AUTOR: Tania Robles
FUENTE: AGENCIA INFORMATIVA CONACYT
Ciudad de México. (Agencia Informativa Conacyt).- Jóvenes estudiantes de la Universidad Nacional Autónoma de México (UNAM) de la Facultad de Ingeniería (FI) participaron en el concurso SAE Aero Design West en Estados Unidos. Esto fue más allá de solo ser un equipo representativo, pues sentaron las bases de lo que se pretende sea una nueva escuela de conocimiento en la rama de aeronáutica en la FI que era inexistente, hasta ahora.
Los objetivos del equipo fueron diseñar y manufacturar un pequeño avión a control remoto, además de recopilar y documentar todos los procesos y aprendizajes que se obtuvieron de esta experiencia para que las futuras generaciones tengan el acceso y la oportunidad de participar en estas áreas dentro de la UNAM.
Este proyecto ha sido apoyado por la FI, la Red Temática de Ciencia y Tecnología del Espacio (Redcyte) del Consejo Nacional de Ciencia y Tecnología (Conacyt) y por la empresa Altair con la facilitación del software.
Iniciativa estudiantil
El equipo llamado SAE Aero Design UNAM está conformado por diez estudiantes de distintas carreras: ingeniería mecánica, ingeniería mecatrónica, ingeniería en computación e ingeniería industrial.
A pesar de que en la UNAM no existe la carrera o especialización que corresponde a la aeronáutica, de 1994 hasta 1997 que se disolvió, la FI tuvo un equipo representativo en este concurso. Fue hasta 2015 que estos jóvenes decidieron innovar y buscar la forma de obtener conocimientos del tema para finalmente decidirse por concursar en este evento internacional.
El equipo trabajó en optimizar la parte estructural y tener mayor eficiencia en cuanto al peso que podía cargar la pequeña aeronave. “A nuestro avión se le realizó optimización topológica para la reducción de peso. Hicimos análisis de esfuerzo con software especial y con eso logramos reducir la masa de nuestro avión en general”, explica la capitana del equipo, Brenda Carolina Vez Rojo.
La aeronave está conformada por un tipo de madera con un comportamiento mecánico similar al del pino pero con mucho menos densidad, es decir es resistente pero ligera. Para el tren de aterrizaje se utilizó aluminio; para las superficies de control se usó madera comercial en forma de cilindros, monokote para forrar el avión y darle estética. “Es la primera vez que realizamos un prototipo, por esa razón tuvimos que rediseñar y manufacturar varias veces”, comenta Vez Rojo.
Los estudiantes consideran que elaborar un registro de trabajo es de vital importancia, “la aeronáutica es una industria muy grande alrededor del mundo y que está creciendo y desarrollándose en México. Creemos que es importante que la UNAM forme parte del crecimiento de esta importante industria y por eso estamos impulsando a nuestros compañeros para que se interesen en este campo para desarrollar nuevas tecnologías surgidas de la UNAM”, añade Bernardo Vázquez Luna, miembro del equipo.
Conocimiento que perdura
SAE Aero Design UNAM se destaca por el objetivo detrás del concurso, pues no solo pretendió participar en él, sino obtener el máximo posible de conocimiento práctico y técnico de esta experiencia.
Fernando Velázquez Villegas, parte del cuerpo de asesores de SAE Aero Design, explica que además de solo trabajar en el diseño de un avión para un concurso anual, es importante llegar a desarrollar metodologías de documentación y formar las bases de la escuela de alumnos interesados en la aeronáutica, de tal forma que año con año exista un repositorio de información.
El responsable del proyecto, Jorge Alfredo Ferrer Pérez, mencionó que la trascendencia del aprendizaje de los jóvenes radica en dirigir los esfuerzos hacia un enfoque social con una aplicación en la vida cotidiana. “Una de las aplicaciones pensadas es una plataforma de vuelo diseñada y fabricada en México para probar diferentes componentes aeronáuticos y espaciales enfocándonos en resolver necesidades reales del país. Queremos llevar este trabajo hacia otros horizontes que permitan el desarrollo de tecnología nacional”, agrega el doctor.
Los investigadores recalcaron que comenzar a desarrollar y diseñar tecnología cien por ciento mexicana con una aplicación social le podrá finalmente otorgar la soberanía tecnológica al país, que se podrá traducir en múltiples beneficios para la sociedad de una nación.