Ciudad de México. (Agencia Informativa Conacyt).- Es domingo por la mañana y en el Paseo de los Lagos de El Dique en Xalapa, la capital del estado de Veracruz, puede verse a jóvenes ejercitándose, niños jugando y personas de la tercera edad teniendo un recorrido tranquilo.
Este conjunto de cuatro lagos es un sitio emblemático de la ciudad, tanto para habitantes como visitantes; sin embargo, durante décadas sufrió tal abandono que presentó altos niveles de contaminación y, por consiguiente, la pérdida de diversas especies de flora y fauna.
El artículo “Los Lagos del Dique: presente contaminado”, publicado en la revista de divulgación científica y tecnológica La Ciencia y el Hombre de la Universidad Veracruzana, detalla que en febrero de 2011 se reportaron “grandes cantidades de peces muertos, además del predominio de fétidos olores, manchas de grafiti en sus muros y acumulación de ramas envejecidas, así como bolsas de plástico y hojas de árboles acumuladas en sus márgenes”.
A finales del siglo antepasado, en ese sitio se construyó una presa que captaba las aguas del manantial Tlalmecapan para la generación de energía motriz (a iniciativa de la fábrica de hilados y tejidos El Dique). Con el tiempo fue convertido en un lago artificial que en numerosas ocasiones fue secado, siendo rescatado en 1970 al montarse el paseo para deleite de los xalapeños; no obstante, en décadas recientes ha ido deteriorándose, a tal grado de presentar severos problemas ecológicos.
Para hacerles frente, desde 2013 el grupo de Biotecnología Ambiental del Instituto de Ecología (Inecol) colabora con la Comisión Municipal de Agua Potable y Saneamiento (CMAS) para mejorar la calidad del agua de Los Lagos de El Dique, a través del uso de plantas acuáticas emergentes.
De 2013 a la fecha, científicos y técnicos de este centro público de investigación del Consejo Nacional de Ciencia y Tecnología (Conacyt) evalúan, desarrollan e instalan “humedales flotantes”, una serie de estructuras ligeras que flotan y soportan la combinación de las plantas papiro (Cyperus papyrus) y hoja de galápago (Pontederia sagittata) que —junto a las bacterias que viven en sus raíces— remueven contaminantes presentes en el agua.
Hasta ahora los trabajos han arrojado importantes resultados, como una mejora significativa en la calidad del agua, una vez que esta pasa a través de los humedales flotantes, asegura la doctora Eugenia Olguín Palacios, investigadora del Inecol, a la Agencia Informativa Conacyt.
Y es que dichas estructuras operan como barreras filtrantes que generan diversos servicios ecosistémicos útiles, por ejemplo, el aumento o concentración de oxígeno disuelto en el agua que contribuye a evitar la muerte de peces; la remoción de nutrientes como nitrógeno y fósforo que están presentes como contaminantes, así como coliformes (grupos de especies bacterianas indicadores de contaminación del agua y alimentos).
Mejorar la calidad del agua y proveer servicios ecosistémicos
La contaminación del agua es uno de los grandes problemas que poco se atienden. De los dos mil 456 municipios y delegaciones que hay en México, solo 692 (28 por ciento) realizan algún tratamiento al agua residual, según datos del Instituto Nacional de Estadística y Geografía (Inegi). Mientras que en 2013, 260 sitios hidrológicos en el país fueron clasificados como fuertemente contaminados, de los cinco mil 25 que la Red Nacional de Monitoreo analiza a lo largo y ancho del país, de acuerdo con informes de la Comisión Nacional del Agua (Conagua).
Desde hace 26 años, el grupo de Biotecnología Ambiental del Inecol realiza investigaciones enfocadas en el manejo sustentable de los recursos naturales, a raíz de la experiencia que tiene en el uso de plantas acuáticas para el tratamiento de aguas contaminadas.
