Mérida, Yucatán. 12 de septiembre de 2016 (Agencia Informativa Conacyt).- Cultivo in vitro, técnicas de micropropagación y estrategias integrales asociadas al cultivo de cocotero, desarrollo de nuevas especies de papaya Maradol para el sector agroindustrial y mejoramiento de la productividad de Agave tequilana son solo algunos de los proyectos que se han consolidado a lo largo de los 18 años de la Unidad de Biotecnología del Centro de Investigación Científica de Yucatán, A.C. (UBT CICY), líder de investigación científica y tecnológica en la región sureste de México.
Durante la conmemoración del XVIII aniversario de la Unidad de Biotecnología del CICY y en el recuento de sus antecedentes, resuena el nombre de Manuel Robert Díaz, ya que fue él quien durante su gestión como director de este Centro Público de Investigación del Consejo Nacional de Ciencia y Tecnología (Conacyt) la concibió como un departamento de biotecnología, en el seno de la División de Biología Vegetal, en 1985.
Sin embargo, fue hasta 1998 cuando se crea oficialmente, siendo Jorge Santamaría Fernández su primer director, con un personal integrado por 18 investigadores y 25 técnicos.
“A mí me tocó la tarea difícil de echar a andar cosas, terminar edificios, equipar los laboratorios y contratar investigadores, de los cuales algunos siguen con nosotros. Fue difícil el arranque y lograr la armonía en el grupo, pero es interesante ver que somos un grupo unido, consolidado y con un gran potencial”, señaló Santamaría Fernández en entrevista con la Agencia Informativa Conacyt.
Luis Sáenz Carbonell, director actual de la UBT, señaló en entrevista que el CICY fue pionero en iniciar la biotecnología en Yucatán, pues desde que se constituyó, a finales de los setenta, impulsó proyectos como el aprovechamiento integral del henequén, el programa integral de cocotero y la propagación masiva de agaves, que fueron diversificándose en múltiples objetivos.
Esta labor ha sido parte del esfuerzo de estudiantes, investigadores y los siete directores que han liderado a lo largo de los 18 años la Unidad de Biotecnología del CICY, entre quienes se encuentran Carlos Oropeza Salín, Aileen O’Connor Sánchez, Felipe Sánchez Teyer, Blondy Canto Canché y Luis Sáenz Carbonell.
“Estamos cumpliendo 18 años de la puesta en marcha de la Unidad de Biotecnología y nos pareció un momento propicio para analizar las posibilidades y las oportunidades de que tengamos un impacto en el desarrollo del país”, apuntó Sáenz Carbonell.
Farmacobiotecnología
Las cuatro líneas de investigación con que contó la UBT en su arranque se han convertido hoy día en 13 proyectos de estudio agrupados en tres líneas principales: agrobiotecnología, farmacobiotecnología y biotecnología de combustibles alternos.
El área de agrobiotecnología está orientada a la utilización de plantas (y sus procesos metabólicos) para producir bienes o servicios en beneficio de los seres humanos. Actualmente, los proyectos de investigación tienen un especial énfasis en la propagación masiva de plantas de alto desempeño agronómico y libres de patógenos, así como en el diagnóstico de enfermedades para generar tratamientos efectivos en corto plazo.
En esta línea se ha desarrollado el programa de fortalecimiento integral de cocotero y el programa integral para el manejo de cultivo de plátano, impulsando las buenas prácticas de campo e inocuidad basadas en la investigación y aplicación de herramientas tecnológicas, proyectos que han contado con el Fondo Institucional de Fomento Regional para el Desarrollo Científico, Tecnológico y de Innovación (Fordecyt).
De igual manera, se desarrolla el mejoramiento genético de cultivos agrícolas como agaves, cedro, chile y cítricos; la producción de biomoléculas de alto valor agregado mediante técnicas metagenómicas o en cultivos de microalgas verdes; y el desarrollo de biopesticidas para el control de enfermedades utilizando las técnicas más avanzadas de la química, la biología molecular y celular, el cultivo in vitro, la ingeniería genética, la genómica y la bioinformática.
Por otra parte, el área de farmacobiotecnología está dedicada a la bioprospección de la flora nativa de la península de Yucatán para identificar metabolitos bioactivos que puedan ayudar en el tratamiento de enfermedades humanas y agropecuarias.
En el área de biotecnología de combustibles alternos se desarrollan programas de estudio a partir de microalgas, hongos y cultivos agrícolas, así como protocolos para el procesamiento de biomasa residual, con el objetivo de minimizar sus efectos de contaminación en el medio ambiente, utilizando enzimas y microorganismos.
La biofábrica del CICY, ubicada en el Parque Científico Tecnológico de Yucatán desde el 2016, está diseñada para producir masivamente plantas de desempeño agronómico importante y con protocolos desarrollados en su totalidad por la UBT, como es el caso del cocotero, la papaya y el agave mezcalero.
“La Unidad de Biotecnología se está consolidando, estamos llegando a la mayoría de edad (18 años) y esperamos tener en un futuro cercano un fuerte impacto en el desarrollo de la región y el país”, apuntó en conferencia Sáenz Carbonell.
