Ciudad de México. (Agencia Informativa Conacyt).– A fin de contribuir a la solución de algunos problemas nacionales, la Dirección de Enlace con Sectores Productivos de la Universidad Autónoma Metropolitana (DESP-UAM) tiene entre sus funciones, además de impulsar la vinculación de la universidad con empresas de diferente giro para ofrecerles asesoría, servicios, pruebas, estudios o proyectos de diversa índole, brindar apoyo y soporte técnico a los profesores investigadores de esta casa de estudios con el propósito de que sus desarrollos tecnológicos cuenten con protección industrial, tengan paquetes tecnológicos integrados, evaluados y valorados de la mejor manera para su transferencia o licenciamiento.
Adicionalmente, y en colaboración con las cinco unidades académicas ubicadas en la Ciudad de México y su zona metropolitana: Azcapotzalco, Cuajimalpa, Iztapalapa, Lerma y Xochimilco, la DESP-UAM contribuye a la formación académica y profesional de los alumnos, mediante la coordinación de actividades de emprendimiento.
El doctor en ciencias de la administración, Enrique Alberto Medellín Cabrera, titular de la DESP-UAM, oficina adscrita a la Coordinación General de Vinculación y Desarrollo Institucional, a cargo de la Rectoría General de la UAM, detalló en entrevista la importancia de la dirección que encabeza.
Agencia Informativa Conacyt (AIC): ¿Cuáles son las principales actividades de la DESP?
Enrique Medellín Cabrera (EMC): Promover la vinculación. Mantenemos una vinculación constante con empresas, instituciones, centros de educación superior u organizaciones civiles de diferentes tamaños y sectores públicos o privados, con la finalidad de impulsar la transferencia tecnológica de los desarrollos sobresalientes de la UAM y en este sentido ofrecemos consultoría y capacitación, siempre teniendo en cuenta las necesidades del sector productivo para que entre este y los investigadores de la UAM exista una sinergia industria-educación, que sea de interés para las empresas. En la mayoría de los proyectos de vinculación participan estudiantes de licenciatura y posgrado.
En conjunto con la Oficina del Abogado General, tenemos la responsabilidad de ayudar a los profesores de la UAM a realizar los trámites necesarios para que puedan patentar sus invenciones, a nivel nacional sobre todo, pero también buscamos el patentamiento internacional.
Aunado a lo anterior, monitoreamos las convocatorias de organismos federales o estatales y las damos a conocer entre la comunidad universitaria, con el objetivo de que su participación incremente la competitividad y el desarrollo nacional. Algo muy importante también, es la oportunidad que se les da a los estudiantes para que se capaciten y fortalezcan sus habilidades de emprendimiento.
AIC: ¿Cuál es el procedimiento para la vinculación y transferencia tecnológica?
EMC: La UAM tiene cuatro oficinas certificadas de transferencia de conocimientos, una en la unidad Cuajimalpa, otra en Xochimilco, la tercera en Iztapalapa y, finalmente, la de Rectoría General, donde la licenciada en psicología Laura Hernández Villalobos es la responsable de generar canales para la comercialización de las patentes o desarrollos tecnológicos que cuenten con potencial mercantil.
Se hacen estudios de mercado, planes de negocios, transferencias de tecnología y licenciamiento de patentes con empresas a nivel nacional, aunque asimismo enviamos información a empresas de otros países con el propósito de que se interesen en la tecnología de la universidad.
La mayoría de los proyectos de vinculación UAM-empresa deriva de la propia demanda de los particulares. Es decir, cuando una empresa se acerca a la UAM para la resolución de un problema, buscamos al investigador, académico o grupo de expertos en el tema y una vez que se ponen de acuerdo, se firman los contratos respectivos. Normalmente son las empresas las que acuden a nosotros en busca de talento, a veces incluso para actualizar a su personal.
De los tres mil 100 profesores investigadores de la UAM, mil 110 son miembros del Sistema Nacional de Investigadores (SNI), y quienes aún no pertenecen igualmente son expertos en muchos campos del conocimiento, lo que propicia una sobresaliente vinculación con la industria.
AIC: ¿Podría mencionar algunas cifras de los resultados que ostenta la UAM en cuanto a protección industrial y ejemplificar con algún caso de éxito?
EMC: Contamos con 64 patentes vigentes ya otorgadas y 43 solicitudes en trámite. Hemos solicitado 26 modelos de utilidad y 15 diseños industriales que seguramente a muchas empresas les serían de interés. En materia de marcas, apenas estamos incursionando.
En el ámbito farmacéutico tenemos seis patentes, tanto a nivel nacional como internacional, para darle nuevas aplicaciones al antibiótico dapsona, por ejemplo, para la prevención de infartos cerebrales, mal de Parkinson, epilepsia y otros padecimientos neurológicos.
Otro caso de éxito es la transferencia de tecnología con licencia de patente para el reúso del nejayote (agua residual del proceso de nixtamalización del maíz), que a la fecha y por falta de una normatividad, se tira al drenaje, lo que además de contaminar y servir de alimento para las ratas, reduce el diámetro de las tuberías por la capa interna que les forma. El desarrollo permite la reutilización de esa agua en la propia nixtamalización y además incorpora energía solar.
Un caso más reciente de patentamiento es el desarrollo de un sistema de respirometría que monitorea y mide la concentración de gases contaminantes que se generan durante los procesos biológicos de algunas industrias, como la alimentaria, farmacéutica, química, agropecuaria, entre otras.
AIC: Además del tiempo y lo engorroso de los trámites para obtener una protección industrial, sea sobre invenciones, modelos de utilidad, marcas, diseños o secretos industriales, denominaciones de origen, etcétera, ¿a qué otras dificultades se han enfrentado?
EMC: Una problemática, no solo de la UAM, sino de todas las universidades del país, es que aunque obtengamos una considerable cantidad de patentes, los desarrollos que llegan al mercado son muy pocos, dado que con frecuencia se desconoce lo que hacemos.
Se requiere mayor experiencia y profesionalización para los procesos de transferencia de tecnología. Es preciso que estén mejor elaborados y que los proyectos se evalúen de manera óptima. También hacen falta expertos que apoyen a los profesores investigadores en la integración de paquetes tecnológicos que, además de los artefactos electrónicos, químicos o biológicos, incluyan la documentación necesaria como manuales, guías o procedimientos porque las empresas deben tener todos los elementos a su alcance que les permitan adaptar cada tecnología y así poder usarla o producir algo nuevo.
Una vez concluido cualquier proyecto de investigación, se debe indagar su posible impacto comercial, analizar los productos existentes en el mercado y compararlos para saber qué tan competitivos pueden ser los desarrollos tecnológicos de las universidades. Posteriormente se deben identificar prácticas de comercialización nacional e internacional, conocer el tamaño del mercado, estimación de lo que se podría vender, saber cuáles son las empresas licenciatarias y hacer análisis financieros para determinar la rentabilidad de un proyecto de transferencia, y con toda esa información valorar o valorizar la tecnología, porque una de las dificultades más comunes es desconocer el verdadero valor de nuestras tecnologías.
AUTOR: Yureli Cacho
FUENTE: AGENCIA INFORMATIVA CONACYT