Por Érika Rodríguez
Zacatecas, Zacatecas. (Agencia Informativa Conacyt).- El Cuerpo Académico 175 de Farmacología en Medicina Molecular de la Unidad Académica de Medicina de la Universidad Autónoma de Zacatecas (UAM-UAZ), hizo una selección de plantas medicinales mexicanas, con la finalidad de evaluar su efecto antioxidante para la elaboración de fármacos.
En entrevista con la Agencia Informativa Conacyt, el doctor José Luis Martínez Rodríguez explicó que el estrés oxidativo (EOx) es una condición celular en donde debido a un desequilibrio entre agentes —oxidantes y antioxidantes—, la membrana de la célula pierde sus funciones y la conduce a muerte celular. Para prevenir este tipo de muerte celular, la implementación de antioxidantes es una aliada importante.
Por esta razón, el grupo de investigadores seleccionó varias plantas medicinales para extraer sus antioxidantes —por ser provenientes de plantas, también son llamados fitoantioxidantes— y corroborar sus efectos por medio de experimentación celular, in vitro. Estas plantas son el espino blanco (Crataegus oxyacantha), el romero (Rosmarinus officinalis), la flor de chocolate (Cosmos atrosanguineus), la guanábana (Annona muricata), el alpiste (Phalaris canariensis) y la sangre de drago (Croton urucurana).
Este proyecto es liderado por la doctora Rosalinda Gutiérrez Hernández y lo conforman Claudia Araceli Reyes Estrada y José Luis Martínez Rodríguez.
“Nosotros utilizamos una técnica llamada estabilidad de membrana plasmática eritrocital, que consiste en recolectar los glóbulos rojos de sangre de ratas, de manera in vitro, después de causarles algún agente tóxico o nocivo a estas células, les administramos los tratamientos —fitoantioxidantes— para analizar el efecto que logran en las células y ver qué tanto previene el daño que pueda causar el agente dañino”, explicó.
El doctor en farmacología expuso que entre las ventajas de usar la técnica de estabilidad de membranas se encuentra utilizar de manera sencilla muestras de células, en donde pueden intervenir agentes tóxicos sin dañar un animal o paciente, otra es la bioseguridad de los tratamientos.
“Esta es solo una prueba, un indicador que complementa todos los estudios que nosotros hacemos, porque todos los fármacos que tomamos, por la vía que sea, pasan a la sangre y es ahí en donde las primeras células que están en contacto con estos agentes son los glóbulos rojos —o eritrocitos—. Con esto nos damos cuenta qué tanta toxicidad puede causar un agente. Lo que buscamos es detectar los componentes que generen menor toxicidad en las células para continuar experimentando”, expresó.