Ciudad de México. (Agencia Informativa Conacyt).- Desde hace 13 años, la empresa Biofábrica Siglo XXI desarrolla, junto con la Universidad Nacional Autónoma de México (UNAM), fertilizantes hechos a base de microorganismos que ayudan a absorber del suelo nutrientes para las plantas. Este emprendimiento ha sido apoyado por el Consejo Nacional de Ciencia y Tecnología (Conacyt), a través del Programa de Estímulos a la Innovación (PEI) en su modalidad Innovapyme.
“Los biofertilizantes elaborados principalmente con bacterias y hongos ayudan de forma natural y biológica a la nutrición de la planta. Una característica básica es que estos microorganismos tienen la capacidad de atrapar el nitrógeno atmosférico y convertirlo en amonio, elemento que aprovechan las plantas”, afirmó el director general de Biofábrica Siglo XXI, Marcel Morales Ibarra.
A su vez, los microorganismos con los que trabajan —Azospirillum brasilense y Rhizobium étli— se nutren de la relación que sostienen con el sistema radicular, y es un proceso que se da de manera natural en la vida vegetal, según explicó Morales Ibarra, quien es ingeniero agrónomo egresado de la Escuela Nacional de Agricultura.
El proceso de los fertilizantes químicos tiene el mismo principio de capturar el nitrógeno y convertirlo en fuentes que puedan resultar nutricionales para la planta pero de forma artificial, esto se logra a través de altas temperaturas y otros procesos que resultan tóxicos por su forma de elaboración.
Los microorganismos de estos productos también estimulan la secreción de fitohormonas, como el ácido indolacético, sustancia que es promotora de crecimiento y ayuda a que los sistemas radiculares de las plantas crezcan dos o tres veces más, dijo el fundador de Biofábrica Siglo XXI.
“Otro factor importante de los biofertilizantes es que pueden solubilizar nutrientes que están en el suelo pero no están disponibles para la alimentación de la planta, como el fósforo. La característica del fósforo de los suelos mexicanos es que se fija a las partículas del suelo y la planta no lo puede asimilar, estos biofertilizantes hechos a base de microorganismos facilitan liberando el fósforo de las partículas del suelo y permitiendo que la planta se pueda alimentar”.
La empresa Biofábrica lleva más de 13 años trabajando bajo dos líneas de productos, las bacterias fijadoras de nitrógeno y los hongos como la micorriza. La experiencia e investigación, comentó el doctor Marcel Morales, los ha llevado ha encontrar una sinergia entre las bacterias y los hongos.
Una de las principales diferencias con los fertilizantes químicos es que los procesos de producción tienen altos costos y son muy contaminantes, pues desprenden una gran cantidad de gases de efecto invernadero, el problema fundamental es que reducen drásticamente la vida fértil del suelo.
“Los productos químicos son ineficientes en términos de aprovechamiento de la planta, es decir por cada 100 kilos de fertilizante que se agregan al suelo, la planta solo va a aprovechar 20 kilos, por lo que representa un gran margen de desperdicio, y estamos hablando de que estos fertilizantes son el insumo más caro en la producción agrícola”, aseveró el director general de la empresa.
En este caso, los biofertilizantes no contaminan y enriquecen la capacidad productiva del suelo, además de que son muy económicos y en ningún momento van a degradar la capacidad productiva, afirmó Marcel Morales.
Efectos curativos en las plantas
Otra de las bondades del uso de este tipo de biofertilizantes hechos a base de microorganismos es que se ha comprobado su efectividad para mejorar la resistencia hacia las plagas, incluso ayudan en procesos de curación de plantaciones afectadas.
“Lo que tienen los biofertilizantes —que nosotros hemos observado de manera repetida— es que generan una resistencia al problema de plagas y enfermedades, hemos observado un proceso curativo en plantaciones infectadas. Un ejemplo es el problema de la roya del café, hace cuatro años empezamos a aplicar estos productos en plantaciones de café infectadas con la roya, se empezó a notar que con la presencia de los biofertilizantes había un proceso de recuperación de la planta”.
La roya en el café hace que la planta pierda sus hojas y con la aplicación de biofertilizantes se observó que a las plantas que se les aplicaron los microorganismos empezaron a florecer y eventualmente recuperaron su capacidad de producción.
