Por Karla Navarro
Ensenada, Baja California. (Agencia Informativa Conacyt).- El calor extremo que se registra en zonas áridas y semiáridas de algunas ciudades del norte de México no solo genera afectaciones en humanos, sino también en animales y plantas.
En Mexicali, Baja California, en la temporada de verano se llegan a registrar temperaturas superiores a los 45 grados Celsius. Es por ello que investigadores del Instituto de Ciencias Agrícolas (ICA) de la Universidad Autónoma de Baja California (UABC) estudian las repercusiones que el estrés por calor tiene en la producción animal.
La doctora Adriana Morales Trejo, investigadora del ICA de la UABC, realiza estudios para evaluar el estrés por calor en la producción porcina, sector en el que algunas entidades del noroeste de México figuran entre los principales productores del país.
En entrevista con la Agencia Informativa Conacyt, Morales Trejo apuntó que el estrés por calor es un problema que aqueja a toda la producción animal, pues aunque las granjas disponen de sombra y agua para los animales, no es suficiente para que regulen su temperatura.
“Lo que queremos saber es qué pasa dentro de los animales, qué pasa dentro de las células de los organismos cuando están en temperaturas elevadas. Ya sabemos que los animales ganan menos peso, comen menos y ya se había observado que los animales incrementan su frecuencia respiratoria”, expuso.
Este problema representa un problema directo para los productores, debido a que los animales reducen entre 20 y 30 por ciento el consumo de alimento, lo que hace urgente que se diseñen dietas para que los cerdos obtengan los nutrientes necesarios en condiciones de calor extremo.
Temperatura corporal y frecuencia respiratoria
Las investigaciones que lidera la doctora Morales Trejo iniciaron con observaciones de la frecuencia respiratoria de los cerdos y encontraron que con el incremento de temperatura la frecuencia respiratoria aumenta al doble.
Los datos son obtenidos en el Laboratorio de Fisiología y Metabolismo de Cerdos del ICA, una sala donde cuentan con jaulas individuales para cada animal. Para medir la frecuencia respiratoria, los investigadores y sus estudiantes monitorean la periodicidad con que se infla el tórax del cuerpo del animal durante un minuto, primero con una temperatura a 24 grados y después a 35 grados o superiores.
La temperatura corporal de los cerdos es otra de las variables evaluadas. Para medirla, los investigadores del ICA utilizan termógrafos, pequeños dispositivos que se implantan debajo de la piel del animal y monitorean la temperatura cada cinco o 15 minutos, según sean programados.
El termógrafo registra la temperatura de los cerdos durante varias semanas y al concluir el experimento los investigadores retiran el dispositivo y recuperan toda la información que fue almacenada.
Con esta metodología, detectaron que la temperatura corporal de los cerdos se eleva hasta dos grados más en las horas más cálidas del día, condición que la doctora Morales Trejo asocia a afectaciones en el entorno celular, que deja de funcionar de manera adecuada.
“Hay algunas proteínas, que son las proteínas de choque térmico, que se encargan, adentro de la célula, de estar reparando otras proteínas que se van dañando cuando se aumenta la temperatura y vemos que estas proteínas se elevan hasta cinco veces, dependiendo el tipo de células en donde analizamos. Esto es una respuesta a nivel celular al calor”.
Respuesta a nivel celular
Todos los estudios realizados en el ICA se llevan a cabo en verano, temporada en que se registran variaciones en la temperatura que van de los 29 a los 45 grados, e incluso superiores.
La observación de los cerdos en estas variaciones de temperatura permite a los investigadores detectar los procesos de adaptación de los organismos.
La doctora Adriana Morales Trejo mencionó que sí han detectado procesos de adaptación en los animales, sobre todo los cinco días posteriores al aumento de la temperatura.
Este tipo de respuestas a nivel celular se analiza en el Laboratorio de Nutrigenómica del ICA por medio de muestras de sangre y tejidos, donde se observa la expresión de proteínas, ADN y ARN.
Problemas para absorber nutrientes
La reducción del consumo de alimentos y la presentación de diarreas como consecuencia del estrés por calor también se han detectado como parte de las investigaciones en la producción porcina.
Estudios histológicos evidenciaron que las diarreas provocan daños en el epitelio, la pared que recubre el intestino.
“Si esto se daña, pueden estar entrando microorganismos patógenos o toxinas a la sangre de los animales y provocarles algún problema infeccioso”, advierte la doctora Adriana Morales Trejo.
Además, la diarrea es una manifestación que indica a los especialistas que la función digestiva no es adecuada. Al analizar la digestión, encontraron que esta se reduce en algunos nutrientes.
“Vimos que cambia, por ejemplo, la presencia de las proteínas que se encargan de absorber nutrientes como glucosa o aminoácidos en el intestino, entonces, además de que los animales comen menos, no tienen la suficiente capacidad de absorber sus nutrientes”.
Dietas de precisión
El doctor Néstor Arce Vázquez es egresado del doctorado en ciencias agropecuarias del ICA y labora como asesor de pequeñas empresas productoras de cerdos en Mexicali, donde ha realizado ajustes a sus dietas con base en las investigaciones desarrolladas en el instituto.
En entrevista, el doctor Arce Vázquez explicó que tradicionalmente, los cerdos se alimentan con dietas estándar de acuerdo con su edad y se divide por etapas: iniciación, desarrollo, crecimiento, engorda y finalización.
El alimento principal es el trigo, la pasta de soya y en ocasiones pasta de cacahuate; sin embargo, la dieta se mantiene de la misma forma sin importar la estación del año.
“Hemos tratado de adaptar las dietas conforme las condiciones climáticas lo van indicando y, por otro lado, de acuerdo con los estudios que se han realizado, se ha visto que el consumo y la eficiencia productiva de alimentos disminuye, por lo que nos hemos adecuado a eso, tratando de suplementar con dietas más precisas”, mencionó Arce Vázquez.
Las estrategias para abatir la disminución en la producción que se presenta a consecuencia del estrés por calor incluyen reducir la cantidad de proteína y sustituirla por aminoácidos libres, tratando de aportar todos los nutrientes de forma concentrada.
De esta forma, aunque los animales disminuyen el consumo de alimento, cuando comen obtienen todos los nutrientes necesarios para mantenerse y producir.
También han adecuado los horarios para estimular la alimentación, que se centra en las primeras horas del día, cuando los cerdos se encuentran en mayor confort, tomando en cuenta que el resto del día el consumo del alimento será limitado.
“Sabemos que va a consumir poco pero con estos cambios en la dieta estamos logrando que se nutran lo suficiente para que la producción no se vea reducida. Tratamos de alimentarlos muy temprano y al mediodía que es la parte más crítica, se estimula de otra forma para crear un ambiente más agradable”, explicó Néstor Arce Vázquez.
Impacto económico
Para el doctor Arce Vázquez, las estrategias para mejorar la nutrición de los cerdos han tenido un impacto benéfico en la situación económica de las empresas donde se han implementado, puesto que se han reducido los costos de la alimentación.
“Uno de los ingredientes más caros es la pasta de soya, hemos logrado reducir su uso pero no hemos afectado la calidad de la carne de los cerdos ni su desarrollo y desempeño, entonces se ha visto una reducción en los costos de alimentación”.
Reconoció que al inicio los empresarios tuvieron cierto rechazo a las propuestas para cambiar la alimentación, pero tras dos años de cambios, han percibido las ventajas de hacer ajustes en las dietas.