Radioterapia y otros métodos afectan a la glándula que produce la vital sustancia y ahora este desarrollo tiene potencial para comercializarse
Las glándulas salivales pueden inhibir parcial o totalmente su funcionamiento por radioterapia en la región de cabeza y cuello, algunas enfermedades bucales y autoinmunes o el consumo de ciertos medicamentos, lo cual afecta el habla o la capacidad de las personas para deglutir alimentos.
Estas afectaciones a la salud de algunos pacientes motivaron a investigadores de la Unidad Xochimilco de la Universidad Autónoma Metropolitana (UAM) a crear un tratamiento que estimula la producción de saliva.
Su propuesta es un líquido al que denominan saliva artificial, cuyo ingrediente activo es pilocarpina.
El producto debe aplicarse previa supervisión médica, con un atomizador en las paredes de la boca y bajo la lengua, de tres a cuatro veces al día, 20 a 30 minutos antes de ingerir alimentos, indicaron los doctores Norma Angélica Noguez Méndez y Carlos Tomás Quirino Barreda.
Actualmente, en México no existe un producto con estas características, por lo que algunos médicos recetan a sus pacientes tabletas de pilocarpina o tratamientos oftálmicos diluidos, que contienen la sustancia, para ayudarles a inducir la salivación.
En ambos casos, la ingesta oral de pilocarpina puede causar dolor de cabeza, hipertensión o lesiones en mucosa; además no se recomienda su aplicación en pacientes con enfermedades respiratorias o cardíacas, hipertiroidismo, epilepsia o parkinson.
La saliva artificial desarrollada en la UAM, por ser un producto de uso local, evita la sobredosis de pilocarpina y sus efectos adversos, enfatizaron.
Junto con un equipo de médicos, odontólogos y químicos farmacéuticos, los especialistas evaluaron el tratamiento con el producto tópico desarrollado, en un grupo de pacientes del Instituto Nacional de Cancerología que habían sido sometidos a radioterapia en cabeza o cuello, con daño en las glándulas salivales debido a la radiación.
Estas pruebas revelaron que el flujo de saliva aumentó 0.6 cm en comparación con la respuesta obtenida por la aplicación de un humectante. El incremento fue notable para los pacientes, quienes manifestaron menor sequedad bucal y una mayor facilidad para deglutir sus alimentos.
De acuerdo con los investigadores, el flujo de saliva aumenta después de ocho semanas de administrar continuamente el producto y se mantiene hasta la semana diez, aun cuando se suspende la aplicación.
La solicitud de patente de la saliva artificial está en la segunda revisión del examen de fondo en el Instituto Mexicano de la Propiedad Industrial (IMPI), y al obtener el registro se buscará que alguna empresa farmacéutica la lleve al mercado. (Agencia ID)