacional de Transfusión Sanguínea realiza esfuerzos para elevar la donación voluntaria y de repetición mediante colectas de sangre en instituciones universitarias, empresas, religiosas y sedes diplomáticas.
La directora del CNTS, Julieta Rojo, indicó que fomentar la donación altruista no es tarea sencilla, debido al sistema para la donación que practican instituciones hospitalarias y bancos de sangre.
“Queremos, a través de las directivas de los hospitales, facilitar a la sociedad que venga sin pedirle fechas ni que haga filas. Las instituciones debemos cambiar el sistema, dándole al donado citas para que no hagan filas de dos y tres horas, atenderlos en horarios más amplios: que puedan donar tanto en la mañana o tarde, o bien sábados o domingos”, expresó.
Estas recomendaciones, dijo, se llevan a cabo en los Centros Estatales de Transfusión Sanguínea del país. En el Instituto Nacional de Cardiología Ignacio Chávez, ya se practica este procedimiento, el cual, agregó, ha tenido gran éxito.
La idea es “promover la donación altruista y recomendar a las instituciones que dejen el esquema de la reposición, una situación compleja teniendo en cuenta que instituciones como el Instituto Mexicano del Seguro Social (IMSS) tiene un esquema de reposición de casi del 100 por ciento (…) La donación voluntaria y de repetición es más segura porque les permite a quienes la practican llevar un estilo de vida saludable, están exentos de los factores de riesgo; donar es una oportunidad de conocer nuestro estado de salud a través de estudios de laboratorio”, concluyó Julieta Rojo Medina.
Centro Nacional de Transfusión Sanguínea Othón Mendizábal No. 186, Colonia Zacatenco, |