FUENTE: Asociación Nacional de Universidades e Instituciones de Educación Superior, ANUIES, www.anuies.mx
* El mueble denominado Mascota y Amozoc, un juego de anillo y aretes, son las piezas premiadas
* Egresada de la misma Licenciatura obtuvo tercer lugar de Concurso Libre de Joyería
Por el mueble Mascota y un anillo y un juego de aretes –denominado Amozoc– alumnos del séptimo trimestre y egresada de la Licenciatura en Diseño Industrial de la Unidad Azcapotzalco de la Universidad Autónoma Metropolitana (UAM) obtuvieron el primer lugar del AHEC Design Awards y el tercero del 1er. Concurso Libre de Joyería, en ese orden.
Los estudiantes Sharon Mendoza López, Alma Vanessa Cano Pereyra y Guillermo Molina Alcántara conquistaron el puesto principal con un prototipo de trinchador para interiores inspirado en la figura de un perro que consiste en una abstracción del perfil de un canino juguetón y agradable para todo tipo de personas debido al valor emocional que expresa.
El tamaño, la forma y los acabados combinan con cualquier ornamentación y las dimensiones –120x60x100– permiten guardar en el interior objetos de uso doméstico.
Después de efectuar varios bocetos acordes con el tema de la fantasía “determinamos que la silueta de un can era la mejor opción” y “buscamos que fuera atractivo para el usuario, ya que consta de dos puertas frontales con una repisa cada una y en el lado derecho tiene una cortina de madera que sube con una agarradera –la colita del animal– y dos soportes con tres cavidades”, expuso Mendoza López.
El propósito fue que el consumidor se identificara con un símbolo: el perro, ya que finalmente es un buen amigo de los seres humanos, mientras que “el material empleado y la representación propuestos fueron notables para la resolución del jurado”.
El equipo pretende registrar el mueble como un diseño industrial para impedir que sea replicado, aunque por ahora “no contamos con los recursos para producirlo de manera masiva, pero confiamos en hacerlo en algún momento, ya que cada uno de nosotros hemos trabajado muy bien y esperamos seguir haciéndolo con algún otro proyecto”, apuntó el universitario Molina Alcántara.
El Concurso de mobiliario en madera AHEC es convocado cada año por la American Hardwood Design Awards –comercializadora de maderas duras– y en esta ocasión participaron cerca de 400 proyectos de representantes de varias universidades –entre ellas la Iberoamericana y la Nacional Autónoma de México– con creaciones de decoración, arquitectura o diseño industrial.
Está dividido en cuatro categorías de muebles: caricatura, apilable, banca y habitación de hotel, por lo que “nosotros decidimos intervenir en la primera y quedamos entre los 12 finalistas y como triunfadores con un diseño innovador”, que consistió en una obra con aspecto humorístico, informó la alumna Cano Pereyra.
La empresa aportó el material a través de patrocinadores –Grupo Chapoy y Fundación la Misión– y premió a los alumnos ganadores del primer lugar con una colección de libros, un diploma y un iPad mini.
La egresada Karen Oddet Solís Barragán obtuvo por su parte el tercer peldaño por la creación de una sortija y un par de pendientes en talavera poblana con aplicaciones de lajas en barro negro a los que nombró Amozoc y que forman parte del catálogo de Tumbiko Joyería, firma mexicana de piezas artesanales.
La propuesta –inspirada en la riqueza de las tradiciones y en las mujeres orgullosas de sus raíces que portan con elegancia el delicado quehacer de los artistas autóctonos– muestra el vínculo trascendental entre artesanos y diseñadores, con la idea de potenciar el aporte de los primeros a la labor creativa.
“Por eso, en lugar de utilizar otros productos, como el diamante, decidí ocupar la talavera como un elemento distintivo nacional que además tiene denominación de origen”, explicó la licenciada en Diseño Industrial por la UAM.
México posee un gran patrimonio cultural, por ejemplo, la orfebrería, al ser uno de los principales generadores de plata en el mundo, sin embargo “no se hace mucho diseño de joyería y muy pocas escuelas integran esta disciplina como especialización”.
Al trabajar con artesanos “me di cuenta de que ellos realizan bisutería con engarces muy sencillos que los hace comercializables sólo en una zona”, pero ahora “crearemos piezas de fácil confección con ellos, pues “lo que buscaba era llegar a un comprador de bienes de exportación”.
Solís Barragán enfatizó la importancia de que el diseño beneficie al sector artesanal y de erradicar la costumbre de “regatear por los objetos hechos a mano, por lo que requerimos revalorar esa tarea, conocer las tendencias y detectar aquello que podría funcionar en el mercado”.
Las bases teóricas, metodológicas e incluso filosóficas brindadas por la Casa abierta al tiempo a sus alumnos son fundamentales para perfeccionar obras comercializables y de valor cultural.
El certamen –en el que participaron profesionales y estudiantes de la especialidad de 15 estados y de 23 instituciones públicas y privadas– promueve la creación sin el uso de maquinaria.
La maestra Patricia Stevens Ramírez, coordinadora de Vinculación de la División de Ciencias y Artes para el Diseño, sostuvo que el AHEC Design Awards impulsa a los jóvenes a participar porque es relevante que “se midan” con sus pares de otras instituciones para observar los planteamientos fuera de la universidad.
Solís Barragán y los tres autores del mueble Mascota fueron dignos representantes de la Licenciatura en Diseño Industrial, que fomenta de manera decidida el Diplomado en Joyería que imparte la Unidad Azcapotzalco, al considerar que en oro o en plata México puede ser punta de lanza en el armado de materiales.
Con esta preparación, los participantes son estimulados a desempeñarse en la proyección de mobiliario o maquinaria, así como a expresar su sensibilidad en una joya o un textil, estimó la académica del Departamento de Procesos y Técnicas de Realización de la mencionada sede universitaria.
En la segunda edición del Concurso Libre de Joyería, llevada a cabo este año, la también alumna de la misma Licenciatura de la Unidad Azcapotzalco Lizbeth Farfán Ordóñez mereció el quinto puesto, con su trabajo Rehilete.