AUTOR: Eduardo Piña
FUENTE: AGENCIA INFORMATIVA CONACYT
Ciudad de México. (Agencia Informativa Conacyt).- Investigadores de la Facultad de Odontología de la Universidad Nacional Autónoma de México (UNAM) crearon un nuevo adhesivo para brackets único en su tipo, el cual tiene mayores ventajas sobre los que se encuentran en el mercado, ya que cuenta con mayor adhesión, no daña la estructura del diente, es estable y el tiempo de endurecimiento es menor.
Eira López Palacios, Gabriel Sáez Espínola (tutor del proyecto) y Carlos Álvarez (asesor) son los doctores en ciencias odontológicas y doctor en química, respectivamente, que se encuentran al frente de la investigación en el desarrollo de este innovador adhesivo, el cual está conformado en un 99 por ciento por un polímero completamente diferente al que se utiliza en la fabricación de los ya comerciales.
Trimetilolpropano Trimetacrilato o TMPTMA es el nombre del polímero con que se encuentra hecho este nuevo adhesivo, el cual presenta mayores virtudes al ser resistente al esfuerzo mecánico que tiene el tratamiento de ortodoncia y al retirar la aparatología (brackets) el adhesivo queda adherido al diente.
“En algunas ocasiones los pacientes pueden llegar a referir que después del tratamiento de ortodoncia presentan sensibilidad en los dientes, y esto se puede deber a que en el momento de desprender los aparatos se fractura el esmalte, entonces asegurar que el adhesivo quede unido a los dientes hace mucho más sencillo retirar los residuos con un instrumento rotatorio de baja velocidad y así garantizamos que el esmalte del paciente quede íntegro”, menciona López Palacios.
Detalla que otra de las ventajas de este adhesivo es que no sufre sorción ni solubilidad, esto quiere decir que durante los dos años que está trabajando el adhesivo en la boca, no existe pérdida de material, por lo tanto evita que por debajo del bracket penetren fluidos y bacterias que después puedan provocar algún tipo de lesión en el paciente.
Libre de bisfenol A
Durante la década de los 80, el doctor Rafael L. Bowen diseñó la molécula de bisfenol glicidil metacrilato, también conocida como BisGMA, sustancia que, al mezclarla con diversos materiales como acrílicos, dio como resultado resinas y adhesivos que utilizan odontólogos para restaurar daños en los dientes como fracturas o caries.
No obstante durante los años noventa y con la utilización de hornos de microondas, investigadores descubrieron que algunos polímeros a cierta temperatura liberan una sustancia llamada bisfenol A, la cual según algunos autores ha sido sometida en experimentos con ratas demostrando tener agentes cancerígenos y de mutación.
Aunque en el caso de los humanos, no se ha comprobado si el BisGMA que se encuentra en materiales odontológicos u otros productos que lo contengan sea causante de cáncer o estén ligados con esta enfermedad.
En ese contexto, la investigación que comenzó en el año 2006 cuando la doctora Eira López se encontraba realizando sus estudios en la especialidad en ortodoncia, y con el antecedente ya mencionado, fue motivo para buscar un nuevo material con el cual se pudiera desarrollar un adhesivo que estuviera libre de BisGMA, pero lo más importante, que fuera un componente lo menos tóxico posible y a su vez pudiera ser mezclado con materiales de relleno para obtener pastas adhesivas que funcionen en la boca con un factor nulo de posibles padecimientos secundarios.
Tras nueve años de investigación y la realización de diversas pruebas se determina utilizar el monómero de Trimetilolpropano Trimetacrilato para realizar el nuevo adhesivo.
Complicaciones, ángulo de contacto
Refiere la también maestra de la Facultad de Odontología, Eira López, que durante los inicios de la investigación diversas fueron las complicaciones que se presentaron en el desarrollo de este adhesivo, ya que se requería de conocimientos más amplios de química para saber la composición y estructura de los polímeros con los que comenzarían a trabajar para poder manipular el material.
Pero con el apoyo de su tutor, el doctor Gabriel Sáez Espínola, la doctora Elva Leiva y el director de la Facultad de Odontología, el maestro José Arturo Fernández Pedrero, lograron que pudiera tomar clases en la Facultad de Química, en el Instituto de Investigaciones en Materiales (IIM) y en el Centro de Ciencias Aplicadas y Desarrollo Tecnológico (Ccadet), y así pudiera adquirir los conocimientos necesarios para realizar los procedimientos de formulación y realizar mezclas de ácido para comenzar a hacer pruebas.
Expone también que los estudios que se tenían que realizar para comprender las características de los materiales con los que elaboraban las mezclas, tenían que ser efectuados con instrumentación especial que se encuentra en el Instituto de Física o Química, pero al ser tan concurridos estos aparatos retrasaba los tiempos de la investigación.
Esta situación llevó al doctor Sáez Espínola a diseñar un aparato que pudiera medir la tensión superficial de los materiales empleados y su ángulo de contacto, el cual se define como el ángulo que forma un líquido al entrar en contacto con una superficie plana, de esta forma se puede saber, en el caso del adhesivo, el grado de dispersión, mojabilidad y adhesión en el diente.
El instrumento que desarrolla el investigador, además de lograr acortar los tiempos de investigación y poder transportarlo a otros lugares, es un aparato de bajo costo, simple y confiable, ya que al realizar pruebas para saber su efectividad los resultados fueron comparables con equipos que son mucho más sofisticados.
El conjunto de los estudios realizados por los especialistas da como resultado en el año 2013 un primer adhesivo, logrando tiempo después desarrollar una pasta con la que se ha podido obtener un sistema adhesivo adicional de un solo paso, el cual ayuda a que el ortodoncista pueda realizar de manera más rápida y eficiente la colocación de brackets.