FUENTE: ANTIMIO CRUZ BUSTAMANTE, Reportero de Ciencia, Tecnología e Innovación, Revista Digital Mi Patente, [email protected], www.mipatente.com
Científicos mexicanos desarrollan una nueva tecnología que busca captar agua dulce a partir de la niebla marina que llega a las comunidades costeras de Baja California, que están localizadas entre el mar y el desierto.
La innovación, que es coordinada por científicos del Centro de Investigación y de Educación superior de Ensenada (CICESE) y de la Universidad Nacional Autónoma de México (UNAM). Anteriormente, otros centros de investigación y compañías privadas han desarrollado captadores de agua de niebla mediante la construcción de redes de polipropileno de entre uno y diez metros cuadrados. Esos equipos son capaces de captar entre 2 y 10 litros de agua dulce, pero los mexicanos buscan incrementar la cantidad de agua colectada hasta 20 litros.
Este campo de conocimiento ya ha sido explorado en otras regiones del mundo, por ejemplo en el Medio Oriente, pero la aportación mexicana es que las redes imitan ciertos mecanismos que usan insectos y plantas para captar agua de la niebla por lo que los nuevos esfuerzos científicos forman parte de un campo conocido como Biomimetismo.
“Muchos organismos colectan niebla de manera natural, el caso más conocido es el escarabajo de Namibia, que durante las mañanas levanta sus patitas traseras y se pone como si fuera una pared. Las gotas se van formando y posteriormente van llegando a su boca y así ya tiene su fuente de agua de manera permanente”, explicó en un comunicado oficial de CICESE el doctor Rodrigo Méndez Alonzo, investigador de ese Centro Público de Investigación, que es parte de la red de los 27 centros del Consejo Nacional de Ciencia y Tecnología (Conacyt).
Inspirados en la naturaleza
El equipo de investigadores que desarrolla y prueba los captadores de agua de niebla proviene del Centro de Nanociencias y Nanotecnología (CNyN) de la UNAM y del Departamento de Conservación del CICESE.
Rodrigo Méndez informó que en la actualidad la tecnología de colecta de niebla es muy simple y consiste en instalar mallas, marcos de aluminio y un depósito. De esta manera el frente de aire acerca el agua de manera pasiva.
“Lo que queramos hacer es biomimética o bioinspiración; es decir, crear tecnología a partir de estructuras biológicas que observamos en la naturaleza. En este caso es mejorara esta tecnología inspirada en la naturaleza. Para ello estamos conjuntando un grupo de investigadores de diferentes disciplinas que incluye a un experto en tecnologías de refrigeración y un bionanotecnólogo. A nosotros, en el Laboratorio de Plantas y Ecosistemas del CICESE, nos corresponde estudiar y explorar plantas; tanto sus propiedades de repelencia o adhesión al agua como su microestructura”, compartió Méndez Alonzo.
La exploración de las plantas se está realizando en tres humedales costeros de Baja California; La Lagunita, Punta Blanda y La Misicón. El análisis consiste en comparar cómo cambia la repelencia al agua o hidrofobicidad foliar de plantas en los tres lugares.
“Con nuestros resultados evaluamos cuán hidrofóbica es cada especie y con ello podemos imitar sus superficies para generar materiales que nos proporcionen mayor utilidad para su aplicación. Estudiar la taxonomía de las plantas nos permite también generar una base de datos para conocer cuáles son las superficies que nos conviene imitar”, indicó el investigador de CICESE.
La ruta de investigación que siguen inició en la Universidad de Bonn, Alemania, en 1997, pero en México puede ampliarse y fortalecerse aprovechando que existen especies que no hay en ninguna otra parte del mundo.
“Somos un país megadiverso que cuenta con alrededor de 24 mil especies de plantas y cada especie es una oportunidad para estudiar sus estructuras y funciones que nos permitirán realizar desarrollos tecnológicos bioinspirados”, dijo Rodrigo Méndez Alonzo.
El proyecto para desarrollar colectores de niebla bioinsporados en Baja California está en etapa inicial, pero el desarrollo de tecnología inspirado en la naturaleza no es algo nuevo. Ya existen aplicaciones que han generado cambios en la historia; como el velcro, inspirado en las espinitas de una planta llamada Arctiumminus.