El endulzante es un importante generador de divisas a nivel nacional; simplemente Alemania pagó más de 40 millones de euros en 2016 por el producto.
De acuerdo a estadísticas de comercio exterior de la Secretaría de Economía, México exportó 93.7 millones de dólares de miel en 2016, 40 por ciento menos que el año anterior. A nivel nacional, la producción cerró ese año en 55 mil 84 toneladas, 11 por ciento menos que en 2015.
Particularmente en Yucatán, el principal estado generador, la producción pasó de 11 mil 629 toneladas en 2015 a 7 mil 490 según Máximo Paredes, director de desarrollo rural y comercialización de la Secretaría de Desarrollo Rural del estado.
La disminución puede tener varias causas, entre ellas el cambio climático y el uso indiscriminado de agroquímicos por parte de los agricultores de la región, lo cual ha elevado la mortandad de abejas.
Así lo explica la doctora Ana Luisa Ramos Díaz, investigadora de la Unidad Sureste del Centro de Investigación y Asistencia en Tecnología y Diseño del Estado de Jalisco (CIATEJ), quien trabaja junto con la empresa Centro para la Innovación y la Movilidad S.A. de C.V. en la creación de una plataforma digital que facilitará a los productores los procesos de certificación orgánica. La herramienta permitiría al mismo tiempo controlar y predecir la calidad de la miel, así como conocer su trazabilidad, es decir, saber su historia desde el momento en que es colectada en el apiario hasta su exportación. Se prevé que la herramienta quede terminada antes de que concluya 2017 a fin de que pueda ofertarse al público.
Miel certificada
A pesar de las ventajas que proporciona la certificación orgánica son pocos los productores que están actualmente validados, debido a la obligación de realizar varios trámites para cumplir con normatividades en México y a nivel internacional.
Para que puedan ostentar el logo de orgánico en la etiqueta, los productos requieren los servicios de asesoría, inspección y certificación de organismos avalados para emitir este reconocimiento, los cuales a su vez están validados por el Servicio Nacional de Sanidad, Inocuidad y Calidad Agroalimentaria (SENASICA) de la Secretaría de Agricultura, Desarrollo Rural, Pesca y Alimentación (SAGARPA); por la agencia del gobierno de Estados Unidos responsable de la regulación de alimentos, medicamentos, cosméticos, aparatos médicos, productos biológicos y derivados sanguíneos (FDA, por sus siglas en inglés), y por el organismo de regulación europea.
La certificación constata que los productos son adecuados para consumo humano. Sin embargo, la falta de inocuidad en la miel al ser exportada provoca su rechazo al detectarse organismos genéticamente modificados, rastros de pesticida o antibióticos. Ello representa una pérdida considerable a los productores, pues generalmente este análisis se hace en el sitio al que se exporta la miel y los apicultores tienen que vender a un precio debajo de su valor comercial.
Por otra parte, los costos de certificación pueden ser altos, ya que las instituciones que la realiza llevan a cabo un presupuesto de cuerdo al tamaño de la empresa y producción; en general, el costo sobrepasa los 20 mil pesos, pero hay apicultores con pocas colmenas y una producción de 20 kilos de miel al mes en temporadas altas para quienes no es costeable pagarlo, lo que contribuye al desánimo de certificarse.
La certificación incluye a los acopiadores primarios, es decir, quienes compran miel a los pequeños productores y cuantifican los parámetros de calidad para vender dentro y fuera del país. Para ellos la certificación puede tener un costo más alto, pues el validador debe visitar a cada productor y cada zona de acopio, para verificar el proceso y la calidad del producto, de manera que la logística lo hace más costoso.
Finalmente, la doctora Ramos, puntualiza que la certificación orgánica abrirá a mayor número de productores los mercados internacionales a países importadores, como Alemania y Estados Unidos, lo que también ayudará a mejorar los precios y mejorar su calidad de vida. (Agencia ID)