Se trata de una nanoestructura que evita la oxidación de frutas y verduras, además de alargar la vida de anaquel de los mismos
Con el fin de alargar la vida útil de frutas y verduras y conservarles por mayor tiempo en refrigeración, investigadores de la UNAM desarrollaron un recubrimiento comestible adicionado con ingredientes funcionales que se aplica a alimentos recién cortados.
La doctora María de la Luz Zambrano Zaragoza, investigadora en la Facultad de Estudios Superiores Cuautitlán (FES) Cuautitlán, detalló que los beneficios van desde tener un producto cortado atractivo, “por la oxidación, muchas frutas ya no se consumen, con esta tecnología, se disminuirían las pérdidas por cosechas, además, conservaría los nutrientes de las frutas o verduras”.
Con la tecnología universitaria se ha podido conservar manzana cortada hasta por 25 días y un kiwi por dos semanas. Además, su obtención no es costosa, ya que con 70 pesos que cuesta un litro de dispersión se pueden recubrir 20 kilogramos de fruta cortada lista para colocarse en tiendas de conveniencia y consumirse posteriormente.
Tras nueve años de investigación, los científicos universitarios encontraron que si se dispersan nanocápsulas cargadas con alfa tocoferol y betacaroteno en frutos y vegetales recién cortados, forma una película homogénea flexible, inhibe el oscurecimiento enzimático y alarga la vida de éstos.
“Los microencapsulados que diseñamos son aditivos alimentarios con una estructura similar a la de un balón de talla nanométrica que va entre los cien a 500 nanómetros, internamente podemos colocarle sustancia activa como aceite de limón o de romero, o bien, antioxidante alfa tocoferol o betacaroteno; de esta esfera salen gotas de la sustancia activa a través de la pared que migran a la fruta logrando su conservación”, detalló la académica responsable de la investigación.
Físicamente, el recubrimiento no es perceptible a la vista, no es una película debido a que se aplica por inmersión para que la superficie del fruto absorba las sustancias activas, obteniéndose un producto listo para comer.
La tecnología, no le transfiere un sabor indeseable, por ejemplo, si se añade alfa tocoferol, no cambia el sabor; incluso los investigadores de la máxima casa de estudios han probado con aceite de limón que evita la oxidación y brinda un sabor ácido, idóneo para usarse en pepino, melón, sandía, piña, mango o manzana.
Asimismo, pueden desarrollarse recubrimientos con sabores distintos para hacer atractivo al producto.
El desarrollo científico ya se patentó y obtuvo el primer lugar en la premiación del “Programa de Fomento al Patentamiento y la Innovación” (PROFOPI 2015-2016), cuyo fin es la promoción de una cultura de la propiedad industrial en la UNAM. Posterior a esto, los investigadores pretenden llevarlo a una planta piloto para su producción industrial.
“Uno de los intereses de la UNAM es contribuir a la sociedad con tecnologías útiles, que bien se pueden comercializar y exportar”, finalizó la doctora Zambrano Zaragoza. (Agencia ID)