Autor: David Sandoval Rodríguez
Fuente: Asociación Nacional de Universidades e Instituciones de Educación Superior, ANUIES, www.anuies.mx
• A través del Laboratorio de Investigación en Mecatrónica Aplicada
• La experiencia de realizar la propuesta para el IMPI fue enriquecedora para el estudiante Armando Aburto y el profesor Ervin Jesús Álvarez
Ervin Jesús Álvarez Sánchez, académico de la Facultad de Ingeniería Mecánica y Eléctrica (FIME) y responsable del Laboratorio de Investigación en Mecatrónica Aplicada, y el alumno Armando Aburto Meneses, presentaron ante el Instituto Mexicano de la Propiedad Industrial (IMPI) un diseño de patente que permitirá mejorar el manejo de residuos domésticos.
Con el nombre “Sistema mecánico para desgarre de envolturas de material flexible” se busca mejorar la separación de residuos domésticos, en particular los sólidos urbanos que usualmente se desechan en bolsas.
“Las personas que se encargan de separar los residuos se exponen a cortaduras y punciones provocadas por envases rotos, superficies filosas e inclusive inyecciones desechables”, comentó el profesor.
El diseño mecánico permite que, por gravedad, las bolsas de plástico deslicen sobre una superficie, a lo que se suman cuchillas giratorias en forma de disco que rasgan las bolsas para que al final del proceso estén completamente desgarradas y los residuos liberados de las bolsas.
El sistema incluye un contenedor de líquidos porque es común que dentro de las bolsas se desechen los residuos de comida y otros productos semejantes que escurren; el diseño es tal que el escurrimiento se va captando por gravedad y continúa su proceso de separación.
Los discos giratorios que deshacen las envolturas tienen ángulo y velocidad variables para adaptarse a las dimensiones de las bolsas, “la idea es que un operador desde su estación de trabajo no tenga que bajar a modificar la inclinación sino que se pueda hacer de manera automatizada”, explicó.
Se contempla también que pueda servir para bolsas de cartón como son los costales de cemento y los de yute, utilizados como envolturas de residuos.
El desarrollo del dispositivo llevó un año de trabajo y posteriormente profesor y alumno se dedicaron a hacer lo propio con la patente, para lo cual contaron con el apoyo de la Dirección General de Vinculación (DGV) de la UV, que los invitó a asistir a un curso sobre el tema en el clúster científico y tecnológico “BioMimic”, localizado en el Instituto de Ecología (Inecol).
“Armando Aburto, quien realizaba entonces su servicio social, me acompañó al curso de desarrollo de patentes y nos dedicamos al diseño y la redacción; llevábamos la idea concreta y algunos de los diagramas, por lo que se pudo concluir la propuesta y todos los diagramas en el formato físico y digital”, abundó el académico.
Tal capacitación hizo posible desarrollar las ideas que llevaban, además personal del IMPI les comentó que no habría pasado la primera revisión si lo hubieran enviado como era su propósito inicial.
Era la segunda ocasión que Álvarez Sánchez tomaba un curso sobre patentes; la primera vez fue imposible concluir el proyecto de manera adecuada debido a la carga de trabajo en la Facultad. “En este curso me acompañó Armando y mientras escribíamos también íbamos mejorando la parte del diseño, nos dedicamos realmente a concluirlo”.
El curso fue de enorme utilidad “porque nos enseñó la forma en que no debemos registrar la patente, eso fue lo principal; nos decían cómo hacerlo pero cometíamos errores, nos fueron guiando, llevábamos cuatro páginas y terminamos con cerca de 20 entre diagramas que no habíamos contemplado, vistas, nombres de las piezas que no considerábamos y otras que sí pensamos eran parte de la patente pero que no pertenecían”.
El tipo de trabajo dentro del curso es similar a la elaboración de artículos, reportes y proyectos, pero resaltó que lo más importante fue conocer el “qué no hacer” para iniciar el registro de patente y el apoyo del estudiante fue imprescindible para terminarlo de manera adecuada.
Armando Aburto comenzó el semestre pasado a trabajar en el laboratorio como prestador de servicio social y explicó que “el profesor tenía muchos proyectos, dentro de ellos estaba desarrollar esta patente y se dio la oportunidad de asistir al curso, lo cual agradezco mucho porque fue una gran experiencia, aprendí qué es lo que no debes hacer y cómo identificar los puntos fuertes de tu patente”.
Lo más difícil para el estudiante fue la redacción y con la ayuda del curso se le facilitó este proceso, así como conocer qué incluye la patente.
En su opinión, lo más importante es haber adquirido la experiencia de redactar un documento de este tipo y saber que es posible crear algo a partir de una idea.
Por su parte, Ervin Álvarez recalcó que estas experiencias tienen un impacto en la formación de los jóvenes que radica en aplicar el conocimiento adquirido en las experiencias educativas, “siguen utilizándolo fuera del aula, pero además tienen ideas valiosas y diferentes que innovan en los proyectos, esa parte imaginativa que uno a veces no ve por estar enfrascado en los proyectos, esas chispas realmente están nutriendo mucho al laboratorio y a su formación porque constatan que todo el tiempo invertido en sus estudios no es en balde”.
El académico agradeció el apoyo de Arely González Hernández de la DGV, por el acompañamiento y asesoría que les brindó para la inscripción del sistema ante el IMPI.