Por Yureli Cacho Carranza
Ciudad de México. (Agencia Informativa Conacyt).- Dada la situación tan vulnerable del campo mexicano: procesos de erosión, producciones con serias limitaciones como son la falta de tecnología, el cambio climático y una actividad a la baja, un grupo de investigadores pertenecientes a más de 50 instituciones busca mejorar e incrementar la producción de alimentos para que los agricultores tengan más oportunidades, no solo en cuanto a seguridad alimentaria sino en su nivel de vida, explicó el doctor Silverio García Lara, profesor investigador de la Escuela de Ingeniería y Ciencias del Tecnológico de Monterrey.
El miembro nivel II del Sistema Nacional de Investigadores (SNI) señala que la iniciativa de este proyecto está a cargo del Centro Internacional de Mejoramiento de Maíz y Trigo (Cimmyt), el Tecnológico de Monterrey también participa de manera importante y una parte de la investigación contó con financiamiento del Consejo Nacional de Ciencia y Tecnología (Conacyt), a través de la Convocatoria de Investigación Científica Básica.
“Es una investigación de largo alcance que se gesta a través de la observación y el contacto directo con agricultores; traslados a lo largo y ancho del país nos han permitido observar al menos tres diferentes tipos de agricultores en México: los que emplean alta tecnología en el norte, los de mediana tecnología en el centro y los de escasa tecnología en el sur del país”.
En ese sentido, el doctor en biología experimental por la Universidad Autónoma Metropolitana (UAM), Silverio García Lara, y su equipo de trabajo ven al campo como una oportunidad de renovación. “Al emplear mayor tecnología se fortalecerá la agricultura y la gente joven volverá a interesarse en temas agrícolas, pues actualmente la edad promedio de los agricultores supera los 60, lo que es grave porque no se ven generaciones que continúen esta labor y es preciso que los nuevos profesionistas se acerquen a esta área”.
Durante los seis años en los que esta investigación se ha venido desarrollando, el especialista dijo que a través de ella se ha podido atraer a más jóvenes al campo, logrando que nuevas generaciones de egresados se interesen en este quehacer, mediante la generación de empresas que están atrayendo personal para el campo directamente.
Un campo que no solo sea productivo, también sustentable
Las prácticas del siglo pasado en cuanto a agricultura, intensiva o tradicional, han afectado el medio ambiente y las lecciones aprendidas alrededor del mundo en este tema son claras. Por lo tanto, no se debe continuar operando con el viejo modelo, sobre todo si se pretende asegurar alimento para las generaciones futuras, afirmó el investigador Silverio García Lara.
“Mantener un proceso de sustentabilidad en las prácticas agrícolas es posible a través de la biotecnología. En la actualidad se utilizan variedades que únicamente se han desarrollado con fines de productividad y es preciso enfocarse más en la diversidad y el valor agregado. Es decir, que no solo se busque alta productividad sino también productos de mayor calidad nutricional y que sean únicos, de nicho. La mayor parte de los agricultores, sobre todo en el sur del país, tiene variedades de maíz que, aun cuando no se producen en grandes cantidades, son muy atractivas para los mercados locales”.
Cambio climático, fertilizantes y manejo de la tierra
El posdoctor en mejoramiento genético, egresado del Cimmyt de Ottawa, Canadá, Silverio García, manifiesta que ante el cambio climático, el proyecto de investigación del Cimmyt y otras 50 instituciones sugieren el cultivo de nuevas variedades que al tener ciertas propiedades permitirían al agricultor enfrentar la escasez de agua, debido a que dichas variedades tolerarían bien los problemas de sequía, además de promoverse el uso racional de agua en la agricultura porque con estos nuevos tipos de variedades pueden ahorrarse muchos litros de agua.
Consulta el video de Biotecnología para seguridad alimentaria.
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Con relación al uso de fertilizantes, el proyecto Biotecnología para la seguridad alimentaria permite que gracias a las nuevas tecnologías se identifique con precisión qué cantidad de nitrógeno, fósforo o fertilizante requieren los sembradíos. Esta problemática se resuelve con equipos remoto satelitales con los que puede determinarse si las parcelas necesitan o no fertilizante; además de emplear fertilizantes alternativos u orgánicos, carentes de compuestos nitrogenados.
