Por Israel Pérez Valencia
Santiago de Querétaro, Querétaro. (Agencia Informativa Conacyt).- De acuerdo con la Encuesta Nacional de Salud y Nutrición (Ensanut) 2016 en México, la prevalencia combinada de sobrepeso y obesidad en la población adolescente fue 1.4 puntos porcentuales superior a la prevalencia en 2012. Se estima que los adolescentes con sobrepeso tienen dos veces más probabilidad de desarrollar una enfermedad cardiovascular y siete veces más riesgo de presentar ateroesclerosis.
Ante la necesidad de ampliar el conocimiento sobre este problema de salud que aqueja a los adolescentes en función de su estilo de vida, así como la aparición de padecimientos como la obesidad y otros riesgos a corto, mediano y largo plazo, la profesora investigadora de la Facultad de Ciencias Naturales (FCN) de la Universidad Autónoma de Querétaro (UAQ), doctora Blanca Lilia Reyes Rocha, generó el proyecto de investigación Conductas alimentarias de riesgo, estilo de vida y nivel de resiliencia en estudiantes de educación media superior. Estudio multicéntrico.
En entrevista con la Agencia Informativa Conacyt, la profesora investigadora de la FCN aseguró que este proyecto inició con el apoyo de la estudiante de la maestría en nutrición clínica integral, Shantal Monserrat Barajas Arteaga, quien se titulará con la primera parte de este proyecto.
“Ella aplicó la medición de variables referentes a las conductas alimentarias de riesgo y estilo de vida en alumnos del plantel Bicentenario de la Escuela de Bachilleres de la UAQ. Al socializar los resultados con los integrantes de la Red Internacional de Salud Infantil y del Adolescente, Nodo México (Red ENSI México) —de la cual soy miembro—, coincidimos en señalar que se observan condiciones similares en nuestros respectivos entornos geográficos; sin embargo, se carece de información que dé evidencia de esta problemática. De ahí, surgió la propuesta de llevar a cabo esta investigación como un proyecto multicéntrico”.
En esta iniciativa van a participar investigadores de la Universidad Autónoma del Estado de México, Universidad Autónoma del Estado de Morelos, Universidad Veracruzana, Universidad Autónoma de Zacatecas, Universidad Autónoma de Guerrero y la Universidad Autónoma de Querétaro. El proyecto como tal se va a replicar en los municipios de Santiago de Querétaro, Querétaro; Toluca, Estado de México; Chilpancingo, Guerrero; Cuernavaca Morelos; Zacatecas, Zacatecas; Orizaba y Boca del Río, Veracruz. Además de que está en miras de realizarse también en cinco universidades, a nivel de Latinoamérica, de Argentina, El Salvador, Panamá, Perú y Colombia.
“La idea principal de este estudio es tener información sobre la situación actual de las conductas alimentarias en riesgo, entendiéndolas como las que llevan a cabo los adolescentes para tener una imagen corporal estética y el entorno social que los presiona a verse delgados o estilizados, lo que los lleva a evitar el desayuno o involucrarse en dietas restrictivas. Con el tiempo esto se vuelve una obsesión y caen en trastornos de la conducta alimentaria (TCA), que ya es un problema psiquiátrico”.
Buscan intervención oportuna
Anunció que la idea es detectar a tiempo quiénes son los jóvenes que están en riesgo para incidir a través de una intervención de educación para la salud, que les ayude a mejorar estas condiciones y evitar que desarrollen trastornos.
“El entorno ha detonado mucho esta situación, desde los artistas hasta la mercadotecnia, que les manejan imágenes corporales muy estilizadas. Otro problema que vivimos en los entornos escolares es el bullying con los adolescentes que tienen sobrepeso u obesidad. Cuando ingresan a preparatoria son agredidos o denostados por sus compañeros. Hay que tomar en cuenta que los adolescentes están en la etapa de empezar a buscar autonomía y autodeterminación personal. Se empiezan a separar de los papás y el entorno familiar y comienzan a tomar decisiones sobre su forma de vida; decisiones que en muchas ocasiones puede ser bajo la influencia de sus compañeros, el entorno social y la mercadotecnia dirigida a ellos”.
La investigadora de la Facultad de Ciencias Naturales subrayó que el estilo de vida es parte importante de las conductas de alimentación que es influenciado por las costumbres del entorno familiar.
“El estilo de vida es un factor determinante para prevenir la aparición de enfermedades crónicas no transmisibles en la etapa adulta. Es importante moldearlo, desde su etapa de adolescente y evitar que ellos caigan en estas conductas alimentarias de riesgo o tenga sobrepeso u obesidad. Por otro lado, tenemos el factor de resiliencia, que se entiende como la capacidad que tiene el ser humano para afrontar las dificultades que se le presentan día a día, en este caso, la presión social que los orilla a adoptar conductas no saludables. Ellos tienen acceso a todo esto a través de las redes sociales, blogs en donde les dan consejos sobre alimentación y cómo bajar de peso y hasta retos impuestos entre pares que ponen en riesgo su integridad física”.
Puntualizó que a corto plazo se busca diseñar un programa de intervención que sea flexible a los entornos geográficos que tienen sus propias características sociales y culturales.
“Esta intervención se va a diseñar de tal forma que nosotros podamos adecuarla al contexto social y cultural en donde estén nuestros adolescentes y más todavía cuando hablamos de que se vaya a replicar a nivel internacional en diferentes países de Latinoamérica. Existen puntos en común encontrados en diferentes países en cuanto a las características de los adolescentes. Las conductas alimenticias de riesgo son el preámbulo a los TCA, estos son considerados hoy en día un problema de salud pública”.