“Los biofertilizantes no combaten el hongo que produce la plaga y enferma las plantas, es decir no actúa como un fungicida. Lo que hacen los microorganismos del biofertilizante es generar una serie de reacciones fisiológicas y químicas en defensa de sí mismo”, explicó el fundador de Biofábrica Siglo XXI.
Proceso de producción de los biofertilizantes
El primer paso para crear los biofertilizantes de alta calidad a base de microorganismos es detectar qué bacterias u hongos son los que funcionan, con ellos se hace una serie de pruebas de laboratorio en busca de respuestas positivas; hecho y comprobado satisfactoriamente lo anterior, se aísla y purifica el microorganismo y comienza un proceso de reproducción de la bacteria u hongo.
“Hay técnicas ya bastante elaboradas y muy desarrolladas para que, con reactores, se realice la reproducción del microorganismo, esto es una gran ventaja porque con muy poco puedes producir miles de millones de microorganismos. Esto abarata muchísimo el proceso ya que se pueden generar hasta 500 millones de bacterias por mililitro”, explicó el doctor Morales Ibarra.
Cada microorganismo tiene condiciones particulares por lo que hay un medio de cultivo para los diferentes tipos de bacterias y hongos. “El medio de cultivo es lo único que se añade”.
La calidad de los productos de Biofábrica Siglo XXI está avalada y reconocida por la UNAM, esto porque hace trece años la empresa resultó de las colaboraciones del doctor Marcel Morales Ibarra con el Centro de Investigación en Fijación de Nitrógeno, lo que hoy es el Centro de Ciencias Genómicas.
“En ese entonces dicho centro fue pionero a nivel internacional en la investigación alrededor del uso de los biofertilizantes. En los años 1999 y 2000 se lanza un convenio con la Secretaría de Agricultura, Ganadería, Desarrollo Rural, Pesca y Alimentación (Sagarpa) en donde se promueve el uso de biofertilizantes en el campo nacional. No obstante, a pesar de los buenos resultados de los primeros programas alrededor de la promoción del uso de los biofertilizantes, no se le dio continuidad”.
Fue por eso que el doctor Morales Ibarra buscó asociarse con el Centro de Fijación de Nitrógeno para hacer biofertilizantes y transferirlos por primera vez en México a los circuitos comerciales y así fundar Biofábrica Siglo XXI.
En la actualidad, se ha ampliado su relación de trabajo con otras áreas de la UNAM, como el Centro de Ciencias Biomédicas, además de mantener estrechas relaciones con otras instituciones en todo el país.
“Hemos establecido una red para vincular el trabajo de campo con la investigación, y particularmente mantenemos una red de investigadores trabajando en más y mejores innovaciones en este campo”, refirió el agrónomo mexicano.
Los resultados del producto se han visto reflejados en cultivos de maíz, frijol, trigo, arroz, garbanzo, sorgo, café, aguacate, entre muchos otros. Los microorganismos se utilizan de manera genérica, es decir no se utilizan ciertos tipos por región o por zona.
“Es muy probable que en un futuro cercano se logren enfocar ciertos tipos de microorganismos en determinadas regiones del país. Nosotros los estamos utilizando de forma genérica porque hemos encontrado resultados positivos en diversas condiciones”, dijo el especialista.
Los clientes de la empresa siguen siendo los pequeños productores, pero la principal dificultad en torno a esto, afirma, es que la concienciación y promoción tiene que ser muy intensa para que los productores entiendan por qué el uso de biofertilizantes es mucho más benéfico y económico.
“Un actor clave para que las transferencias de la tecnología e innovación sean exitosas es el gobierno en sus diferentes niveles, pues sus programas para promover el uso de biofertilizantes tienen que ser mucho más extensos”, aseguró el director.
Al día de hoy el alcance que ha tenido la empresa es alrededor de 20 mil productores que han visto incrementados sus ingresos a raíz del uso de este tipo de biofertilizantes hechos a base de microorganismos.
“Me da mucha satisfacción la reacción de la gente al ver cómo les benefician estos productos. El impacto social que se ha generado es a tal grado que los pequeños productores están muy conscientes de la importancia de las innovaciones tecnológicas para evitar la degradación de los suelos”, expresó Marcel Morales Ibarra.
AUTOR: Hugo Valencia Juliao
FUENTE: AGENCIA INFORMATIVA CONACYT