Por: Carlos Hernández López/Indautor I Collage digital: willy
Aunque cada vez son más los países consideran a las creaciones intelectuales como factor para el desarrollo económico, en México el valor de la propiedad intelectual no toma aún las dimensiones para considerarse un generador de riqueza.
Durante mucho tiempo la creación intelectual ha tenido un significativo valor para la evolución de la humanidad, ya sea para el desarrollo cultural, así como para la solución de problemas en la vida práctica de todos; sin embargo, ahora la creación intelectual tiene un valor añadido que, en nuestros días se traduce además en el pilar de las empresas en el que basan su actividad comercial y el de los países como una forma de desarrollo económico sostenible.
Así es, la sociedad le ha otorgado un nuevo valor a las creaciones intelectuales protegidas por la propiedad intelectual, trascendiendo del tema cultural y la solución práctica a problemas comunes, al desarrollo económico de los países, mayor ventaja competitiva, incremento del Producto Interno Bruto y mayores empleos.
El nuevo valor considerado para las creaciones intelectuales protegidas por la propiedad intelectual, es consecuencia de que algunas sociedades hayan descubierto en los derechos de autor y la propiedad industrial, la fórmula para la prosperidad y el crecimiento de los estados.
Las empresas que piensan en el futuro están interesadas en un tema que ya no es secundario, sino ya en muchos casos primordial y la plataforma de sus planes de negocios, es decir, el avalúo de los activos a los que se refieren un sin número de documentos en el mundo y que, en nuestro país, las Normas de Información Financiera (NIF) consideran como activos intangibles, señalando que se refieren a los activos no circulantes que sin ser materiales o corpóreos son aprovechables en el negocio1.
Las empresas quieren saber con cuántos activos intangibles cuentan, cuál es su valor y cuánto dinero pueden generar con ellos, con la intención de que se refleje en sus estados financieros y que sea infalible para obtener créditos, para dar prestigio, para comercializar sus productos o servicios incrementando sus ventas y la posibilidad de explorar en otros territorios, en fin, que les dé la posibilidad de crecimiento, de competitividad con otras empresas de cualquier país y sobre todo que les dé a ganar dinero.
En nuestro País, el valor de la propiedad intelectual, no toma aún las dimensiones para considerarse un generador de riqueza y acelerador de la economía, no obstante que en diversos estudios se han evidenciado grandes avances en las industrias encargadas del uso y explotación de las creaciones intelectuales, comúnmente conocidas ahora como industrias creativas, por ejemplo, el estudio titulado: “La Contribución Económica de la Industrias protegidas por los Derechos de Autor en México” 2 publicado hace algunos años concluyó que el valor agregado en el año 2003 para el total de las industrias culturales protegidas por el derecho de autor en México representó el 4.77% del Producto Interno Bruto y el 11.01% al empleo, superando la importante contribución acostumbrada de industrias como la automovilística y la de la construcción
México es el único país latinoamericano en el ámbito mundial que se encuentra dentro de los 20 principales exportadores en el mercado global de los productos creativos.
Así mismo, de conformidad con el “Creative Economy Report 2008” publicado por la Organización de las Naciones Unidas3, México se encuentra entre los 10 principales países en desarrollo exportadores de productos creativos, sólo después de China, Hong Kong, India, Turquía y Tailandia, además, de acuerdo con dicho informe, México es el único país latinoamericano en el ámbito mundial que se encuentra dentro de los 20 principales exportadores en el mercado global de los mencionados productos creativos.
No obstante lo anterior, es necesario que, los activos intangibles se estimen en razón de su trascendencia económica para las empresas iniciando por un control adecuado de dichos activos para su administración, además que deben ser explotados en las dimensiones en las que se hace en otros países.
La solución a este problema en nuestro país parece estar limitada históricamente, debido a nuestra dificultad para unir estratégicamente nuestras habilidades en distintas disciplinas, aunque no por ello, debe concluirse como imposible.
El trabajo inicial que se requiere implica la combinación de fuerzas entre los diversos interesados en el tema del uso y explotación comercial de los derechos de autor y la propiedad industrial en nuestro país, por ejemplo: científicos, creadores intelectuales, instituciones educativas, economistas, contadores, abogados, titulares de derechos, especialistas en finanzas, gobierno, ONG’s y también grupos o individuos calificados de manera multidisciplinaria, es decir, que tengan formación en varias materias a la vez para que sirvan de interlocutores entre los involucrados, para crear un enfoque que les sea a fin a todos, en el cual cada uno ubique su responsabilidad y su provecho y con ello lograr la inclusión real de la propiedad intelectual en el desarrollo económico de nuestro país y en la era de la globalización comercial en el ámbito mundial.
En nuestros días es fundamental que los administradores de las empresas tengan un conocimiento amplio de los activos intangibles que se desprenden de la propiedad intelectual y el valor agregado que aporta a las organizaciones que han descubierto la forma de explotarlos en su beneficio y, en consecuencia, en el de sus países. Los administradores tienen ahora una función más: deben conocer el valor de las creaciones intelectuales protegidas por la propiedad intelectual con el objetivo de garantizar su provecho en el tiempo, ya sea que se decida su explotación por la empresa propia o para su venta, licencia o cualquier otro tipo de transmisión futura.
En general la propiedad intelectual debe ser valuada sobre la base de la generación de beneficios futuros traídos a valor presente, y de este modo las empresas podrán ver la importancia económica de la creación intelectual en razón de los beneficios que se generarán.
De lo anterior, no olvidemos que es imprescindible que los dueños de las empresas, los encargados de los gobiernos y la sociedad en general, conozcan el valor de la materia prima que son los creadores para que sean impulsados, apoyados, desarrollados para que su labor sea aprovechada, reconocida y sobretodo sostenible.
1 Boletín C-8, que se refiere a los activos intangibles, emitido por la Comisión de Principios de Contabilidad del Instituto Mexicano de Contadores Públicos. 2 Victoria Márquez-Mees y/o “The Economic Contribution of Copyright-Based Industries in Mexico” (La Contribución Económica de la Industrias basadas en los Derechos de Autor en México). Organización Mundial de la Propiedad Intelectual. Publicación número 1010(S), ISBN 978-92-805-1733-0. 2007 3 Creative Economy Report 2008: The challenge of assessing the creative economy towards informed policy-making. ONU, 2008. Visible el 02/02/2010 en: www.unctad.org/creative-economy.