Desde el punto de vista académico, la UBT cuenta con publicaciones internacionales de alto nivel, con patentes otorgadas y patentes en proceso, y se encuentra en una etapa de consolidación de proyectos que se han desarrollado a lo largo de las últimas dos décadas a partir del trabajo de investigadores y estudiantes.
“Se está logrando una armonía con las formas de financiamiento de empresas acompañantes, por lo que empezaremos a ver estos productos en el mercado nacional, generando un impacto en el estado de Yucatán y en la región sureste”, comentó Santamaría Fernández, miembro nivel II del Sistema Nacional de Investigadores (SNI).
Oportunidades de la biotecnología en México
En el marco del XVIII aniversario de la UBT, sus directivos e investigadores se plantearon un debate en torno a las condiciones actuales y potenciales del desarrollo de la biotecnología en el país a través del foro “Oportunidades de la biotecnología en la formación de empresas en México”.
“El objetivo principal del foro fue evaluar cuál es el escenario de oportunidades de los centros de investigación científica y de las empresas de base biotecnológica”, señaló Jorge Santamaría Fernández.
De acuerdo con los investigadores reunidos, un foco de atención es la formación de recursos humanos. De un total de 48 mil estudiantes becados por Conacyt en el año 2015, tan solo cinco mil 500 se formaron en el área de biotecnología y ciencias agrícolas.
Con respecto al potencial de captación de egresados, el país se enfrenta con número reducido de centros de investigación e instituciones que cuentan con áreas de biotecnología. Por otro lado, de acuerdo con la Encuesta sobre Investigación y Desarrollo Tecnológico y Módulo sobre Actividades de Biotecnología y Nanotecnología (ESIDET-MBN) realizada por el Instituto Nacional de Geografía y Estadística (Inegi) y el Consejo Nacional de Ciencia y Tecnología (Conacyt), de 2010 a 2011 solo un total de 406 empresas del sector productivo hicieron uso de la biotecnología en México.
Spin-offs, potencial de la biotecnología
Ante este panorama, las empresas spin-off derivadas de los resultados de proyectos innovadores de investigadores y estudiantes representan un potencial importante para este campo, e instituciones tienen un papel fundamental en su primer arranque para que la empresa pueda madurar por sí misma.
“No solo es ser una empresa spin-off, sino un mecanismo de formación que pueda captar a los egresados de las áreas de biotecnología que difícilmente tendrán cabida en los centros de investigación existentes. Esto convierte a las empresas de base biotecnológica no solo en un programa de captación de desarrollo profesional de egresados, sino en fuentes de desarrollo económico que aportan a resolver problemas nacionales”, apuntó Santamaría Fernández.
De acuerdo con Luis Sáenz Carbonell, SNI nivel II, aplicar el conocimiento básico para generar empresas spin-off es uno de los retos principales de la biotecnología, así como desarrollar proyectos de alto impacto para obtener los financiamientos que se otorgan a nivel nacional y regional.
“En primer lugar hay un reto económico, la región está creciendo pero todavía hacen falta más científicos y empresarios que se acerquen a nuestra área; tenemos que formar una masa crítica de estudiantes y los empresarios tienen que conocer los proyectos que desarrollamos para generar impacto”, indicó.
Biotecnología en el mercado
Para conocer el estado del arte de las empresas de base biotecnológica en el país, el foro realizado en el CICY contó con la participación de tres ponentes de empresas exitosas que compartieron con los investigadores y alumnos parte de las experiencias al llevar el conocimiento básico a la realidad empresarial.
Luis Estrella Herrera, fundador del Laboratorio Nacional de Genómica para la Biodiversidad (Langebio) del Centro de Investigación y de Estudios Avanzados (Cinvestav) del Instituto Politécnico Nacional (IPN), y Damar López Arredondo explicaron cómo fue que a partir del proyecto de doctorado de López Arredondo se conformó la empresa StelaGenomics, dedicada al control efectivo de malezas en cultivos de forma sustentable, con un alcance internacional actualmente.
Mario Soberón Chávez, del Instituto de Biotecnología de la Universidad Nacional Autónoma de México (IBT-UNAM), presentó las bases de ciencia básica del desarrollo tecnológico de Maalem, producto biofungicida que se está consolidando como una empresa exitosa.
“Es interesante ver que es realidad la posibilidad de que algunos proyectos biotecnológicos con potencial empiezan a aterrizarse en el mercado, junto con las empresas biotecnológicas que los acompañan”, apuntó Santamaría Fernández.
Compromiso institucional
En palabras de Santamaría Fernández, actualmente es difícil que un estudiante de doctorado pueda empezar una empresa con sus propios recursos. La idea de las empresas spin-off es que las universidades, centros de investigación e instituciones públicas puedan acompañar el desarrollo de estas empresas con su infraestructura científica, tecnológica, el asesoramiento legal y la experiencia en la vinculación con empresas.
“Es una buena forma de celebrar este tiempo de desarrollo de la UBT con logros importantes de los compañeros que han sido apoyados por otras instituciones, y nosotros como Unidad de Biotecnología del CICY tenemos también una serie de proyectos muy avanzados que eventualmente aportarán una gran utilidad a la sociedad”, finalizó Santamaría Fernández.
AUTOR: Marytere Narvaéz
FUENTE: AGENCIA INFORMATIVA CONACYT