AUTOR: Montserrat Muñoz
FUENTE: AGENCIA INFORMATIVA CONACYT
Guadalajara, Jalisco. Agencia Informativa Conacyt).- Con un proyecto para crear una caja de velocidades electromagnética para convertir cualquier auto en híbrido, José Alfredo Pineda Ortega se hizo acreedor al Premio Nacional a la Innovación Automotriz (PIA), en su edición 2012.
Este premio fue entonces otorgado por la Asociación Mexicana de Concesionarios Honda (Amecah), cuyo jurado resolvió dar el primer galardón al oriundo de la Ciudad de México, de entre más de 45 proyectos de instituciones como el Centro de Investigación y de Estudios Avanzados (Cinvestav) del Instituto Politécnico Nacional (IPN), el Instituto Tecnológico y de Estudios Superiores de Monterrey (ITESM) y la Facultad de Ingeniería de la Universidad Nacional Autónoma de México (UNAM), entre otras.
“Un electroimán tiene hasta 20 o 25 kilogramos por centímetro cuadrado de tracción; si se enfrentan son 40 kilos. Ahí decidí hacer un engrane electromagnético. Cuando estaba haciéndolo, noté que empezaba a dar vueltas por sí solo y me di cuenta que estaba haciendo un nuevo tipo de motor eléctrico. Mi propuesta es utilizar el electromagnetismo para convertir un auto en híbrido”, señaló el desarrollador.
Tomando como capital los 125 mil pesos que obtuvo como premio, el tecnólogo desarrolló el prototipo funcional; actualmente trabaja en el prototipo a nivel industrial para realizar pruebas eléctricas y mecánicas, así como para resolver problemas del primer modelo, como fugas de energía. Sin embargo, el camino no ha sido sencillo.
Pineda Ortega se ha desempeñado en empresas de cómputo, mantenimiento eléctrico, plásticos, arquitectura y también como docente en un Centro de Asistencia y Servicios Tecnológicos del Colegio Nacional de Educación Profesional Técnica (Conalep). Encontró una barrera importante para volver a laborar en el campo de la electrónica, ya que la mayoría de las empresas requería ingenieros con posgrados “y que tenga menos de 30 años, y eso ya lo pasé hace 30 años”.
En entrevista para la Agencia Informativa Conacyt, el tecnólogo en electrónica y computadoras egresado del Centro de Enseñanza Técnica Industrial (CETI) —que en aquel entonces era el Centro Regional de Enseñanza Técnica Industrial (Cereti)— comentó que su proyecto consiste en un juego de engranes electromagnéticos, en donde en vez de dientes normales de engranes se colocan electroimanes.
Quien se describe como un hombre sumamente observador y creativo desde sus años como pupilo de secundaria, compartió que desde joven gusta de trabajar con electricidad, óptica y magnetismo.
Uno de los proyectos independientes en que trabajó fue el que denominó Iluminación multicolor para cromoterapia, que es un foco que ilumina en todos los colores, mismo que comenzó a desarrollar hacia 1996. Asimismo, se involucró en el desarrollo de generadores eólicos para producir energía eléctrica, introduciendo baleros magnéticos para reducir la fricción y aumentar la eficiencia del dispositivo.
Tiempo después, comenzó a experimentar con el magnetismo. “El magnetismo se me hace algo muy sencillo, empecé a hacer pruebas y me funcionó desde el primer día. Pensé que si hacía un engrane electromagnético, aumentaría la eficiencia y la potencia. Decidí hacerlo y me di cuenta que estaba haciendo un nuevo tipo de motor eléctrico”, señaló.
En aquel momento el tecnólogo pensó en proyectos como el tren de levitación magnética, por lo cual le pareció relativamente sencillo hacer un automóvil híbrido, utilizando esta tecnología. Concertó citas con varias empresas pero no logró despertar interés. Fue entonces cuando suscribió el proyecto al PIA, concurso que terminó ganando en mayo de 2012.
Del papel al laboratorio de pruebas
Poner en práctica el proyecto que aún estaba solo en papel, fue un reto importante. Pineda Ortega experimentó con varios materiales para hacer los electroimanes. En total, la inversión para este primer prototipo fue de cerca de 50 mil pesos y derivó en una solicitud de patente ante el Instituto Mexicano de la Propiedad Industrial (IMPI).
La fuerza del engrane electromagnético es de 10 a 20 kilogramos por centímetro cuadrado, utilizando electroimanes con núcleo de ferrosilicio, mientras que el consumo eléctrico es desde un watt por cada dos kilogramos. El inventor mexicano resalta que el consumo energético de la transmisión electromagnética es de menos de 500 watts para un torque de 400 libras-pie.
Algunas de las ventajas son que no hay contacto directo entre engranes, por lo que prescinde del uso del aceite, además de que no produce ruido y puede ser controlado por un sistema electrónico para encenderse y cambiar de velocidad.
“El motor eléctrico es mucho más eficiente que el motor de gasolina, este tiene una eficiencia de hasta 40 por ciento. Esto significa que del total que le metes de combustible, te va a entregar en movimiento solo este porcentaje, se pierde mucho por el calor, fricción, etcétera. El motor eléctrico anda entre 70 y 80 por ciento de eficiencia, el problema son las baterías”, comentó.
La propuesta de Pineda Ortega implica implementar este motor en un coche de gasolina para convertirlo en híbrido y utilizar el motor electromagnético de 10 caballos de fuerza “en embotellamientos, a la hora de estacionarte, para circular a bajas velocidades y haciendo maniobras. No necesitas más”.
Para ello, el sistema necesitaría de dos baterías normales de coche, que representan cerca de tres caballos de capacidad eléctrica. “Si haces el motor de cinco o 10 caballos, tienes la capacidad para moverte en versión eléctrica unos 20 minutos, en lo que pasa el embotellamiento. Claro que cuando estás detenido, no consumes nada de energía por ser motor eléctrico”.
“Desde niño, me pongo a observar los fenómenos físicos que hay: la lluvia, la luz, el electromagnetismo. A partir de ahí, me pongo a jugar, a ver qué cosas se pueden hacer, a veces logro cosas muy interesantes”, señaló.
El tecnólogo, quien admira al inventor serbio Nikola Tesla, acotó que se debe tener mucha constancia, imaginación y creatividad para construir ideas que puedan concretarse en proyectos útiles. “Hay muchas cosas que hacer, no está todo hecho”, finalizó.