Por Montserrat Muñoz
Guadalajara, Jalisco. (Agencia Informativa Conacyt).- A través de la convocatoria de Apoyo al Fortalecimiento y Desarrollo de la Infraestructura Científica y Tecnológica 2016 del Consejo Nacional de Ciencia y Tecnología (Conacyt), la Universidad Autónoma de Guadalajara (UAG) adquirió el sistema MALDI-IMAGEN para hacer estudios de histología molecular real.
El Conacyt aportó tres millones 900 mil pesos para la adquisición de este equipo, a los que se sumaron un millón 300 mil pesos provistos por la casa de estudios. Esta infraestructura de manufactura alemana complementa el espectrómetro de masas por desorción/ionización láser asistida por matriz por tiempo de vuelo (MALDI-TOF) que desde 2015 alberga la UAG.
En entrevista para la Agencia Informativa Conacyt, el doctor Miguel Beltrán García, líder del Laboratorio de Biotecnología de la UAG, señaló que esta tecnología permite adquirir datos de espectrometría de masas directamente de una sección criogenizada de tejido en tiempo real.
El ahorro de tiempo es la principal prestación que ofrece el sistema MALDI, ya que permite identificar en apenas dos minutos moléculas que tardarían al menos tres semanas para secuenciar por métodos tradicionales.
Un proyecto: diseño de simbiosis
El diseño de simbiosis, técnica de la invención del equipo liderado por Beltrán García, consiste en entender y manipular el idioma con el que se comunica la naturaleza.
“Nosotros no alteramos genéticamente, no queremos meter genes de plantas en otra planta o en una bacteria. Pensamos que la naturaleza ha sido sabia y que lo único que hemos hecho es alterarla negativamente; con tanto compuesto químico se ha roto un equilibrio en la ecología microbiana de las plantas y del suelo. Entonces el diseño de simbiosis es entender qué microorganismos tienen las plantas y cuáles perdieron las plantas y regresarlos de una manera inteligente y controlada”, apuntó el doctor.
En ese intento de entender cómo se comportan las plantas con los microorganismos, el sistema MALDI-IMAGEN resultará de utilidad. “Queremos ver cómo las plantas interactúan con los microbios in situ, es decir, en el tejido”, señaló el catedrático.
A decir del investigador, las plantas y bacterias se comunican con señales conocidas solo para ellas, como ocurre en un partido de beisbol. El objetivo es, por tanto, robar estas señales para entenderlas.
“Entendiendo la simbiosis podemos hacer que las plantas sean más efectivas en asimilar nutrientes y agua con ayuda de estos microorganismos”, acotó.
¿Cómo funciona?
Para observar la interacción, se corta una muestra del tejido no mayor a 15 micrómetros y de al menos 500 daltons (unidades de masa atómica) y se deposita en una placa de vidrio, para luego bañarla en una sustancia matriz —que facilita la vaporización e ionización de las proteínas— e introducirla al equipo.
Con la ayuda de un software especializado, la máquina dispara un láser sobre la muestra que permite identificar las moléculas que interactúan en el sitio analizado. “De una forma espacial y temporal puedes identificar moléculas que se están generando por interacción de la planta con la bacteria, ya sean benéficas o patógenas”, comentó el entrevistado.
Esta técnica resulta útil también para analizar la respuesta de tejido tumoral ante la aplicación de una molécula de un potencial antídoto, puesto que al conocer qué proteínas se expresan en esta interacción, se puede determinar si la molécula es efectiva o no como antitumoral.
Se buscan colaboraciones
A pesar de que existen al menos cinco equipos MALDI-TOF en el país, el Laboratorio de Biotecnología de la UAG se convierte en el pionero en añadir la tecnología MALDI-IMAGEN. Con este aditivo, las capacidades del equipo MALDI aumentan para atender las necesidades de investigación de la industria agrotecnológica, farmacéutica y médica-clínica.
Dado que el equipo se compró con recursos públicos, uno de los principales objetivos es que sea aprovechado por diferentes grupos de investigación del país, provenientes de universidades, centros de investigación o iniciativa privada. Una opción es que los interesados acudan a las instalaciones del laboratorio para operar el equipo, o bien que el personal del laboratorio realice el servicio.
“Según el fabricante, la utilización del equipo cuesta aproximadamente 500 dólares. Si se requiere interpretación de los resultados, el precio podría llegar a los dos mil dólares”, comentó el doctor Beltrán García.
Aunque los equipos ya están físicamente en el laboratorio, será en junio de este año cuando empiecen a funcionar completamente.