El 17 de febrero de 1942, en una colina ubicada en Tonantzintla, un nutrido grupo de personas –entre ellas el gobernador poblano Gonzalo Bautista y decenas de científicos de renombre internacional– se reunía en un magno festejo. El presidente Manuel Ávila Camacho era el invitado de honor. Una banda de música animaba a los presentes, muchos de los cuales portaban bellas banderas de México, Estados Unidos y otros países. Al fondo los volcanes lucían imponentes bajo un manto blanco. Se destacaba un edificio horizontal con una frase en letras griegas. Prometeo, se leía, robó a los dioses el fuego y lo entregó a los humanos, liberándolos de la ceguera y la ignorancia.
De esta forma se inauguraba el Observatorio Astrofísico Nacional de Tonantzintla (OANTON) y se iniciaba una de las más extraordinarias aventuras de la ciencia moderna en México. Precisamente esta semana se cumplen 70 años de la creación del OANTON, antecedente histórico del Instituto Nacional de Astrofísica, Óptica y Electrónica (INAOE), motivo por el cual este centro de investigación organiza una mesa redonda y una velada astronómica que se realizarán el viernes 17 de febrero a las 18 horas en sus instalaciones.
En entrevista, el Dr. Alberto Carramiñana Alonso, Director General de INAOE, explica que el antecedente del OANTON es el Observatorio de Tacubaya, que era un observatorio de “servicio” que llevaba la hora y realizaba observación de los astros como referencia geográfica: “Al empezar el Observatorio de Tonantzintla, y en particular al empezar Guillermo Haro a trabajar con la Cámara Schmidt, se comenzó a hacer astrofísica en México. Además, el OANTON fue el primer esfuerzo de descentralización de la ciencia en el país”.
La creación del OANTON corresponde a la época del proceso de consolidación nacional durante las presidencias de Lázaro Cárdenas y Manuel Ávila Camacho. El Observatorio, fundado por Luis Enrique Erro –quien además fue el primer director–, fue equipado con el instrumento astronómico más grande y potente de su época, una Cámara Schmidt, con la cual se realizaron importantes descubrimientos de objetos celestes, entre los cuales destacan las estrellas ráfaga, las galaxias azules, el cometa Haro-Chavira y los objetos Haro-Herbig o HH.
Al respecto, el Dr. Carramiñana apunta: “La Cámara Schmidt, uno de los primeros instrumentos de investigación de frontera, fue muy bien aprovechada por Guillermo Haro. Tonantzintla se centró en la investigación básica y en el estudio de los astros y de los datos que arrojaba la Cámara.”
En 1948 Guillermo Haro sustituyó a Erro como director del OANTON. Durante las décadas de los cincuenta y sesenta se publicó el Boletín de los Observatorios de Tonantzintla y Tacubaya, se instaló un telescopio de un metro de diámetro tipo Cassegrain y se comenzó con el desarrollo de la óptica y de la electrónica. En los sesenta la contaminación lumínica producida por las luces de Puebla imposibilitaba el desarrollo de programas observacionales en Tonantzintla, por lo que Guillermo Haro se abocó a la transformación del OANTON en un centro de investigación.
Este cambio, añade al respecto el Dr. Carramiñana, se dio también como respuesta “al cuestionamiento de Haro sobre la validez de hacer ciencia tan pura en un país con las carencias de México, cuestionamiento que se hace incluso hoy en día. La respuesta de Haro fue que la investigación científica tuviera derrama social, de ahí la idea de crear áreas de Óptica y Electrónica con vida propia, no sólo como apoyo a la astrofísica, sino también para canalizar el conocimiento a la sociedad”.
Así surgió el Instituto Nacional de Astrofísica, Óptica y Electrónica (INAOE), creado por decreto presidencial el 11 de noviembre de 1971 con los objetivos de preparar investigadores, profesores especializados, expertos y técnicos en astrofísica, óptica y electrónica; procurar la solución de problemas científicos y tecnológicos relacionados con las citadas disciplinas, y orientar sus actividades de investigación y docencia hacia la superación de los problemas del país.
El Dr. Alejandro Cornejo Rodríguez, investigador emérito del INAOE, vivió de cerca la transición del OANTON al INAOE. Junto con un grupo de colegas que provenían del área de Instrumentación en Óptica de la UNAM, Cornejo fue uno de los primeros investigadores del INAOE. Cuestionado sobre las razones que lo motivaron a dejar la UNAM para venir a Puebla, responde: “Me interesaba desarrollar ciencia en lo que antes se llamaba la provincia. El proyecto del Dr. Haro era bueno, porque el campo de la óptica iba a estar independiente de la astrofísica, tanto así que se iba a abrir la maestría en Óptica. Como óptico me alentaban dos cosas: el poder empujar el campo de la óptica y el poder establecer y desarrollar centros fuera de la ciudad de México. La figura de Haro era impresionante, era un intelectual con una visión panorámica de la cultura y de la ciencia que pocos han tenido, con mucha profundidad de cómo hacer las cosas”.
Relata además que la transformación del OANTON en INAOE se dio no sólo con la contratación de un nutrido grupo de ópticos procedentes de la UNAM, sino también con la publicación del Boletín de Tonantzintla: “Antes existía el Boletín de los Observatorios de Tonantzintla y Tacubaya. Cuando se forma el INAOE Haro empieza a editar el Boletín de Tonantzintla. Creo que esto demuestra la transición, un traslado del grupo de óptica de la UNAM hacia Tonantzintla y esta nueva publicación”. Acota, además, que la creación del INAOE coincidió con la creación del CONACYT, que fue fundamental para la nueva empresa de Haro. A lo anterior hay que añadir la construcción del Observatorio Astrofísico “Guillermo Haro” en Cananea, Sonora, dotado con un telescopio cuyo espejo de más de dos metros de diámetro fue tallado y pulido en el Taller de Óptica del INAOE.
Con los años el INAOE se ha transformado en un centro de investigación de clase mundial: no sólo ha realizado proyectos científicos de la envergadura del Gran Telescopio Milimétrico, sino que también es líder de otros como HAWC y DYNAMO. Actualmente, participa junto con la Universidad Complutense de Madrid, el Instituto Astrofísico de Andalucía y la Universidad Politécnica de Madrid en el desarrollo del instrumento de nueva generación MEGARA para el Gran Telescopio Canarias, y posee el Laboratorio de Innovación en MEMS, infraestructura de punta para la investigación en electrónica. A lo largo de su historia ha graduado a mil 36 maestros en ciencias y 361 doctores en ciencias.
Para concluir, el Dr. Carramiñana dice: “Creo que Haro se adelantó a su época. En los setenta también se crean otros institutos que fueron concebidos como grandes laboratorios nacionales, uno de ellos es el ININ. En esa época hubo algunos intentos de vincularse con la sociedad y, 30 años después, vemos que sigue siendo difícil esta vinculación, de manera especial con la industria. Es más fácil vincularse con sectores del gobierno. Poco a poco estamos llegando a ser “productivos” y buscamos que los laboratorios del INAOE, como el Laboratorio de Innovación en MEMS, sean capaces de fabricar prototipos que no se puedan producir fuera. INAOE está haciendo convenios con empresas y sectores del gobierno y el siguiente paso es tener proyectos más grandes. 70 años es toda una vida. La generación que abrió Tonantzintla ya no está con nosotros, pero nos deja un valioso legado: las instituciones persisten a imagen de quienes las crearon”.
Instituto Nacional de Astrofísica, Óptica y Electrónica INAOEP
Para mayor información consultar www.inaoep.mx