De no tratarse, el patógeno podría secar al 100 por ciento de cultivos de cítricos en varios estados de la república
El Huanglongbing (HLB) o dragón amarillo, enfermedad transmitida por un insecto proveniente de Asia llamado Diaphorina citri Kuwayama, que al momento de alimentarse de las hojas de un árbol de cítricos, les transmite una bacteria capaz de secarlo.
A gran escala, pueden perderse extensos cultivos de frutos como limón, naranja, mandarina o toronja. Ello implica pérdidas económicas para productores y posible disminución de variedad de estos frutos. En México, el patógeno apareció en el año 2009 en el estado de Colima y afectó 79 mil 456 hectáreas cultivadas.
Ante ello, científicos mexicanos pertenecientes al Centro de Investigación en Química Aplicada (CIQA), hallaron un polímero para curar dicho padecimiento en cítricos. El método ha mostrado mejorar el estado de las plantas tratadas y no causar daños ecológicos. Actualmente se indaga sobre su óptima dosis a usar y su mejor aplicación.
El doctor Ramiro Guerrero Santos, investigador del CIQA, explicó que la vacuna es un polímero modificado llamado Poly dmaema, conformado por partículas menores de 100 nanómetros y que contiene bactericida y fungicida para aumentar su resistencia. “La solución es como si a una tina de agua se agregara una cucharada de harina, se agitara y se obtuviera un compuesto sin olor y que no provoca daños en humanos, ya que puede colocarse en los plantíos sin protección alguna, además no daña el ecosistema”.
Asimismo, el doctor Humberto Valenzuela, quien forma parte de la investigación, indicó que se han hecho pruebas in vitro y también se ha aplicado el polímero a algunos árboles de limón, naranja agria y normal y se han obtenido buenos resultados. Se ha observado el crecimiento de nuevas ramas en un tiempo de tres semanas en aquellos árboles infectados. No obstante, aún es necesario realizar estudios con diferentes dosis, tomando en cuenta la edad del árbol y el grado de la enfermedad para optimizar su aplicación.
Los resultados de la experimentación indican que la administración del polímero sería vía infiltración, es decir, introduciendo el producto en el tallo del árbol para que emigre hasta las hojas. Se estima que ésta es la vía más correcta, sin embargo, se hacen pruebas con otro tipo de aplicaciones como la foliar, donde se coloca la solución directamente en hojas infectadas, además del tratamiento en raíz. Este proceso es para garantizar que la vacuna entre en contacto directo con el patógeno a partir de su modo de empleo.
A decir de los especialistas, el potencial del producto es notorio, sin embargo, se busca una evidencia más sólida de su efecto, por lo que también se hacen pruebas moleculares como la de qPCR que permite detectar el patógeno y cuantificarlo en el tejido de las plantas una vez aplicada la vacuna.
El proyecto multidisciplinario en el que se busca obtener un producto eficaz y accesible, lleva aproximadamente un año de trabajarse por una institución Alemana y el CIQA. Por otro lado, se busca la patente y recursos a través de la Secretaría de Agricultura, Ganadería, Desarrollo Rural, Pesca y Alimentación (SAGARPA) para poder resolver este problema social.
Sobre el dragón amarrillo y sus síntomas.
Al estar contagiado, además de anormalidades en frutos, el árbol sufre una disminución de su tamaño, sus hojas presentan un color amarillo, ya que el patógeno provoca la inhibición de la maquinaria fotosintética de la planta y altera su sistema vascular, por lo que los nutrientes ya no llegan a las hojas y se comienza a marchitar. Los síntomas se presentan tres o cuatro años posteriores a la transmisión, no obstante, ello es tarde para el árbol que tendría que ser cortado y quemado para evitar propagación.
Cabe señalar que el alimentarse con esos frutos obtenidos de un árbol infectado no implica la transmisión del patógeno en seres humanos, ya que dentro del organismo, la bacteria muere. (Agencia ID)