Por Janet Cacelín
Ciudad de México. (Agencia Informativa Conacyt).- Con el objetivo de lograr que investigadores, estudiantes y emprendedores logren entender el concepto de innovación no solo como la creación de algo nuevo sino como la materialización de algo suficientemente bueno como para que alguien lo compre, y así poder sustituir la etiqueta Hecho en México por una que diga Creado en México, en la ciudad de Irapuato se instauró el Parque de Innovación Agrobioteg.
Se trata de un lugar de 10 hectáreas destinado a aquellas personas que buscan evaluar y desarrollar nuevos productos, procesos o servicios basados en biotecnología.
En entrevista para la Agencia Informativa Conacyt, Candy Flores Gracia, directora ejecutiva del Parque de Innovación Agrobioteg, señaló que el proyecto comenzó en 2010, luego de analizar el panorama laboral y académico en Guanajuato, y buscando una manera de fomentar la economía en el estado, que se enfoca principalmente en el sector agroalimentario.
“Guanajuato es un estado chiquito, pero dentro del estado tenemos más de 300 SNI (Sistema Nacional de Investigadores), tres centros Conacyt, así como una unidad de Cinvestav y la Universidad de Guanajuato, y entonces resulta que hay muchos estudiantes de posgrado, pero es sabido que no todos van a acabar en la academia porque no hay plazas y porque no necesariamente es esa la intención al estudiar un posgrado”, señaló.
Agrobioteg fue creado a través de una sociedad civil conformada por Cinvestav y el gobierno del estado de Guanajuato, a través del Instituto Estatal de Capacitación. Fue inaugurado oficialmente en 2014 y cuenta con personal especializado para ayudar a que las ideas y proyectos puedan convertirse en una empresa de base tecnológica, además cuenta con un laboratorio de uso común con el equipo básico que necesita una empresa de biotecnología.
En el corto tiempo que llevan en operación se han creado 12 empresas de base tecnológica, seis empresas en aceleración, y se ha logrado una inversión de más de 36 millones de pesos, de la cual solo la mitad es dinero público y la otra mitad ha sido conseguida por los emprendedores.
Convirtiendo las ideas en productos
Candy Flores cuenta que existen varias formas de canalizar los proyectos. Una de ellas es cuando se acercan jóvenes que están en el proceso de desarrollar sus ideas y los expertos de Agrobioteg les ayudan a constituir sus empresas de base tecnológica.
“La idea es que los chicos vienen y son buenísimos en ciencia y tecnología pero son malísimos en finanzas, en negocios, en relaciones públicas. Entonces les ayudamos a que adquieran todas estas habilidades y paso a paso desarrollamos un modelo de negocio a través de la metodología de business model”, dijo Flores.
En Agrobioteg, de acuerdo con Candy Flores, buscan que los jóvenes tengan muy claro qué es lo que venden, a quién lo venden y cómo se generan los ingresos. Por esta razón se desarrollan actividades para que los emprendedores hagan al menos 100 entrevistas para validar que el problema que ellos creen que están resolviendo, realmente es un problema y luego asegurarse que se resuelve. Luego, en un periodo de seis meses se les ayuda a generar la patente y registrar marcas.
“Los que vienen de universidades y de centros de investigación, les ayudamos a gestionar los convenios necesarios porque las invenciones pertenecen a las universidades y a los centros de investigación, solo necesitamos generar los convenios para que puedan comercializarlos con las empresas”, señaló.
Otra forma de contribuir es indagar entre los proyectos de los investigadores para hallar desarrollos que tienen patentes pero no están comercializadas y pueden resolver un problema en la industria.
“Nosotros ayudamos a los investigadores a que todos esos desarrollos tecnológicos puedan convertirse en un producto denominado ‘Producto mínimo viable’, es decir, algo que ya está listo para que lo vayamos a probar al mercado”, dijo.
Capacitación para lograr una inversión
Al Parque de Innovación Agrobioteg también se acercan empresas ya constituidas pero que necesitan dinero de inversión y además buscan adquirir las habilidades de presentación de su producto, ya que no todos tienen definidos los datos financieros.
“Todo el mundo está acostumbrado a buscar financiamiento de Conacyt, que nos da dinero y nunca se lo regresamos, entonces el problema comienza cuando llegan con inversionistas y les hacen preguntas sobre regalías, finanzas, etcétera”, señaló.
Además en estos productos enfocados en la biotecnología hay cuatro ramas importantes: alimentos, agroindustria, biocombustibles y farmacéutica, por lo que son necesarias las certificaciones de Cofepris, Senasica o Sagarpa, de tal manera que se les enseña también que no pueden vender las cosas sin etiquetas, que existe una normativa para tener productos que de verdad puedan ir al mercado.
“Hay mucha gente que quiere crear una empresa y probablemente no tiene un producto pero le gustaría hacer proyectos con la industria, entonces a través de muchos fondos, como el propio Programa de Estímulos a la Innovación (PEI) de Conacyt, pero sobre todo muchos fondos estatales, logramos que se vinculen las empresas con las universidades y los centros de investigación”, dijo.
Productos que realmente resuelven un problema
Adrián García y su equipo de emprendedores formaron parte de los 10 ganadores de Innovadores Menores de 35 en México del MIT Technology Review. Su empresa se llama INFOOD y su propósito es que la gente tenga una plataforma de información acerca del origen y de los métodos de producción de los alimentos de todos los productos agroalimentarios.
“En lugar de decirte esto es orgánico o no es orgánico, ellos pueden elegir un producto y someterlo a una metodología molecular. Entonces el resultado dirá: ‘esto tiene tal antibiótico y tal químico’. Así el cliente puede revisar esta información y generar confianza”, señaló Candy Flores.
Samicox por ejemplo, es una empresa de mujeres expertas en micotoxinas, ellas pueden identificar sustancias que son segregadas por los hongos y son tóxicas para el ser humano. Una de ellas es la aflatoxina, una sustancia que se encuentra en los granos cuando están en almacenaje. Ellas desarrollaron un producto para inhibir las aflatoxinas, lo que ayuda a los pequeños productores para obtener una certificación de exportación.
En su proceso natural, un proyecto de vinculación desde que llegan a Agrobioteg hasta que obtienen el acta constitutiva tarda aproximadamente seis meses. A partir de ese momento, comienza otro proceso de aproximadamente un año, que es cuando la empresas comienzan a tener ventas. No obstante, pese a este periodo definido, a todas las empresas se les da un seguimiento de por vida.
De acuerdo con la doctora Candy Flores, la forma en que en México se ha creado riqueza y valor, ha sido a través de la manufactura, pero lo que buscan es apostar por la economía del conocimiento.
“Lograr que todo ese capital humano que estamos entrenando sea lo suficientemente valioso para que a través de ellos y de productos innovadores podamos generar riqueza y valor; cambiar el Hecho en México a Creado en México”, finalizó.