AUTOR: Montserrat Muñoz
FUENTE: AGENCIA INFORMATIVA CONACYT
Guadalajara, Jalisco. 30 de marzo de 2016 (Agencia Informativa Conacyt).- Con un impermeabilizante elaborado a base de caucho de llanta y una silla de ruedas eléctrica movida por impulsos musculares, dos alumnos de la Preparatoria de la Universidad Autónoma de Guadalajara (UAG), y uno de nivel licenciatura de la misma institución, ganaron primer y segundo lugar, respectivamente, en la X edición del Concurso Latinoamericano de Proyectos de Cómputo: Proyecto Multimedia, celebrado recientemente en Ecuador.
Raúl Ignacio Baltasar Morán y Carlos Humberto Lemus Franco ganaron la presea dorada en la categoría de Ciencias Naturales y Medio Ambiente con el proyecto ImperFelge, un impermeabilizante a base de caucho de llanta. Ambos cursan el sexto semestre de la preparatoria de la UAG y lograron el pase a la etapa continental tras ganar Código Ciencia 2015, competencia realizada en el estado de Jalisco avalada por el Movimiento Internacional para el Recreo Científico y Técnico (MILSET, por sus siglas en francés) y por el Consejo Nacional de Ciencia y Tecnología (Conacyt).
Por su parte, David Eduardo Ayala Castro, quien actualmente estudia la carrera de ingeniería civil en la UAG, logró la medalla de plata en la categoría de Robótica al presentar Mueve tu mundo, una silla de ruedas eléctrica controlada por impulsos musculares, diseñada para personas que tengan hasta 98 por ciento de falta de movilidad en el cuerpo.
La competencia continental en que participaron los tapatíos, Proyecto Multimedia, es organizada por la Sociedad Latinoamericana de Ciencia y Tecnología Aplicada (Solacyt), que a su vez concede un pase a la Olimpiada Mundial de Proyectos de Cómputo Info Matrix en Rumania, o al Robot Challenge realizado en Austria, entre otras competencias.
En entrevista para la Agencia Informativa Conacyt, los alumnos y su asesor, el maestro Alfredo López Morales, compartieron la experiencia de viajar a Quito para competir, ganar y los pasos a seguir para sus respectivos proyectos.
ImperFelge
Agencia Informativa Conacyt (AIC): ¿Cuándo surgió la idea?
Raúl Ignacio Baltasar Morán (RIBM): En enero de 2015. Surgió como un proyecto de física para la materia y después el maestro Alfredo nos comentó sobre las ferias y concursos. Lo más difícil fue la selección de la idea.
Carlos Humberto Lemus Franco (CHLF): Nos plantearon realizar un proyecto para participar en Código Ciencia. Sin embargo, el profesor comentó que debía ser un proyecto realmente útil. La idea fue hacer un proyecto que pudiera servir para algo, como en este caso ayudar al ecosistema o a la sociedad.
AIC: Parte de los objetivos de este concurso es que tenga un beneficio social, ¿cuál es el de su proyecto?
RIBM: Uno se puede dar cuenta que hay neumáticos casi en todas las esquinas de la ciudad, problema que está generando contaminación y cuando se quieren deshacer de ellos lo que se hace es quemarlos, y esto genera otra contaminación para el ambiente y es perjudicial para el ser humano y las vías respiratorias. Nosotros quitamos esa basura y la convertimos en algo que funciona y ayuda a la vida diaria. Obtenemos la materia prima lijando la llanta, y el alma de acero restante se vende. Hacemos el impermeabilizante con el polvo fino que obtenemos de lijar la llanta y un acrílico especial.
CHLF: Además agregamos un antimicótico para evitar que se generen hongos en la superficie de los techos. Originalmente el impermeabilizante era negro por el color del caucho, pero a mucha gente no le gustaba eso por la apariencia o el calor generado dentro del hogar en zonas cálidas, por lo que logramos pigmentarlo y actualmente lo tenemos en negro, blanco y verde. Tiene un bajo costo y lo que sacamos del ambiente no lo regresamos, ni solventes ni dióxido de carbono.
AIC: ¿Cuál es la vida útil del producto?
RIBM: El producto estuvo a prueba en el laboratorio de repetibilidad. Aplicamos a una tabla de madera el producto y lo colocamos en una fuente cuatro meses, las 24 horas del día, donde estuvo bajo la caída de agua constante. El agua nunca se filtró durante este periodo, mismo que representó más de cuatro mil 800 horas. Obtuvimos que en promedio el producto tiene una vida útil de 15 a 20 años.
AIC: ¿Cómo fue su experiencia en el concurso?
CHLF: Mucha gente estaba interesada en el proyecto. Hubo muchas preguntas y retroalimentación. Por ejemplo, al saber que la llanta proviene de petróleo querían saber si el impermeabilizante iba a ser o no inflamable; hicimos pruebas de fuego y no logró encenderse, lo que vuelve seguro el producto. También nos aportaron aplicar un antimicótico en la fórmula para eliminar los hongos que causan asma o problemas de bronquios.
