Santiago de Querétaro, Querétaro. (Agencia Informativa Conacyt).- Los avances tecnológicos en materia espacial y de telecomunicaciones, así como las iniciativas de varios países que contemplan la posibilidad de explorar otros planetas en las próximas décadas, han generado la necesidad de establecer una regulación jurídica para las actividades de los seres humanos que viajen al espacio.
Esa y otras reflexiones fueron expuestas en la conferencia El derecho espacial, impartida por el abogado en derechos humanos y tecnología, Luis Antonio Sánchez Sánchez, en el marco de la Semana Mundial del Espacio, organizada por la Universidad Autónoma de Querétaro (UAQ).
En entrevista con la Agencia Informativa Conacyt, Luis Antonio Sánchez explicó que en su trayectoria profesional se ha enfocado en el estudio del marco jurídico que involucra la exploración, uso y explotación del espacio. El experto planteó la necesidad de que México se involucre en el análisis del derecho relacionado con la ciencia, tecnología e innovación orientadas a cuestiones espaciales, dado el avance tecnológico y las responsabilidades legales que implican su uso.
Agencia Informativa Conacyt (AIC): ¿Cómo surge el interés de abordar el derecho desde la perspectiva del espacio?
Luis Antonio Sánchez Sánchez (LASS): Mi especialidad en derechos humanos me llevó a incursionar en otra área importante, que es la relación entre el derecho con la tecnología y la innovación; existen temáticas como son el derecho al olvido cibernético, a la intimidad, la protección de datos genéricos y ciberespaciales que apenas se han ido abordando en México, lo que se contrapone con el gran desarrollo tecnológico en la actualidad. Otra de esas líneas de estudio tiene que ver con el uso de la tecnología en el espacio.
Fui invitado a participar en el Plan Ares, una iniciativa para coadyuvar en los trabajos de investigación enfocados a la exploración tripulada a Marte, integrada por la Universidad Popular Autónoma de Veracruz, el Centro de Investigación Atmosférica y Ecológica, The International Mars Society, capítulos España y México y Aviastar Inc., quienes están contactados con la Administración Nacional de Aeronáutica y del Espacio (NASA, por sus siglas en inglés) y la Agencia Espacial Europea.
La encomienda fue desarrollar estudios relacionados con la transportación espacial de los derechos humanos, que implica reconocer que los participantes y coadyuvantes que realizan expediciones espaciales, desde astronautas hasta viajeros particulares, están protegidos en el ámbito de sus competencias y su persona con el amparo de los diferentes derechos humanos reconocidos en la Tierra, tanto en misiones espaciales públicas como privadas, incluida la exploración a Marte.
AIC: ¿Qué tan novedosa resulta esta temática de la transportación espacial de los derechos humanos?
LASS: El derecho en cuestiones espaciales es algo que resulta novedoso para mucha gente, incluidos abogados que se enfocan más en el ámbito privado, penal o constitucional. Sin embargo, ya hay un gran historial en la materia, que lo podemos encontrar en documentos como el Tratado de las Naciones Unidas sobre el Espacio Exterior de 1967, en el que se señala que los astronautas son representantes no solo de sus países, sino de toda la humanidad.
Cuando hablamos de transportación espacial de los derechos humanos mucha gente se imagina cosas de ciencia ficción, pero ya son una realidad. Por ejemplo, como parte de la promulgación de las leyes espaciales por parte de la ONU, hay un tratado de 1972 que señala que el Estado debe ser responsable sobre la prescripción de aislamiento y asepsia para evitar importar a la Tierra seres o sustancias provenientes de otros cuerpos celestes o espaciales.
Un espacio con leyes El derecho espacial se define como el conjunto de principios y reglas que ordenan las condiciones en que debe desenvolverse la exploración, uso y explotación del espacio y de los cuerpos celestes, los vehículos que por ellos circulan, el personal responsable de su tripulación y las relaciones jurídicas que se deriven de tales actividades. |
AIC: ¿Qué implicaciones tiene este señalamiento?
LASS: Esto quiere decir que la ONU reconoció, de alguna manera, la posibilidad de que no estamos solos en el universo, lo que genera nuevas líneas de investigación jurídica respecto a cómo se va a regular el que nos encontremos con un ser o una cultura de otros lugares en lo que se refiere a las relaciones jurídicas.
Con estos planes de expediciones a Marte, que no solamente se darán con propósitos de investigación, sino más bien de estancia espacial, ¿cómo se van a dar las regulaciones entre las personas que vayan allá y que son de distintas nacionalidades?, ¿se aplicará el derecho internacional o el de algún estado en particular? Se trata de una materia muy interesante que nos lleva a nuevos retos y horizontes.
AIC: En ese sentido, ¿cómo nos encontramos en México en materia del derecho enfocado en la tecnología y el espacio?
LASS: En lo que se refiere al marco regulatorio, hemos dejado de lado algo muy importante, que es el derecho enfocado a la tecnología, que por su crecimiento nos ha rebasado en lo que se refiere a la legislación. Un ejemplo muy claro es el de los drones, que han proliferado bastante, al grado de que hemos abusado de ellos.
En este caso, tenemos una regulación espacial para este tipo de artefactos a través de la circular emitida por la Secretaría de Comunicaciones y Transportes (SCT) que requiere ser mucho más precisa en términos de legislación, y esto se debe en gran medida a que los profesionales del derecho no se han abocado a la tarea de incursionar y especializarse en esta materia.
Hoy en día nos queda claro que podemos hacer todo con la tecnología, lo que antes se trabajaba como un complejo proyecto mercantil, hoy se puede hacer desde una computadora gracias al Internet. Tenemos que asumir esos retos en materia jurídica para aminorar los riesgos. Por ello, uno de los objetivos de estas ponencias es generar la iniciativa para que los jóvenes que estudian leyes se comprometan más con la ciencia, tecnología e innovación.
AUTOR: Israel Pérez Valencia
FUENTE: AGENCIA INFORMATIVA CONACYT