Si bien la tierra se necesita pulverizar, generalmente con tractores y combustibles fósiles, lo que el proyecto busca es la sustitución de la agricultura intensiva por una de conservación, consistente en evitar mover la tierra y abonarla con el rastrojo de la cosecha anterior, a fin de que la tierra se renueve automáticamente y se elimine la posibilidad de erosión en los suelos, asegurando con ello que la siguiente cosecha sea mucho más sustentable. De manera que no solo se dan pasos directos sobre la producción sino ahora sobre su proceso, comentó el entrevistado.
¿Los fertilizantes afectan la salud de los consumidores?
Existen áreas donde es necesario usar fertilizantes y estos pueden ser orgánicos o inorgánicos. Aunque consumir alimentos en los que se haya empleado fertilizante no perjudica la salud humana, la calidad del suelo sí se afecta y seriamente. Cantidades excesivas o innecesarias de fertilizantes pueden modificar el pH del suelo y volverlo más ácido o alcalino y eso disminuye drásticamente la capacidad del suelo para producir alimentos, es decir, que los fertilizantes empobrecen el suelo, refirió el especialista.
En el caso de plaguicidas o pesticidas, sí se afecta la salud humana. Algunos además son resistentes a plagas de campo, al almacenamiento o incluso a ciertas enfermedades. Lo ideal es sustituir el uso de plaguicidas, pesticidas o insecticidas con soluciones novedosas como los bioinsecticidas.
Para el almacenamiento, se han desarrollado tecnologías 100 por ciento sustentables, manteniendo los granos libres de plagas pero sin el uso de pesticidas, a través del proyecto se utiliza la tecnología hermética que es totalmente compatible con el ecosistema y está basada en el intercambio de oxígeno y dióxido de carbono (CO2) para eliminar las plagas. Así el agricultor ya no necesita usar pesticidas que, aparte de ser nocivos para el medio ambiente, perjudican la salud de quienes trabajan con ellos, argumentó el profesor investigador García Lara.
Tan importante la seguridad nutricional como la alimentaria
Conforme al también experto en biotecnología, datos del Banco Mundial indican que más de 35 por ciento de la población en el mundo vive en condiciones de pobreza alimentaria y en México la situación no es diferente. Los datos más recientes estiman que más de 62 millones de mexicanos no solo sufren de pobreza monetaria sino también de pobreza alimentaria, lo que no solo significa no tener qué comer sino sobre todo no tener el alimento adecuado. Eso ha sido factor para la gestación de enfermedades crónicas degenerativas como la obesidad y diabetes.
“De ahí que ahora no solo se trata de garantizar la seguridad alimentaria sino también la nutricional, que los mexicanos tengan una buena alimentación, porque ello influye directamente en la salud. El eslabón de la alimentación se relaciona directamente con el de la salud. Para resolver los problemas de salud, primero deben resolverse los de la alimentación”.
Con el proyecto se está trabajando sobre las cualidades genéticas del maíz y el trigo, a fin de enfrentar los problemas tanto de la calidad nutritiva como del cambio climático.
Resultados
Gracias al uso de biotecnología, ha logrado fortalecerse el aspecto del almacenamiento, beneficiando en el transcurso de cinco años a más de 200 mil productores con el empleo de tecnologías sustentables, logrando disminuir hasta en 25 por ciento las pérdidas asociadas a la poscosecha y almacenamiento. Asimismo, se han sembrado más de dos millones de hectáreas con semillas mejoradas, algunas de ellas adaptadas al cambio climático, con resistencia a plagas y a enfermedades, así como con nuevas propiedades nutritivas y nutracéuticas, expresó el biotecnólogo Silverio García Lara.
El proyecto también ha permitido el desarrollo de tecnología de punta para incrementar la producción de grano y, sobre todo dependiendo del área, de 10 a 25 por ciento de rendimiento. No en vano el Tecnológico de Monterrey lo distinguió como uno de los proyectos de investigación que están cambiando a México.
Esta labor de Biotecnología para la seguridad alimentaria representa beneficios directos para el campo mexicano y para los agricultores. “Invitamos a instituciones, investigadores, a la iniciativa privada y a quienes deseen sumarse a este esfuerzo encaminado a la sustentabilidad del campo mexicano y así potencializar el maíz, el trigo y la capacidad que tiene el país para producir sus propios alimentos”, concluyó el investigador nacional nivel II Silverio García Lara.