Por Janneth Aldecoa
Culiacán, Sinaloa. (Agencia Informativa Conacyt).- Hacia el sexto grado de primaria, Edgar Ledezma Zavala comenzaría a trazar su futuro. Era bueno en la escuela. Sacar altas calificaciones era sencillo. De pronto, el resultado de un examen cambiaría su visión del mundo y decidiría aprovechar las oportunidades.
Edgar Ledezma Zavala tiene 24 años. Es egresado de maestría en sistemas de manufactura en el Tec de Monterrey. Ha realizado dos estancias en el Instituto Tecnológico de Massachusetts (MIT, por sus siglas en inglés), y liderado dos Programas de Estímulos a la Innovación (PEI) del Consejo Nacional de Ciencia y Tecnología (Conacyt), que permitieron el ahorro en gasto de capacitación de empleados en al menos dos empresas mexicanas. Estas oportunidades no llegarían solas. Él decidió buscarlas.
Hace poco más de 15 años, Edgar crecía en Nuevo Laredo, Tamaulipas. Recuerda su infancia como tranquila, dedicada al estudio, y como a cualquier niño, le atraían los videojuegos.
Fue al cursar el sexto grado cuando compitió para asistir a la Olimpiada del Conocimiento Infantil (OCI), evento que reúne a los niños más destacados del último año de primaria. Resultó seleccionado para acudir a la Ciudad de México y conocer al entonces presidente de la república, Vicente Fox.
Aunque nunca faltó comida en su mesa, ropa y útiles escolares, señala que la situación económica en su hogar no era muy favorable. Por lo que decidió aprovechar ese primer triunfo en su vida para construirse un futuro mejor.
“En casa no nos falta nada, pero estuve siempre en una escuela privada debido a ese premio. Ese premio me dio los argumentos para solicitar becas en las mejores escuelas de Nuevo Laredo”, comentó.
Su visión hacia una educación de calidad no cesaría al concluir el bachillerato. Decidió arriesgarse aún más y postular para ingresar al Tec de Monterrey, donde obtendría una beca de 90 por ciento. De ese instituto egresaría como ingeniero en mecatrónica y posteriormente como maestro en sistemas de manufactura.
“En el Tec fue cuando desarrollé mi gusto por la tecnología y el desarrollo tecnológico”.
Fue en esa institución donde recibió los talleres de electrónica dirigidos a estudiantes de mecatrónica del programa No Limits, el cual consiste en la introducción a los primeros circuitos, Arduino, entre otros dispositivos.
“En los talleres hicimos algunos robots que pelean con otros y le agarré el gusto. Después hice un carrito Lego que se manejaba con Kinect. Siempre lo muestro en las conferencias y expos que imparto en preparatorias. Consiste en un carrito que manejas con el cuerpo. Llama bastante la atención”.
Al egresar de la carrera de ingeniería mecatrónica en el Tec de Monterrey, cursó la maestría en sistemas de manufactura, en la misma institución. En el segundo grado, acudió a una estancia en el MIT.
“En MIT encontré un ambiente muy interesante. Te puedes acercar a cualquier persona y te apoyará, ahí nadie se considera un súper genio como los pintan en las películas, aunque sí lo son, saben mucho, pero son bastante sencillos y te ayudan en lo que pueden, es lo que más me gustó”.
Incursión con las empresas
Durante sus estudios de ingeniería, Edgar Ledezma administró dos proyectos del Programa de Estímulos a la Innovación, de categoría Proinnova. Lo hizo en conjunto con la empresa 3G Herramientas, de Monterrey.
Administró uno de los proyectos, el más grande. Consistía en tres desarrollos: el primero era la aplicación de realidad aumentada para mantenimiento de maquinarias de manufactura avanzada. Se trataba de máquinas CNC de cinco ejes, es decir, máquinas de control numérico para la fabricación de brocas.
“Otro desarrollo fue una aplicación de telepresencia, debido a que tal vez haya solo cinco expertos en mantenimiento de esas maquinarias en toda América Latina, así que la idea de estas aplicaciones es como si fuera una especie de Skype, en donde el técnico te podía marcar específicamente la zona que revisaras y ya veías qué es lo que tenías que hacer”.
La tercera parte consistió en el desarrollo de una aplicación interactiva, que funciona como un juego de Kinect, pero para el entrenamiento de los operadores.
“La primera aplicación de realidad aumentada era una especie de tutorial que te guiaba paso por paso y podías ver una animación de lo que tenías que hacer”.
El proyecto permitió a la empresa la reducción del tiempo de mantenimiento y un ahorro aproximado de 30 por ciento en costos.
“También representó un ahorro de tiempo en el entrenamiento de nuevos operadores con la aplicación de Kinect, porque los operadores podían aprender cómo sería el proceso antes de ir a hacerlo a la máquina”.
Añadió que generalmente las capacitaciones en campo toman varias semanas y no siempre es posible realizarlas, debido a que se requiere que la máquina se encuentre fuera de funcionamiento o descompuesta.
“No tiene caso desarmar una máquina para capacitar al personal, esto implicaría además el retraso de procesos. Así que eran cuatro procesos diferentes. En una semana lograban familiarizarse con el proceso, y al momento de hacerlo en práctica disminuían el tiempo de saber qué hacer porque ya lo habían practicado previamente”.
En 2015, realizó su primera estancia en MIT, debido a la firma de convenio del Tec de Monterrey con esta institución extranjera. Integró la primera generación que acudió a un curso a Boston. Se trataba de un curso de verano de micro y nanofabricación, el primer experimento que el Tec de Monterrey lanzó para enviar a alumnos al MIT.
“Posteriormente, en la maestría, con la experiencia previa de haber estado en el MIT, me fui de intercambio. Fueron nueve meses y me fui a trabajar al Laboratorio de manufactura y productividad, con el profesor Brian Anthony. Trabajamos en un proyecto en el que utilizamos las señales acústicas del cuerpo”.
De esta manera, utilizó los sonidos del corazón y de la respiración para predecir si el conductor de un vehículo estaba distraído o estaba por quedarse dormido.
“Ese fue el proyecto que me tocó hacer allá, fue solo el desarrollo de algoritmos de predicción, ahí me quedé, falta la aplicación. Esto fue en 2017”.
En el MIT, Edgar Ledezma conoció a otro exbecario Conacyt, Humberto Ramírez Leyva, de origen sinaloense. Ambos decidieron regresar a su país y realizar proyectos de innovación tecnológica, involucrando a estudiantes de alguna institución pública. Se acercaron a la Universidad Tecnológica de Culiacán (UTC), donde pondrán en marcha el Innovation Lab.
“Nos están dando fondos para poder desarrollarlo, pero la implementación es en Culiacán. Aprovechando que estamos acá, pensamos en qué podríamos hacer. Nos acercamos a la universidad para hacer el desarrollo de diferentes proyectos e involucrar a los alumnos”.
El joven planea regresar a Boston en un futuro no muy lejano y realizar un doctorado. En su mensaje a otros jóvenes del país, insiste en que no hay límites para perseguir las metas.
“Creo que es importante que los jóvenes no se desanimen porque la situación económica en casa no sea muy favorable. Me siento afortunado de haber ganado aquel concurso en primaria, porque eso me dio argumentos para solicitar becas. Es muy importante buscar siempre la manera. Si creen que el dinero es una limitante, deben saber que no lo es. Siempre hay gente que busca apoyar, por eso hay que acercarse a quienes quieren hacerlo”, expresa Edgar Ledezma.