A través de los proyectos “Evaluación del uso de humedales flotantes para mejorar la calidad del agua en Los Lagos del Dique en la Ciudad de Xalapa, Veracruz” (financiado por el municipio de Xalapa) y “Recuperación de la calidad del agua en cuerpos de agua urbanos contaminados mediante el uso de humedales flotantes” (realizado con recursos provenientes de la Convocatoria de Atención a Problemas Nacionales del Conacyt), se ha evaluado el desempeño de los humedales flotantes de ambas plantas para reducir la contaminación en esos cuerpos de agua.
La doctora Eugenia Olguín, responsable técnica de ambos proyectos, detalla que las raíces de las dos plantas absorben nutrientes, como nitrógeno y fósforo, que en grandes cantidades pueden ser considerados contaminantes y, a partir de ello, contribuyen a mejorar la calidad del agua.
Esta biotecnología comenzó a probarse en la entrada del lago 1 a manera de barrera, “y hemos demostrado a lo largo de más de dos años que están generando una serie de servicios ecosistémicos muy útiles, por ejemplo ha aumentado la concentración de oxígeno disuelto y, por lo tanto, mueren menos peces, se remueven los nutrientes como nitrógeno y fósforo que están como contaminantes en el agua, además que se remueven los coliformes”.
En entrevista, detalla que recientemente han instalado otra barrera de humedales flotantes en el lago 4, tras la muerte de diversas especies de peces a causa de la presencia de microalgas tóxicas. Este trabajo para instalar un humedal de 25 metros y otro de 33 metros se logró con el apoyo del personal de la Coordinación de Agua y Vinculación Social de la CMAS.
“Debido a la alta carga orgánica que existe en ese lago, hay presencia de microalgas tóxicas que liberan una toxina llamada microcistina. Con los humedales pretendemos impedir que estas microalgas florezcan, porque en el lago 1 hemos demostrado la total disminución de florecimientos algales”, refiere.
Proyecto de impacto
El desarrollo y ejecución de este proyecto hizo que el grupo fuera reconocido con el Premio Anual de Reconocimiento a la Excelencia Creativa y Espíritu Innovador 2015, que Inecol entrega a su comunidad por el impacto de sus trabajos, debido a que ya tiene un usuario específico, que es el municipio de Xalapa.
Y es que el diseño es sencillo y de bajo costo, pues consiste en la implementación de rejillas que se hacen flotar y en ellas se depositan las plantas papiro y hojas de galápago, permitiendo que sus raíces crezcan al absorber los nutrientes, en tanto que las bacterias presentes ayudan a la degradación de materia orgánica.
Los resultados obtenidos en el lago 1 muestran que, dependiendo la estación del año, el oxígeno disuelto en el agua aumenta desde 15 hasta 67 por ciento.
“En este proceso, la planta acumula o genera oxígeno y pasa de sus hojas a sus raíces (se trasloca). Por otro lado, hemos registrado la remoción de nitratos desde 18 hasta 67 por ciento, y de fósforo entre 14 y 71 por ciento, dependiendo de la época del año; mientras que la disminución de coliformes está en el rango de 19 a 86 por ciento. La mayor de estas bacterias patógenas ocurrió en mayo de 2014 y mayo de 2015, meses en los que se registraron temperaturas altas y no hubo lluvia”, añade.
La investigadora nacional nivel III asevera que el mayor reto al que se enfrentan es sumar el esfuerzo ciudadano, debido a que a pesar de los esfuerzos que académicos y autoridades realizan, la población no contribuye en conservar una buena calidad del agua.
“Los visitantes tiran basura de todo tipo a los lagos, por un lado la tiran de manera irresponsable y, por otro, creen que están alimentando peces y les avientan muchas cosas, incluso los que producen alimentos rápidos durante el fin de semana vierten el aceite quemado; entonces es lamentable que la ciudadanía no coopere”, lamenta.
En ese sentido, obtuvieron un nuevo apoyo del Conacyt para continuar con el proyecto, que incluirá la implementación de una campaña de información a la ciudadanía para concienciar sobre la importancia de conservar los lagos en buenas condiciones.
AUTOR: Ana Luisa Guerrero
FUENTE: AGENCIA INFORMATIVA CONACYT