El mismo compuesto tiene también efectos anticonceptivos que son del interés de la industria farmacéutica
Científicos de la Benemérita Universidad Autónoma de Puebla (BUAP) encontraron que una molécula obtenida de una planta conocida como “Cabeza de Negro” (Dioscorea mexicana) disminuye de forma significativa la división de células cancerosas.
Félix Luna Morales, investigador de la Facultad de Ciencias Químicas y líder de proyecto, explica que el interés de estudiar los efectos farmacológicos de la diosgenina nació debido a la escasa información científica hasta ahora publicada sobre la molécula y a la gran diversidad de usos empíricos de la Dioscorea mexicana, mejor conocida como cabeza de negro, en el tratamiento de diabetes, la inflamación, dolor de articulaciones y tumores malignos.
Las plantas del género Dioscorea son tubérculos que crecen en varios estados de la República, como Puebla, Guerrero, Veracruz y Oaxaca. Uno de estos compuestos biológicamente activos es la diosgenina, la protagonista de este proyecto de investigación.
En el Laboratorio de Neuroendocrinología evalúan sus propiedades farmacológicas sobre el desarrollo celular en ratas. Hasta ahora han visto que tanto la diosgenina como la (26R)-26-hidroxidosgenina —una de sus variaciones moleculares obtenida mediante modificación molecular— disminuyen la división de células en los ovarios y en el útero de las ratas de laboratorio y su invasión a zonas sanas (metástasis), además de que inducen apoptosis o “el suicidio celular”.
A ello seguirán ensayos para completar la caracterización farmacológica y toxicológica, así como estudios biofarmacéuticos (absorción, distribución, metabolismo y eliminación) en los individuos a quienes se les administró estas sustancias.
“Pese a la premura de generar soluciones se debe considerar que el desarrollo de fármacos es un proceso largo y complejo, que incluye varias etapas, que van desde la obtención de los principios activos, su purificación, hasta las pruebas en animales de laboratorio –fase actual de su proyecto-, posteriormente en humanos sanos y en humanos enfermos”, explica el doctor Luna Morales.
Poner a la venta los fármacos implica también el diseño de formulaciones como tabletas, suspensiones o inyectables, por señalar algunos, y finalmente hacer un seguimiento de su uso durante años (generalmente de cinco a diez), con el propósito de revisar su seguridad a largo plazo.
“Aunque los hallazgos sobre la diosgenina y su derivado dejan ver la posibilidad de utilizarlos como tratamientos contra el cáncer, aún restan muchos estudios por hacer; incluso podrían funcionar como anticonceptivos” señala el científico de la BUAP. (Agencia ID)