Con una inversión de 812 millones de pesos (mdp) casi se triplicarían los beneficios netos para reconvertir el alumbrado público nacional, lo cual abona en los propósitos de eficiencia energética 2030.
A 161 años de que se instalara en la Ciudad de México el primer sistema de alumbrado público, constituido por lámparas de gas, el país y el mundo se enfrentan ahora a una nueva realidad que demanda tecnologías amigables con el ambiente.
A la fecha, en cualquier ciudad del mundo, incluida la de México, existe un doble reto respecto del alumbrado público: por un lado, el ritmo de vida y el problema de la creciente inseguridad vuelven necesario que las metrópolis cuenten con un buen sistema de iluminación pero, por otro, las tecnologías que hasta la fecha se han estado utilizando como (luz incandescente, lámparas de aditivos metálicos, fluorescentes y de halógeno, entre otras) contribuyen a la generación de gases de efecto invernadero; además de generar contaminación lumínica.
De acuerdo con el Programa GEI México, por cada megavatio-hora (MWh) de electricidad que se genera en la Ciudad de México se produce un contenido de alrededor de 0.5 dióxido de carbono (tCO2). Aunado a esto, animales como las tortugas marinas y las aves migratorias, entre otros, se ven afectados por la contaminación lumínica pues basan sus procesos de vida, apareamiento y movilidad en la cantidad de luz que hay en su entorno y los grandes destellos urbanos los confunden.
Reconvertir la actual red de alumbrado a luminarias sustentables tendrá un efecto directo en la reducción del consumo energético, en la baja de contaminación atmosférica y en la conservación de ecosistemas, lo que va de la mano con el objetivo de eficiencia energética de la agenda 2030 del país, sin embargo, esto no es una tarea tan sencilla, hay retos políticos y económicos a considerar.
Respecto de la contaminación lumínica, la reciente aprobación en la Cámara de Diputados de la ley de cielos obscuros con la que se espera hacer una transición nacional a luces LED que se cargarán con pequeñas celdas solares para reducir sus efectos, así como disminuir en 80 por ciento el gasto energético del país en los próximos diez años, es un primer paso; el siguiente reto es implementarlo.
En concordancia, desde 2010 la Comisión Nacional para el Uso Eficiente de la Energía coordina el Proyecto Nacional de Eficiencia Energética en Alumbrado Público Municipal, con el objetivo de apoyar a todos los municipios del país a reemplazar sus sistemas de alumbrado público por otros con mayor eficiencia energética.
En su estudio titulado “Mitigación del cambio climático a través de un alumbrado público eficiente en México: superando los retos políticos en aras de la eficiencia económica y el equilibrio ambiental”, los investigadores de la Universidad Iberoamericana Alejandro Eduardo Guevara Sanginés y José Alberto Lara Pulido, estimaron que con una inversión de 812 millones de pesos (mdp), se pueden obtener beneficios netos de 2 mil 428 mdp, lo que significa un índice de costo beneficio de 2.99 pesos por peso invertido para renovar el alumbrado público nacional.
“La desventaja más grande que tienen los LED es el alto costo de la inversión inicial, asunto que limita su adopción generalizada. Sin embargo, el análisis sugiere que hoy en día existe cierto tipo de lámparas para las que el LED de reemplazo implica una inversión socialmente rentable y generan beneficios económicos y ambientales”.
Sin embargo, no solo en los sectores académico y social se proponen soluciones a estos problemas, también en el Foro Consultivo Científico y Tecnológico se promueve el concurso ViveconCiencia, el cual convoca a estudiantes de licenciatura para que generen propuestas de base científica que busquen resolver problemas del entorno local, regional o nacional, contenidos en 10 retos. Uno de ellos, el de Vida de ecosistemas terrestres, es una oportunidad para que los participantes generen ideas que tiendan a la solución de los dos tipos de contaminación: la ambiental y la lumínica.
Las bases del concurso se pueden consultar en: www.viveconciencia.com
Pie de foto: Por cada megavatio-hora (MWh) de electricidad que se genera en la Ciudad de México se produce un contenido de alrededor de 0.5 dióxido de carbono (tCO2). (Foto: Fernando Tomás de Zaragoza).