Por Janneth Aldecoa
Culiacán, Sinaloa. (Agencia Informativa Conacyt).- El doctor Carlos Duarte Galván es experto en electrónica. Egresó de la ingeniería en electrónica en el Instituto Tecnológico de Culiacán (ITC) —que pertenece al Tecnológico Nacional de México (Tecnm)—, más tarde realizó sus estudios de maestría y doctorado en la Universidad Autónoma de Querétaro (UAQ). Por sus destacados resultados, fue llamado por académicos de la Facultad de Ciencias Físico Matemáticas (FCFM) de la Universidad Autónoma de Sinaloa (UAS) para sumarse al proyecto científico más ambicioso de la historia: el Gran Colisionador de Hadrones, donde otros sinaloenses incursionaban desde años atrás.
Duarte Galván se sumaría al trabajo de desarrollo de tarjetas electrónicas para los detectores creados por investigadores y estudiantes de la UAS y del Centro de Investigación y de Estudios Avanzados del Instituto Politécnico Nacional (Cinvestav IPN).
Agencia Informativa Conacyt (AIC): ¿Cómo fue su incorporación a la UAS?
Carlos Duarte Galván (CDG): En diciembre del 2014 terminé el doctorado. Un gran amigo, el doctor Jesús Roberto Millán Almaraz, quien realiza proyectos interesantes para la agricultura en Sinaloa y es ingeniero electrónico, me comentó que en la Facultad (de Ciencias Físico Matemáticas, FCFM) se había abierto la licenciatura en electrónica y que había un vínculo muy interesante con los físicos, quienes estaban deseosos de que llegara más gente de nuestra área para apoyarlos con los proyectos.
AIC: ¿Cómo sería el trabajo que realizaría desde la electrónica con físicos de la UAS que participan en CERN?
CDG: Los físicos necesitaban gente especializada en electrónica para no tener que estar comprando instrumentos y tratar de ajustarlos a sus necesidades. Querían personas especializadas para que desarrollaran sus instrumentos de acuerdo con una necesidad en particular. Así empezó el vínculo con el doctor Ildefonso León Monzón.
AIC: ¿Cuál fue el primer paso al arribar a la FCFM?
CDG: En cuanto llegué, me mostraron los instrumentos que ellos utilizaban para, por ejemplo, detectar la radiación que se emite en los experimentos en CERN, cuando hay los choques de partículas. Me mostraron cómo están integrados todos los instrumentos, desde el detector hasta la computadora y todas las tarjetas electrónicas que están en medio. Me trajeron las tarjetas, me dediqué a revisarlas y a estudiarlas. Me pidieron que les dijera si podíamos construirlas.
El primer año me dediqué de lleno a eso y a hacer pruebas. Ahora creo que estamos en un punto donde estamos diseñando y manufacturándolas aquí en el laboratorio, tenemos los equipos necesarios para comprar solamente los componentes electrónicos y aquí los ensamblamos.
AIC: ¿Para este trabajo se cuenta con el apoyo de los estudiantes de la facultad?
CDG: Es precisamente lo que hacemos, nos vinculamos mucho con los estudiantes de licenciatura. Una razón es porque no nos alcanza el tiempo para hacer todas las tareas y, además, porque es muy importante que desde licenciatura se involucren los muchachos y vean con qué seriedad se debe tomar un proyecto cuando tienen que entregar un producto final, pero ya evaluado, caracterizado y donde ya se comprobó que funciona tan bien como los comerciales.
Al principio los jóvenes se ponen nerviosos, creen que no podrán, pero yo pensé lo mismo, y luego se dan cuenta de que solo se trata de sentarse, trabajar duro, hacer las cosas de manera organizada y hacerlo bien; así el trabajo va saliendo.
AIC: ¿Cuáles son las características principales de las tarjetas electrónicas que desarrolla?
CDG: Se utilizan para transformar las señales de los sensores y dejar esas señales en un formato que las computadoras los puedan entender. Son tarjetas de instrumentación electrónica.
Diseñamos algunos sistemas. Nosotros las hacemos, solo compramos los chips, la placa de cobre, tenemos la máquina que dibuja las pistas y soldamos los componentes. La topología es lo que le da la funcionalidad. Ese componente en sí no resolverá ningún problema, pero cómo están conectados es el aporte de nosotros.
Elaborar aquí una tarjeta de procesamientos digitales nos salió en 300 pesos. No son tan caras o especializadas, habría salido en unos tres mil pesos. Pero entre más especializada sea la tarjeta que quieres más se dispara el precio. Hay unas que nos pueden costar 600 mil pesos y el chip, la parte central, no cuesta más de mil o dos mil dólares, pero la tarjeta es carísima porque lo que venden es la configuración que hacen y que le da la funcionalidad a la tarjeta.
AIC: Es decir, ¿representa un gran ahorro para la investigación?
CDG: Claro, además, como se trata de investigación, para llegar a esta tarjeta no desarrollamos solo una, hicimos varias, imagínate que alcancemos a gastar lo mismo, pero ya tenemos el conocimiento para hacerlas.
Todo este trabajo es de estudiantes de licenciatura. Hasta hace un año llegaron estudiantes de maestría, con los que estamos trabajando ahorita.
Como es investigación, es a prueba y error, y hacer esta tarjeta tal vez me cueste los mismos tres mil pesos, pero ya tengo el conocimiento para hacerla en serie y el precio baja, pero además tenemos el conocimiento para hacerlas.
AIC: ¿Cuál es la función principal de estas tarjetas en el proyecto UAS-CERN?
CDG: Ya estamos haciendo la migración de la tecnología, es decir, nos estamos trayendo la tecnología, no nada más se trata de ir a trabajar allá. Es muy importante la colaboración en aras de la investigación, pero hay que buscar el beneficio para nuestro país.
Con las cosas que se aprende, por ejemplo, el doctor Ildefonso y sus estudiantes, como Solangel, pueden comprar los productos químicos y hacer la síntesis química para producir los detectores, unas placas de plástico, que es el detector primario que utilizan en CERN, ya no tienen que comprarlo, ya pueden hacerlo y lo están haciendo. También estamos desarrollando electrónica.
El primer trabajo es hacer un sistema electrónico, análogo a lo que hacen allá para que los estudiantes de nivel medio superior y superior puedan hacer experimentos de física de altas energías, que no se quede nada más en la teoría, y ¿por qué no lo hacen práctico en las universidades?, porque es muy caro, tendrían que comprar todo el set de sistemas comerciales y no justifican ese gasto para una clase.