Guadalajara, Jalisco. 22 de octubre de 2016 (Agencia Informativa Conacyt).- Un lugar para platicar de ciencia, para aprender, para despertar la curiosidad y para pasar un buen rato. Eso es lo que busca ofrecer el Café Scientifique del Instituto Tecnológico y de Estudios Superiores de Occidente (Iteso), dinámica que a través del Centro de Promoción Cultural se celebra desde hace ya 12 años.
El primer martes de cada mes, un científico de renombre local y/o nacional es invitado para entablar una plática con los asistentes al Café Scientifique, en lo que se asemeja más a un diálogo que a una conferencia.
La maestra Maya Viesca Lobatón, coordinadora del Café Scientifique Iteso, comentó en entrevista para la Agencia Informativa Conacyt la historia de este proyecto, mismo que después de 127 sesiones celebradas desde 2004 y con más de 10 mil asistentes, ya es un evento consolidado en la ciudad de Guadalajara.
“Nuestro principal objetivo es acercar al público que tiene cierta sensibilidad hacia temas de ciencia y tecnología, a la comunicación de la ciencia. La idea es generar un espacio para pensar y platicar la ciencia en donde todos los que asistan puedan convivir y dialogar con personajes involucrados en la ciencia”, comentó la también catedrática.
Biólogos, astrónomos, científicos, matemáticos, sociólogos y químicos, entre especialistas de otras ramas, han visitado el Café Scientifique. Algunos de estos científicos e investigadores son el doctor Antonio Lazcano Araujo, investigador especializado en biología evolutiva; la doctora Julia Tagüeña Parga, directora adjunta de Desarrollo Científico del Consejo Nacional de Ciencia y Tecnología (Conacyt); el doctor Ruy Pérez Tamayo, patólogo, investigador y divulgador de la ciencia; el doctor Salvador Jara Guerrero, físico, filósofo y funcionario público, actual subsecretario de Educación Superior de la Secretaría de Educación Pública (SEP).
Asimismo, el doctor Federico Adolfo Solórzano Barreto, quien fuera paleontólogo e investigador del Instituto Nacional de Antropología e Historia (INAH); el doctor Marcelino Cereijido Mattioli, investigador y divulgador especializado en fisiología celular y molecular; el doctor Miguel Alcubierre Moya, director del Instituto de Ciencias Nucleares de la Universidad Nacional Autónoma de México (UNAM); y el doctor Pedro Medina Rosas, profesor investigador y presidente de la Sociedad Mexicana de Arrecifes Coralinos (Somac), entre muchos otros.
Este espacio también ha servido para vincular la universidad con otras instituciones, como el Consejo Nacional de Ciencia y Tecnología, el Centro de Investigación y de Estudios Avanzados (Cinvestav) del Instituto Politécnico Nacional (IPN), el Instituto Nacional de Astrofísica, Óptica y Electrónica (INAOE), la Universidad de Guadalajara y la UNAM, a través de distintos departamentos, entre otros organismos gubernamentales, centros de investigación e instituciones de educación superior tanto nacionales como extranjeras.
Así empezó todo
En 1998, el inglés Duncan Dallas inició con el Café Scientifique, actividad que en pocos años se expandiría a cinco continentes. Sin embargo, el predecesor de esta iniciativa es el Café Philosophique, dinámica instaurada en Francia en la década de los 80 por el filósofo Marc Sautet y donde se discutían temas de corte filosófico.
En 2004, un grupo de maestros y alumnos surgió con la idea de organizar un Café Scientifique en Guadalajara, para lo cual el Centro de Promoción Cultural del Iteso abrió un espacio en Casa Iteso Clavigero para, a partir de entonces, albergar esta dinámica cada primer martes del mes, a excepción de enero y agosto. La entrada es gratuita.
La curiosidad y un café
A decir de Viesca Lobatón, el público es quien hace de Café Scientifique un éxito. A través de sus 12 años de existencia y hasta septiembre de este año, han asistido más de 10 mil 610 espectadores y hospedado 127 sesiones.
Y es que la dinámica es clave para que cada vez más gente se acerque a tomar una taza de café en este foro, que busca combinar ciencia y ocio. “Nos parece importante en el plano personal lo que nosotros reconocemos como el placer intelectual, que la gente así como va al teatro, al cine o a un concierto, que vaya al Café Scientifique porque esto le conlleva cierto placer intelectual”, comentó la coordinadora.