AIC: En 2016, ¿cuáles son los planes?
RIBM: Vamos a seguir haciendo las pruebas de repetibilidad para tener una mejor estimación de la vida útil, y hacer también una prueba de temperatura y de aislante térmico, todo lo que pueda mejorar el proyecto.
CHLF: Nos dijeron que era un proyecto con futuro. Estamos viendo la posibilidad de tramitar una patente y, ya sea nosotros lograr producirlo o vender la patente para que se produzca en masa, poder sacar más llantas del ambiente.
AIC: ¿Qué licenciatura piensan estudiar?
RIBM: Ingeniería electrónica.
CHLF: Yo estoy más identificado con el comercio internacional.
Mueve tu mundo
AIC: ¿En qué consiste el proyecto Mueve tu mundo?
David Eduardo Ayala Castro (DEAC): Es una silla de ruedas motorizada que se controla por impulsos musculares a través de sensores musculares flexibles que se adaptan a los músculos que tienen movilidad en una persona. Si el usuario tiene movilidad únicamente en las mejillas, se le adapta y con un movimiento muscular mueve la silla por completo. La silla consta de tres motores, que a la vez cuenta con tres o cuatro sensores, dependiendo de lo que quiera activar.
AIC: ¿Cómo surgió esta idea?
DEAC: Participé en Código Ciencia en 2014 con otro proyecto, que me dio la primera experiencia y me gustó. Después pensé en una silla de ruedas que se pudiera controlar por la mente y concluimos que era posible controlarlo con impulsos musculares.
AIC: ¿Cuáles fueron las etapas de construcción del proyecto?
DEAC: Primero conseguimos la silla. Después empezamos a investigar sobre el tipo de sensores musculares que hay y sobre qué tipo de movilidad tienen las personas cuando están discapacitadas. Realizamos diagramas para poder controlar la silla e iniciamos la programación, que nos costó mucho trabajo. Pasamos por muchos tipos de sensores porque ninguno nos ayudaba, hasta que llegamos a este tipo de sensores —sensores musculares flexibles—, que nos ayudaron por completo.
Nosotros hicimos la programación, adaptamos la silla a la computadora, hicimos módulos de relevadores bidireccionales y relevadores de cinco volts. Los sensores los conseguimos de un proveedor y la tarjeta es una Arduino.
AIC: Después de las adecuaciones o mejoras necesarias, ¿pensarías en lanzar el producto al mercado o transferir la tecnología a una empresa?
DEAC: Estamos pensando tramitar una patente para que se pueda vender el sistema y se adapte a cualquier silla, o la silla con el sistema completo; la idea es beneficiar a las personas con discapacidad.
El asesor
Los tres estudiantes fueron asesorados por el maestro en ciencias Alfredo López Morales, quien imparte la materia de física en la institución y es responsable del mismo laboratorio. El catedrático compartió los retos que representó participar en la justa internacional y la preparación que deben tener los alumnos.
AIC: ¿Cuál es la importancia de enseñar ciencia a los jóvenes?
Alfredo López Morales (ALM): Más que importancia es un reto, ya que vivimos en un mundo moderno donde el Xbox y el Facebook nos restan mucho tiempo, pero una vez que los alumnos se dan cuenta de la importancia de las cosas, le agarran amor a su proyecto porque forma parte de su vida y todo se vuelve un poco más fácil.
AIC: ¿Qué tipo de habilidades debieron aprender para elaborar los proyectos y participar en los concursos?
ALM: Responsabilidad, tenacidad y disciplina. Además ninguno de ellos sabía de electrónica ni de polímeros o programación, todo fue extraclase. Los alumnos buscan mucho este laboratorio para venir a platicar sus ideas y muchas veces de esas ideas locas salen este tipo de proyectos.
AIC: ¿Cuáles fueron las técnicas que debieron aprender los alumnos?
ALM: En el caso de David, todo lo relacionado con programación y electrónica, que era muy ajeno a lo que quería estudiar inicialmente. Para él fue un reto que lo enamoró tanto, que quiere estudiar ingeniería mecatrónica después de terminar la carrera que está estudiando.
Sobre los alumnos que desarrollaron el impermeabilizante, debieron estudiar sobre polímeros, resistencia de materiales, pruebas de repetibilidad y bacteriología. Con tales exigencias uno también debe estudiar al respecto para poder dar seguimiento a los proyectos y que sean exitosos.
AIC: Respecto a las participaciones exitosas de estos alumnos, ¿cómo podrían impactar a otros alumnos?
ALM: Atrás de ellos ya vienen alumnos muy motivados que igualmente van a participar en otras ediciones de Código Ciencia. Me gusta involucrar a todos los alumnos en los proyectos con el fin de motivarlos a participar. Desde 2007 hemos estado participando y ganando en ferias de ciencias, y desde 2013 lo hacemos en Código Ciencia, que es una plataforma con mayor proyección a nivel mundial.