Por Editorial Mi Patente
La estructura de un sistema de propiedad intelectual debe contar cuando menos con áreas del ámbito legislativo, administrativo, judicial y económico.
En el ámbito legislativo quedan comprendidos todo el cúmulo de reglamentos, leyes y tratados internacionales que como marco legal regulan la materia.
En el ámbito administrativo se requiere de las autoridades responsables de atender los trámites para obtener el reconocimiento del Estado para la protección de los derechos temporales que confiere la materia.
En el terreno judicial se encuentran las autoridades de administrar justicia a través de los tribunales para los supuestos en que se tenga que defender la propiedad intelectual.
En el ámbito económico se ubican los sujetos participantes que impulsan y detentan la propiedad intelectual, quienes la generan, la ponen en el mercado, comercializan con ella, el propio consumidor o usuario.
No muy diferente a otros casos, en este sistema de la propiedad intelectual el sector con mayor hegemonía es el del sector económico. La propiedad intelectual hoy día está presente en todos los ámbitos de nuestra vida cotidiana. Nuestro vestuario, alimentación, medios de transporte, comunicación, educación, entretenimiento, deporte, salud y hasta en la religión.
La propiedad intelectual incrementa su valor en la medida que más usuarios son los que hacen uso de ella, tiene poderosas virtudes frente a la convencional propiedad material o de los bienes reales, muebles o inmuebles. Hoy día es muy común que una marca sea más valiosa que todos los activos fijos de una compañía.
Hay sectores dentro del ámbito económico que poseen aun más fuerza y dominación en el sistema sobre otros sectores y ámbitos. Es evidente que el sector de la salud y los medicamentos es un sector con muchísimo poder, las patentes de medicamentos salvan la vida, la mejoran o la prolongan. Moralmente pocos se atreven a poner en duda la importancia que estos protagonistas que impulsan el desarrollo de medicamentos tienen en nuestras vidas, por lo tanto adquieren fuerza, reconocimiento, dinero y dominio.
Otro sector muy importante es el del entretenimiento. Pan y circo y el pueblo está contento. Inspirados en la justificación cultural nadie reta que se deba proteger al artista y creador de la obra. De ahí en adelante el cine, televisión y música comercial reciben la misma protección en el “sistema” que la que se confiere a un Gabriel Garcia Marquez o un Armando Manzanero, estos dos últimos representados por un intermediario comercial como el Editor o Productor.
Pero “el sistema” puede elegir si desea ser caracterizado por ser proteccionista y de acceso restringido o un sistema de libertad y libre uso.
La definición de que sistema adopte cada país está permitida en los tratados y convenciones internacionales, lo importante es que estratégicamente con un planeación bien justificada el sistema se defina conforme a las conveniencias y oportunidades de cada país.
En un sistema donde el ámbito económico es dominante sobre los otros elementos del sistema no cabe duda que los legisladores estarán asistidos y seducidos por los grandes intereses de los sectores económicos más importantes, en un sistema donde la autoridad administrativa depende en más de un 50% de sus ingresos de las contribuciones de las compañías representantes de los sectores más importantes del sistema no cabe duda que habrá conflicto de intereses e imparcialidad, adicional a que en el ambiente judicial se castiga como delitos grave los que perjudican los intereses de los agentes económicos por encima de la gravedad con la que se castiga una violación a un ser humano.
El sistema está secuestrado, normalmente quien sabe de Propiedad Intelectual es un abogado de un despacho prestigiado, mismo que representa los intereses de los grandes sectores dominantes del sistema, son estos quienes asesoran a las autoridades y tienen acceso a los medios de comunicación para opinar e influir en la opinión de la población.
En los países latinoamericanos la paridad de patentes presentadas por empresas extranjeras provenientes de EU y Europa con relación a las locales es de 94% frente a un raquítico 6% de nacionales.
Uno se preguntará ¿es nuestro sistema de Propiedad Intelectual diseñado para atender los intereses de nuestro país o al servicio de un sector, normalmente extranjero?