De las dos horas que dura la reunión, aproximadamente 40 minutos corresponden a la ponencia del invitado, en donde no se utilizan apoyos audiovisuales y se privilegia el diálogo entre espectador y expositor.
“El mismo formato del café en términos simbólicos lo que expresa es que hay una parte muy importante que tienen que decir los científicos, pero otra de igual importancia que la construye el público cuando cuestiona a los científicos y se interesa por la ciencia”, señaló la entrevistada.
A cada sesión acuden entre 80 y 120 asistentes que forman un grupo heterogéneo compuesto por estudiantes, amas de casa, empresarios y académicos.
Divulgación de la ciencia y su importancia en México
Viesca Lobatón aseguró que el Café Scientifique es un foro para la divulgación de la ciencia, en el que con términos sencillos se busca informar a la sociedad respecto a diversos temas.
“La gente que tiene una mayor cercanía o conoce un poco más de temas de ciencia sin necesariamente ser un experto es gente más capacitada para tomar mejores decisiones, suelen tener mayor responsabilidad sobre su entorno y, en general, toma decisiones de una manera más informada”, señaló.
En 2009, la universidad y el Consejo Estatal de Ciencia y Tecnología de Jalisco (Coecytjal) editó el libro La curiosidad formulada. 60 preguntas a científicos mexicanos, que recoge 60 preguntas hechas por el público a los ponentes invitados.
La coordinadora del Café Scientifique afirmó que se planean otros proyectos que permitan recuperar el capital que a lo largo de 12 años se ha logrado.
En tanto, a partir de septiembre, fecha que marcó el 12o aniversario del Café Scientifique, todas las sesiones podrán ser seguidas en vivo a través del canal de YouTube del Laboratorio de Comunicación y Artes Visuales del Iteso. Los audios de cada sesión también pueden ser consultados en la página.
Doctor Antonio Lazcano, invitado de honor
El invitado de honor para celebrar los 12 años del Café Scientifique fue el doctor Antonio Lazcano Araujo Reyes. El doctor afirmó que la divulgación científica en México es una tradición muy antigua, que data desde lo hecho por el médico José Ignacio Bartolache y Díaz de Posada en el siglo XVII con la publicación de la revista El Mercurio Volante y la traducción de los principios de Newton al náhuatl, hasta las escrituras del pintor y naturalista José María Velasco y los esfuerzos de don Alfonso Luis Herrera para hacer del Museo de Historia Natural del Chopo un espacio con vocación de divulgación científica.
“Yo creo que lo que esto muestra es que a lo largo de la historia a los mexicanos siempre nos ha interesado la divulgación de la ciencia. Una necesidad muy visible es que la gente quiere saber de ciencia. Si organizas una conferencia de algún tema científico para el público, siempre hay gente, sobre todo jóvenes”, comentó el investigador.
Asimismo, se dijo a favor de que existan espacios como el Café Scientifique, donde destacó que el público es “extraordinariamente receptivo”.
“Es un espacio plural donde la gente siente que puede haber un diálogo sin compromiso y sin imposiciones y donde las preguntas finalmente reflejan que a la gente le preocupa no solo la ciencia, sino también su impacto en nuestra vida intelectual y colectiva”, dijo.
Quien por segunda vez visitó este espacio de divulgación, charló con los asistentes respecto al papel que han jugado las organizaciones religiosas en el devenir de la ciencia moderna durante la plática titulada Darwin y los jesuitas.
En ella relató que un sector de la iglesia católica se dio cuenta durante el siglo XIX que el desarrollo de las ideas evolutivas no tenían por qué estar enfrentadas con los principios religiosos. “Los evolucionistas siguen desarrollando una visión secular de la diversidad biológica, de sus cambios en el tiempo y espacio, y distintos teólogos, en particular jesuitas, lo tratan de adaptar con las enseñanzas del cristianismo en general y del catolicismo en particular. Se dan cuenta que no hay un conflicto y eso hace que la convivencia sea muy cordial, lo cual no significa necesariamente que haya una coincidencia ni en el mecanismo ni en el resultado total, a diferencia de lo que ocurre en algunas sociedades donde hay una visión completamente opuesta a la teoría de la evolución”, dijo.
AUTOR: Montserrat Muñoz
FUENTE: AGENCIA INFORMATIVA CONACYT